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10 de junio de 2020

La prostitución no es trabajo, es violencia

Reproducimos comunicado de La Casa de las Mujeres Norma Nassif de Tucumán

Desde La Casa de las Mujeres Norma Nassif hemos tenido siempre una posición clara. La prostitución no es un trabajo. Somos parte de la corriente abolicionista que denuncia el poder patriarcal sobre el cuerpo de las mujeres en la sociedad.

Quienes consideran a la prostitución como trabajo libremente elegido, con pleno consentimiento, lo hacen desde la teoría del contrato: un acuerdo de voluntades entre personas libres y autónomas. Una compra venta “entre iguales” en este sistema social.

Varones y mujeres somos social, política y económicamente desiguales. El capitalismo, que se basa en la explotación de clases y la opresión de género, consolida las desigualdades de género y los pactos patriarcales entre varones que consagran su derecho a disponer de los cuerpos de las mujeres.

La posición social, el lugar dentro de la familia, los mensajes culturales, los mandatos impuestos, etc., limitan seriamente la autodeterminación de las mujeres, llegando a anular o impedir las posibilidades de un “consentimiento prestado en libertad”.

La prostitución no es trabajo porque no es lo mismo vender la fuerza de trabajo que mercantilizar el propio cuerpo. No se puede justificar el uso de otra persona como si fuera una cosa, una mercancía.

Legitimar la prostitución como trabajo es legitimar la opresión de las mujeres y disidencias de las que no tienen otra posibilidad para vivir dignamente. La violencia contra las mujeres, y la prostitución es una forma de violencia, se lleva hoy la vida de miles en el mundo y no se garantizan los derechos básicos.

Las mujeres no se prostituyen, son prostituidas.

Considerar a la prostitución como trabajo favorece la trata y la legalidad de proxenetas al convertir la explotación sexual en un negocio legal.

Repudiamos la inclusión deshonesta de La Casa de las Mujeres Norma Nassif en el comunicado de Ammar.