La rebelión de grandes masas agrarias puso de pie al principal aliado de la clase obrera en la revolución. Detonada por el aumento a las retenciones, fue abriendo el debate sobre los problemas de la cuestión agraria y del federalismo. Logró un gran triunfo político desenmascarando la mentira kirchnerista ante las masas populares, con lo que golpeó duramente al gobierno abriendo una profunda crisis política. Ha dejado grandes enseñanzas, que es necesario estudiar e investigar, porque tienen una gran importancia para el proceso revolucionario. Significó también un triunfo reivindicativo porque, aunque insuficiente, logró abrirle la mano al gobierno obligado a aceptar su derrota en el Senado y suspender la Resolución 125 de retenciones móviles.
El gobierno “cortó ancho” con la resolución 125, golpeando duramente al campesinado. También al sector de obreros rurales de la soja que cobran un salario que es el equivalente en pesos del porcentaje de lo que trillaron. Además afectó a terratenientes que son parte de las clases dominantes.
Al “cortar ancho” el gobierno, y confrontar con el reclamo chacarero, provocó una situación táctica particular, en la que el campesinado medio y rico, y sectores trabajadores y de campesinos pobres, pasaron a golpear junto con sectores terratenientes, para forzar al gobierno a “abrir la mano”, es decir, volver atrás en su medida confiscatoria. Esto se expresó en el acuerdo de las cuatro organizaciones: Federación Agraria Argentina (FAA), Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Confederación Intercooperativa Agraria (Coninagro) y Sociedad Rural (SR). Tácticamente, golpeamos junto con ellos para “abrirle la mano” al gobierno kirchnerista. Lo hicimos desde posiciones independientes de clase, y de defensa de los intereses del campesinado pobre y del campesinado medio, y con una política activa hacia los ricos, propia de un país oprimido por el imperialismo que aun no realizó su revolución democrática, agraria y antiimperialista.
El gobierno trató de usar este hecho para caracterizar al conjunto de quienes luchaban en el campo como “oligarquía” y a su medida como una búsqueda de “distribución del ingreso” y de “defensa de la mesa de los argentinos”. Desató una campaña reaccionaria contra la rebelión agraria, buscando confundir a las masas de la ciudad con una falsa polarización: “gobierno progresista” versus “oligarquía golpista”. El debate recorrió toda la sociedad. Atacar o apoyar a la rebelión agraria fue la gran divisoria de aguas, en todas las organizaciones sociales y políticas. El fracaso del gobierno quedó de manifiesto en los cientos de piquetes, cacerolazos, puebladas y en las gigantescas concentraciones en el Monumento a la Bandera en Rosario y en el Monumento de los Españoles en la Capital Federal.
El propio desarrollo de la lucha y las declaraciones posteriores del gobierno ayudaron a desenmascarar el doble discurso de éste, y el error de quienes se dejaron ganar por él. Demostraron que el kirchnerismo con el aumento de las retenciones buscaba fundamentalmente agrandar sus ingresos, golpeados por la inflación, la crisis energética, el crecimiento de los pagos de la deuda externa, etc. Además, al salir a luz el carácter especulativo del alza de los precios del petróleo y los alimentos, se diluyeron los sueños kirchneristas de que la demanda de soja de China y la India mantuviera la economía nacional a resguardo de la crisis económica mundial. Pegaron el “impuestazo” porque la “caja K” ya no alcanzaba.
También se volvió a demostrar que el kirchnerismo, que se llenaba la boca contra la oligarquía, había pactado con la “rosca” sojera cuando salió a luz la estafa de los grandes exportadores a los productores y al fisco. Estos grupos habían embolsado más de 1.300 millones de dólares, con compras ficticias cuando las retenciones eran del 27% y pagando a los productores con retenciones del 35 y el 49%. Después de más de ocho meses y cuando las denuncias de estos hechos se hicieron públicas y las necesidades de caja del gobierno no podrán cubrirse como pretendían con las retenciones móviles, recién entonces se inicia la investigación de la estafa a través de la AFIP. Esto demuestra que sectores del gobierno permitían estas maniobras fraudulentas a los monopolios imperialistas exportadores de granos, grandes pooles, grandes terratenientes y las aceiteras dueñas de puertos propios, que hoy constituyen el grupo principal de la oligarquía agraria y con los que el kirchnerismo venía haciendo grandes negociados, por miles de millones de dólares.
El hecho de que la lucha agraria se haya mantenido unida y lograra el creciente apoyo y simpatía popular hizo fracasar el plan del gobierno de aislarla y de dividirla, enfrentando a los campesinos pobres y medios con los campesinos ricos y sectores terratenientes también afectados por las medidas y de enfrentar al campo con la ciudad. Fue correcta y jugó un papel importante en esta dirección la posición de nuestro Partido y de la CCC de apoyo decidido a la lucha agraria y de participación activa en piquetes y puebladas en todo el país.
En este proceso surgieron y cumplieron un gran papel los autoconvocados, miles de chacareros no organizados que por primera vez participaban en una protesta, a los que se incorporaron las bases de las organizaciones agrarias. Esa enorme masa de autoconvocados, con desconfianza en la mayoría de los dirigentes nacionales de las organizaciones gremiales agrarias, impuso el funcionamiento en asambleas, en los pueblos y en los piquetes, en las que se discutió y decidió todo.
La juventud agraria y las mujeres pasaron a tener un rol protagónico. En muchos lugares, los autoconvocados fueron empalmando con los sectores avanzados y combativos de Federación Agraria, el Movimiento de Mujeres en Lucha y Chacareros Federados, y esa unidad fue ganando posiciones en los piquetes a través del funcionamiento de la democracia directa asamblearia.
En muchas localidades de provincia se formaron multisectoriales en las que confluyeron los chacareros con obreros rurales y de la agroindustria, trabajadores, estudiantes, pequeños y medianos comerciantes y empresarios, y otros sectores populares, junto a muchos intendentes y concejales. El estado asambleario y de multisectoriales tiene sus raíces en la experiencia histórica del Argentinazo, proceso en el que habían participado los sectores más avanzados del campesinado pampeano y de otras regiones del país.
Las organizaciones de campesinos pobres y originarios participaron en la lucha con sus propios reclamos, como la Unión Campesina del Chaco y los medieros de Asoma en La Plata, también pequeños productores del NOA, forestales y ganaderos del Delta y otras regiones del país.
Al calor de la rebelión agraria otros sectores populares consiguieron también con su lucha arrancarle al gobierno reivindicaciones importantes, como los desocupados de la CCC de La Matanza, la Unión Campesina del Chaco, los originarios de Rosario, entre otros.
La lucha continúa
Como se ha resuelto en las Asambleas y lo corroboran movilizaciones que ya han comenzado en distintos lugares, la lucha continúa para lograr las otras medidas que llevaron a la movilización agraria, necesarias fundamentalmente para los pequeños y medianos productores y que aun no se con siguieron. Para ello es necesario lograr la confluencia en esta lucha con la de todos los sectores populares con un programa inmediato que exija:
1) La segmentación de las retenciones para los campesinos pobres y medios y compensación por fletes; mayores gravámenes para los terratenientes, pooles de siembra y grandes monopolios exportadores e importadores y coparticipación federal de las mismas.
2) Ley de arrendamiento que favorezca a los campesinos pobres y medios; resolución de los problemas de las otras producciones agrarias como el trigo, maíz, la lechería, la ganadería y de las economías regionales.
3) Derogación de la ley de la dictadura 22.248 de trabajo agrario y blanqueo de todos los obreros rurales.
4) Por una Reforma Agraria profunda e integral.
5) Reapertura de las paritarias. Por salarios de acuerdo a la canasta familiar de $3.200. Sacar el IVA de los productos de la canasta familiar. Trabajo social de $500 a todos los desocupados. Por el 82% móvil para todos los jubilados.
6) Aumento inmediato del presupuesto para educación, salud y vivienda.
El debilitamiento del gobierno y la crisis política que se abrió a partir de la rebelión agraria crean excelentes condiciones para avanzar en la lucha por las reivindicaciones obreras y populares y por una salida popular, patriótica y democrática a la crisis, independiente de las variantes de recambio que preparan distintos sectores de las clases dominantes. Esto exige profundizar el camino de las multisectoriales y asambleas que permita reagrupar las fuerzas obreras y populares. Confluir en un paro nacional activo, obrero, campesino, estudiantil y popular que derrote la política proterrateniente, proimperalista y antipopular del kirchnerismo y que nos permita por el camino del Argentinazo imponer un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático y avanzar hacia la revolución de liberación nacional y social.
Partido Comunista Revolucionario
21 de agosto 2008