El viernes 26 de abril, mostrando descarnadamente hasta dónde puede llegar para imponer sus negocios, Macri desató una represión feroz sobre todos los trabajadores, voluntarios, periodistas, vecinos y miembros de las organizaciones sociales, gremiales y políticas que concurrieron a solidarizarse para impedir el desmantelamiento del Pabellón 19 del Hospital Borda, donde funcionaba un taller de carpintería para los internos.
El viernes 26 de abril, mostrando descarnadamente hasta dónde puede llegar para imponer sus negocios, Macri desató una represión feroz sobre todos los trabajadores, voluntarios, periodistas, vecinos y miembros de las organizaciones sociales, gremiales y políticas que concurrieron a solidarizarse para impedir el desmantelamiento del Pabellón 19 del Hospital Borda, donde funcionaba un taller de carpintería para los internos.
Fue más lejos aún: la represión alcanzó a los internos, que fueron golpeados y baleados, además de la situación de extrema tensión vivida en el predio donde habitualmente transcurren en un clima de tranquilidad, lo que significa, como dijeron médicos y psicólogos, un retroceso imposible de mensurar en el tratamiento de los pacientes.
No abundaremos en detalles que fueron conocidos por todos los medios masivos de comunicación. Alertamos que este tipo de operativos no son aislados. Ya se vivieron como expresión máxima en el desalojo del Indoamericano (donde también actuó la Policía Federal), con el saldo de cuatro muertos; y se habían comenzado con los desalojos a los palos de gente en situación de calle por parte de la patota del entonces ministro Piccardo, y los desalojos compulsivos (e incendios sospechosos) de conventillos de La Boca y desalojos de otras viviendas. Esta política fue reafirmada por Macri y su ministro de Seguridad Montenegro, tanto en conferencias de prensa como ante la Legislatura porteña.
En el caso de la salud (y de la educación) se viene intentando imponer una política de privatización de servicios; centralización de compras, dejando sin insumos básicos a varios servicios hospitalarios; reducción de cantidad de hospitales, absorbiendo servicios de los que piensan cerrar en otros, cuando hoy ya es un drama conseguir turnos de atención; intentos de incorporar empresas multinacionales en los predios de hospitales; persecución de los trabajadores de la salud e imposición de escalas salariales que no contemplan ni la capacitación ni la responsabilidad ni el costo de la canasta familiar; y otras barbaridades, que comenzaron con la intención manifiesta, al asumir, de negar la atención a aquellos que no tuvieran domicilio en Capital Federal, lo que no pudo concretar por la férrea oposición de usuarios y trabajadores de la salud.
Se arreglan las fachadas edilicias para mostrar una “imagen” que no tiene que ver con la verdadera situación de la salud, imagen que se asemeja al “relato” del kirchnerismo, que avaló con su voto en la Legislatura todas las concesiones de terrenos, repartiéndose los negocios con Macri, y hoy se quieren presentar como los máximos defensores de los predios del Borda y del Moyano.
Por eso estamos convencidos que solo los trabajadores organizados, con el apoyo de todos los usuarios y organizaciones populares podremos defender el Hospital Público, rodeando hoy de solidaridad la lucha del Hospital Borda por la desmanicomialización, la defensa de la salud pública, que no se haga el Centro Cívico en estos terrenos, y exigiendo el castigo de todos los responsables directos y políticos de la represión.
Al cierre de esta edición se realizaban reuniones para resolver actividades solidarias con los trabajadores y pacientes, y se confirmaba que ATE incorporó el repudio a la represión entre los puntos del paro nacional previsto para el martes 30.
