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05 de agosto de 2020

Otto Vargas

La revolución es un drama pasional

Reproducimos algunas de las grageas publicadas en nuestro semanario, que fueron elaboradas por nuestro camarada Otto Vargas, secretario general del PCR fallecido el 14 de febrero de 2019.

¿Comenzar por el final?

“Por aquí, todos los partidos oficiales unidos en un hato, por allá, todos los socialistas en una columna, y la gran batalla decisiva. Victoria en toda la línea y de un golpe. En la vida real, las cosas no suceden tan sencillamente. En la vida real como también lo señala usted, la revolución empieza de modo precisamente opuesto, juntándose la gran mayoría del pueblo y también los partidos oficiales, contra el gobierno, que con ello queda aislado, y derrocándolo; y únicamente después que aquellos partidos que pueden sobrevivir se han destruido mutua y sucesivamente, es que tiene lugar la gran división de Vollmar,* y con ello la perspectiva de nuestro mando. Si como Vollmar, quisiéramos empezar derechamente por el acto final de la revolución, nos encaminaríamos por una vía miserablemente mala”. Carta de F. Engels a A. Bebel, en Correspondencia, C. Marx y F. Engels, Edit. Problema, pág. 417. *Vollmar G. H., socialdemócrata alemán.

 

La “vía pacífica”

Uno de los principales contrabandos ideológicos que sancionó el XX Congreso del PC de la URSS fue el de la llamada “vía pacífica” como forma para llegar al socialismo. En la reunión de Partidos Comunistas de noviembre de 1957, en Moscú, dijo Mao Tsetung sobre este tema: “no existen muchas posibilidades de que un socialismo auténtico alcance la mayoría parlamentaria en ningún país, y se echaría por tierra la voluntad revolucionaria del proletariado”. La historia (recordar la experiencia de Allende en Chile, Joao Goulart en Brasil, Sukarno en Indonesia, entre otras) le dieron la razón.

 

Un drama pasional

“La Revolución es un drama pasional”, dijo Mao, y agregó “no hemos atraído al pueblo apelando a la razón, sino desarrollando la esperanza, la confianza y la fraternidad. Frente al hambre, la voluntad de igualdad adquiere la fuerza de un sentimiento religioso. Después, luchando por el arroz, la tierra y los derechos conferidos por la reforma agraria, los campesinos adquirieron la convicción de que luchaban por sus vidas y las de sus hijos”. André Malraux, Antimemorias, Ed. Sur. Pág. 500.

 

Hoy N° 1826 05/08/2020