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20 de noviembre de 2019

La base de los golpes es el Estado oligárquico imperialista

La revolución es una necesidad

El golpe de Estado en Bolivia y la heroica resistencia popular de su pueblo, así como la impresionante oleada de lucha de los hermanos chilenos están removiendo aguas profundas en el sur de nuestro continente.

Dejando para otro artículo las cuestiones que hacen a la coyuntura política, y a las razones inmediatas de cada uno de los procesos, que hay que analizar en particular, sirven de disparador para algunas reflexiones.

Lo primero es que nuestros países de la América del Sur siguen siendo formalmente independientes, pero en realidad dependientes, oprimidos por distintos países imperialistas. Sus Estados están en manos de clases sociales locales que podemos definir en general como burguesías intermediarias de una u otra potencia imperialista y grandes terratenientes latifundistas, que constituyen las oligarquías locales.

Lo segundo es que mientras esta realidad no cambie en nuestros países, y un proceso revolucionario no termine con el podrido Estado oligárquico e imperialista, acabe con el latifundio y libere a la Nación de la dependencia, las causas profundas de que estos golpes de Estado seguirán vigentes.

Porque, como ha demostrado la historia de nuestro país y de nuestro continente, en los momentos que gobiernos reformistas avanzaron con cambios que beneficiaban a las mayorías populares, y tratan de mantener al menos en parte la soberanía de nuestros recursos naturales, la maquinaria golpista se pone en marcha, para reconquistar los pedazos de la torta que les quitaron.

Decimos en nuestro Programa que “La revolución en la Argentina es necesaria para resolver los acuciantes problemas que viven la clase obrera y el pueblo. Una revolución que libere a la Nación de la dependencia del imperialismo, termine con el latifundio a través de la reforma agraria y abra el camino al socialismo”.

Los hechos de estos días vuelven a mostrar que sólo el triunfo de una revolución democrática-popular, agraria y antiimperialista puede liquidar los pilares de ese viejo Estado, en particular sus Fuerzas Armadas y su aparato judicial, y crear las bases de un nuevo Estado, en el que tengan la sartén por el mango la clase obrera, los campesinos y el resto de los sectores populares.

El zarpazo golpista en Bolivia pone sobre la mesa que nuestros países americanos forman parte del conjunto de países coloniales, semicoloniales y dependientes oprimidos por los países imperialistas. Y que la potencias imperialistas, así como sus socios locales, no renuncian a conservar o a recuperar sus privilegios, ni el dominio de sus recursos, llámense suelo (tierra y minas), petróleo, gas, litio, soja, agua, productos industriales, financieros, servicios, y un largo etcétera por el que disputan en nuestros países.

Porque es como decía el gran dirigente de la Revolución China, Mao Tsetung: “¡Qué diferentes son la lógica del imperialismo y la del pueblo! Provocar disturbios, fracasar, provocar disturbios de nuevo, fracasar de nuevo, y así hasta la ruina: esta es la lógica de los imperialistas y de todos los reaccionarios del mundo frente a la causa del pueblo, y ellos no marcharán nunca en contra de esta lógica. Esta es una ley marxista (…)

“Luchar, fracasar, luchar de nuevo, fracasar de nuevo, volver a luchar, y así hasta la victoria: esta es la lógica del pueblo, que tampoco marchará jamás en contra de ella. Esta es otra ley marxista”.

Hoy N° 1792 20/11/2019