El nuestro es un país dependiente, oprimido y disputado por varias potencias imperialistas que, a través de testaferros o con sus propios grupos económicos y financieros –y sus personeros en el aparato estatal– son dueños de ramas enteras de la producción nacional, de millones de hectáreas, servicios públicos y gran parte de las finanzas.
El nuestro es un país dependiente, oprimido y disputado por varias potencias imperialistas que, a través de testaferros o con sus propios grupos económicos y financieros –y sus personeros en el aparato estatal– son dueños de ramas enteras de la producción nacional, de millones de hectáreas, servicios públicos y gran parte de las finanzas.
Los graves problemas que aquejan a la clase obrera y el pueblo solo podrán resolverse con una revolución que instaure una democracia de nuevo tipo que garantice el ingreso al poder de las grandes masas populares y su ejercicio directo para expropiar a los monopolios imperialistas y realizar una profunda Reforma agraria.. Una revolución de liberación nacional y social, que en lo inmediato termine con la dependencia del imperialismo y el latifundio, abriendo el camino para avanzar hacia el socialismo.
(Ver PCR: Programa 12º Congreso).