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07 de noviembre de 2012

Hace 95 años estallaba la insurrección armada de obreros, campesinos y soldados de Rusia, que, dirigida por el Partido Bolchevique encabezado por Lenin, llevaba al triunfo de la primera revolución socialista. Reproducimos párrafos del Programa del 11 Congreso.

La Revolución Rusa

Hoy 1444 / A 95 años del 7 de noviembre de 1917

A comienzos del siglo 20 se consolidaron los rasgos imperialistas del capitalismo que se venían desarrollando desde el último cuarto del siglo 19 y el capitalismo entró en su fase imperialista. Se abrió, como la definió Lenin, la época del imperialismo y de la revolución proletaria.

A comienzos del siglo 20 se consolidaron los rasgos imperialistas del capitalismo que se venían desarrollando desde el último cuarto del siglo 19 y el capitalismo entró en su fase imperialista. Se abrió, como la definió Lenin, la época del imperialismo y de la revolución proletaria.
Las burguesías imperialistas no sólo explotan a la clase obrera y oprimen a los pueblos de sus países, sino que oprimen y saquean al mundo entero, convirtiendo a la mayoría de los países del globo en colonias, semicolonias y países dependientes.
Todo esto lleva a la aguda disputa entre los monopolios imperialistas y entre las potencias imperialistas por el control del mundo.
Lenin señaló que el imperialismo se caracterizaba políticamente por el desarrollo del militarismo, el armamentismo, la violencia extrema contra la clase obrera y los pueblos, la escisión del movimiento obrero y, muy particularmente, por la guerra. Y sintetizó: “El imperialismo es la reacción en toda la línea.”
La disputa interimperialista por el control del mundo generó en 1914 la Primera Guerra Mundial. Durante la misma, el Partido Comunista (bolchevique) de Rusia dirigido por Lenin condujo la insurrección armada de los obreros, campesinos y soldados en octubre de 1917, que llevó al triunfo de la revolución socialista en Rusia.
Desde comienzos del siglo veinte, Lenin luchó por la construcción de un Partido revolucionario de la clase obrera. Un Partido guiado por la teoría marxista, independiente de la burguesía y que deslindara campos con la socialdemocracia revisionista. Construyendo su ejército revolucionario, y en una guerra civil revolucionaria que se prolongó por más de tres años, millones de explotados realizaron la epopeya histórica en la que, por primera vez en la historia de la humanidad, el proletariado pudo sostener su dictadura (derrotando la resistencia de las clases derrocadas, el asalto imperialista y el cerco contrarrevolucionario) y comenzar a construir una nueva sociedad, confiscando la tierra a los terratenientes y expropiando los medios de producción del gran capital.
La existencia de un partido de vanguardia marxista-leninista fue decisiva para que el proletariado conquistara y retuviera el poder, basándose en la alianza obrera campesina.
La no resolución correcta de estas cuestiones significaría trágicas derrotas del proletariado de varios países europeos en este período, en particular del húngaro y del alemán.
Los aportes de Lenin significaron una nueva etapa en el desarrollo del marxismo. El leninismo es un desarrollo del marxismo en cuanto a la concepción del mundo –es decir, el materialismo dialéctico y el materialismo histórico– en cuanto a la teoría y la táctica de la revolución en la época del imperialismo, la dictadura del proletariado y el partido proletario; y la doctrina de la construcción socialista.
Desde la revolución de octubre de 1917, bajo la dirección de Lenin hubo 7 años de construcción en medio de la guerra contra la reacción, experiencia inédita hasta entonces.
Al dominar el Estado y disponer de los medios de producción fundamentales, el proletariado como clase pudo dirigir la lucha por revolucionarizar las relaciones de producción, modificando las relaciones humanas en el proceso de trabajo y decidiendo colectiva y democráticamente sobre el tiempo de trabajo social necesario que los productores entregan a la sociedad y el tiempo libre de que disponen y sobre la distribución del producto social. Todo esto como parte de la lucha para “suprimir las diferencias de clase en general, para suprimir todas las relaciones de producción en que estas descansan y todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción y para la subversión de todas las ideas que brotan de esas relaciones sociales”. A la muerte de Lenin (enero de 1924), Stalin defendió la dictadura del proletariado y desarrolló sus enseñanzas.
En un plazo histórico asombrosamente breve, en la URSS se creó una potente industria moderna y se pasó de la mísera producción agrícola individual con arados de madera a cooperativas (koljoses) y haciendas estatales (sovjoses) que reunían cada una el trabajo de cientos de campesinos dotados de maquinaria y técnica moderna. Terminaron con el analfabetismo que era del 75% y los hijos de los obreros y de los campesinos accedieron a la enseñanza politécnica y universitaria.
Por primera vez en la historia de la humanidad una nación opresora, Rusia, fue organizada en un plano de igualdad jurídica con las naciones y pueblos oprimidos por el viejo imperio zarista. En la URSS se reconocieron 169 etnias en distintos niveles de estructuras estatales: Distritos Nacionales, Regiones Autónomas, Repúblicas Federadas y Repúblicas de la Unión. Esta primera experiencia, si bien deformada por el peso en la cultura y la hegemonía política, económica y militar rusa sobre el conjunto, significó un gran avance para estos pueblos.
Algunos por primera vez lograron que la escritura de sus lenguas originarias fuera reconocida. Mientras el capitalismo era sacudido por la gran crisis de 1929-33 y decenas de millones de trabajadores se hundían en la desocupación y la miseria, en la URSS, bajo la dirección del Partido Comunista encabezado por Stalin, se terminaba con la desocupación forzosa y se producía el gran salto cualitativo de la colectivización y la industrialización.
Este salto a la modernidad no solo fue logrado en un tiempo increíblemente corto –diez años– sino también por un camino que liberaba a los trabajadores del yugo del capital y ayudaba a los demás pueblos en lucha por su emancipación nacional y social.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Stalin dirigió al Ejército Rojo y al pueblo soviético que derrotó al imperialismo nazi-fascista de Hitler, e impulsó que el Movimiento Comunista Internacional se constituyera en la fuerza principal y el centro de un gran movimiento mundial de Frente Unico Antifascista. Luego dirigió la gigantesca movilización revolucionaria de las grandes masas obreras y campesinas que posibilitó el verdadero “milagro” de la reconstrucción soviética de posguerra, con un pueblo agotado, con miles de cuadros revolucionarios y comunistas así como los mejores hijos de la clase obrera caídos en combate. En tres años los soviéticos lograron sobrepasar la producción industrial de la preguerra. Estos fueron los principales méritos de Stalin.
Jerarquizar sus aciertos, no significa desconocer sus errores. En su informe de proyecto de Constitución de la URSS en 1936, Stalin señaló que en la Unión Soviética habían desaparecido las clases explotadoras y que solo quedaban la clase obrera, el campesinado y la intelectualidad, cuyas diferencias tendían a desaparecer. Este a nuestro entender fue su error principal, porque llevó a considerar, erróneamente, que la lucha de clases ya no existía en la URSS, que el Estado bajo su conducción ya era estable y sólido, que la revolución proletaria era irreversible y que el Partido era monolítico. Se abandonó la lucha por continuar la transformación revolucionaria de las relaciones de producción, y se pusieron todos los esfuerzos en la producción, en los preparativos para enfrentar la guerra, subestimando la lucha política e ideológica. Aunque con las limitaciones impuestas por sus errores teóricos, Stalin polemizó en su último trabajo con la teoría que reduce la construcción de la sociedad comunista a la lucha por un gran desarrollo de las fuerzas productivas, y otras teorizaciones revisionistas que se impondrían luego del 20 Congreso del PCUS.
Dentro de un proceso signado por un gran protagonismo de masas en la construcción, la guerra y la reconstrucción, contradictoriamente se fue negando la democracia grande de las masas y el centralismo democrático dentro del Partido. Al negar la existencia de la lucha de clases en la sociedad soviética, se ubicó que el peligro de la restauración capitalista sólo podía venir de afuera, de la intervención imperialista, y no se diferenciaron las contradicciones con el enemigo de las existentes en el seno del pueblo, como expresión de la lucha de clases en la sociedad. Esos errores en el abordaje de las contradicciones en el seno del Partido y en el seno del pueblo llevaron a ampliar el radio del golpe en la represión a los contrarrevolucionarios y también, a utilizar la represión en contradicciones no antagónicas en el Partido y en el seno del pueblo.
También se pusieron de manifiesto rasgos chauvinistas y de exagerado nacionalismo gran ruso, en su política, agravados durante y después de la Segunda Guerra Mundial.
Estos errores, en un complicado proceso, debilitaron la dictadura del proletariado e impidieron ver que los remanentes de las clases explotadoras se entrelazaban con una nueva capa burocrática privilegiada, que utilizaba sus posiciones en el Partido y en el Estado para consolidar y ampliar sus privilegios, lo que llevó a la conformación de una nueva burguesía.
El revisionismo moderno concentra sus ataques en Stalin, ocultando así su traición a la doctrina del marxismo-leninismo, doctrina que defendió Stalin, aun con sus errores. Al atacar a Stalin como a un individuo que tuvo un enorme poder dictatorial, como un criminal, el revisionismo jamás plantea el tema en términos de clase y de lucha de clases. Desliga el concepto de democracia del tipo de Estado y del contenido concreto de clase de éste. Así busca desacreditar a la dictadura del proletariado y desorientar a las masas ante un problema que escaparía a la lucha de clases, y por lo tanto ellas no podrían cambiar.
Al mismo tiempo los revisionistas buscan, con esa explicación, ocultar los errores reales del Partido Comunista de la URSS en épocas de Stalin, errores que facilitaron la restauración del capitalismo, y el surgimiento del socialfascismo y el socialimperialismo en la URSS.