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03 de noviembre de 2021

1917 – 7 de noviembre - 2021

La Revolución Rusa

El 7 de noviembre se cumplen 104 años del triunfo de la Revolución de Octubre en Rusia (25 de octubre en el calendario que usaban entonces en Rusia), la primera revolución proletaria del siglo 20.

La Revolución Rusa triunfó en 1917, cuando corría ya el tercer año de la masacre a gran escala que envolvía a Europa, la Primera Guerra Mundial. La abrumadora mayoría de los partidos socialistas de la II Internacional habían traicionado al marxismo revolucionario y a la clase obrera apoyando o dejando actuar a las burguesías de sus países en la rapiña general. Solo una ínfima minoría se mantenía en posiciones internacionalistas y revolucionarias. Entre ellos, el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (bolchevique: mayoritarios) dirigido por Lenin, partido que ya en esos años era independiente de las posiciones reformistas de los mencheviques (minoritarios).

 

De febrero a octubre de 1917: los soviets

Rusia era un gigantesco país imperialista: una cárcel de pueblos bajo la bota del Zar, monarca absolutista del imperio ruso. Se había desarrollado el capitalismo entrelazado con el latifundismo y el capital financiero inglés y francés. Había una clase obrera muy concentrada en las dos grandes capitales (Petrogrado y Moscú), y una población mayoritariamente campesina (85%), salvajemente explotada y oprimida. Ya en 1905 una gigantesca revolución protagonizada por los obreros y el pueblo, había conmovido los cimientos del zarismo. Aunque fue derrotada, sería un “borrador” de lo que vendría.

En febrero de 1917 las masas de Petrogrado salieron a las calles encabezadas por las mujeres reclamando pan, frente a la hambruna que provocaba la guerra. El zarismo reprimió violentamente y los obreros se plantaron frente a la guarnición militar que tenía 60 mil efectivos. Sobre el trabajo previo de los bolcheviques entre las tropas, trabajo que había sido secreto, ganaron a los soldados neutralizando la oficialidad y asaltaron el arsenal de Petrogrado. El zar fue derrocado.

Se proclamó la República. La gran burguesía constituyó un Gobierno Provisional. En este proceso resurgieron formas organizativas que ya habían forjado las masas en la Revolución de 1905: los Soviets. Eran Consejos de delegados de los obreros, campesinos y soldados (campesinos en armas), que surgieron en plena insurrección de las asambleas en las secciones de las fábricas, aldeas y unidades militares, se extendieron a las ciudades y el campo en toda Rusia, dando origen a los Soviets de Diputados (Consejos de Delegados). Estos Soviets se constituyeron de hecho en un doble poder de democracia directa en contraposición con el gobierno provisional burgués de tipo parlamentario. Sobre la base de los Soviets se organizaron milicias en reemplazo de la policía zarista. En estos meses Lenin escribe El Estado y la revolución, cuyo subtítulo era “La doctrina marxista del Estado y las tareas del proletariado en la revolución”.

 

El asalto al Palacio de Invierno

A propuesta de Lenin el levantamiento armado empezó el 24 de octubre –según el viejo calendario; 6 de noviembre en el calendario actual–, el día antes de la inauguración del II Congreso de los Soviets de toda Rusia. La insurrección armada fue protagonizada por las masas de obreros y soldados, que tomaron por asalto el Palacio de Invierno en San Petersburgo (donde funcionaba el gobierno de Kerenski). Y triunfó de manera rápida porque se realizó en el momento preciso de mayor auge revolucionario y de mayor debilitamiento y división en el gobierno provisional burgués y en el conjunto de las clases dominantes.

Tras la caída del Palacio de Invierno, el 7 de noviembre se reunió el Congreso de los Soviets, en el que asumió una nueva dirección bolchevique y adoptó la histórica proclama: “¡A los obreros, a los soldados y a los campesinos!” que expresaba: “Respaldado por la voluntad de la inmensa mayoría de los obreros, los soldados y los campesinos, respaldados por la insurrección victoriosa de los obreros y de la guarnición de Petrogrado, el Soviet de Diputados Obreros y Soldados de Petrogrado toma en sus manos el poder”.

El 8 de noviembre el Congreso de los Soviets dio todo el poder al gobierno encabezado por Lenin, eliminó la pena capital en el frente, ordenó la libertad de todos los revolucionarios y el arresto de Kerenski. El nuevo gobierno soviético llamó a iniciar negociaciones inmediatas para “una paz inmediata, sin anexiones, sin indemnizaciones”.

Lenin presentó el decreto sobre la tierra que garantizó la unidad con los socialrevolucionarios de izquierda, pues hacía realidad sus reclamos históricos: Se abolió el derecho de propiedad de los terratenientes sin compensación por sus tierras, y las de la Iglesia, y las tierras se pusieron a disposición de comités formados por los campesinos en el campo. Otras medidas importantes fueron: la democratización del ejército, el control obrero de las fábricas y el reconocimiento del derecho de las naciones oprimidas del imperio ruso (cerca de un 50% de la población) a la independencia y la autodeterminación. Definió que el gobierno soviético sería un gobierno de obreros y campesinos, que se conocería como el Consejo de Comisarios del Pueblo. El 9 de noviembre, frente a la contrarrevolución que comenzaba a actuar, Lenin proclamó en el Congreso de los Soviets “¡Ahora procederemos a la edificación del orden socialista!”

Después de constituido el poder soviético central, la lucha continuó: Se inició una cruenta guerra civil, que desataron los generales “blancos” que armaron ejércitos contra el poder “rojo” y a favor de los terratenientes y la burguesía derrocada en distintas regiones del antiguo imperio. En su apoyo, se produjo la intervención de tropas de 14 países que invadieron y cercaron Rusia, financiados por el capital imperialista y las grandes potencias. Se estrellaron contra el heroísmo y la voluntad mayoritaria de las masas obreras y campesinas, dirigidas por los bolcheviques. Fue una guerra popular legendaria, que sobre la base de contar con sus propias fuerzas convocó el apoyo y la solidaridad internacional de los obreros y revolucionarios de todo el mundo, incluida la Argentina. Sus ecos fogonearon un auge revolucionario de luchas obreras, campesinas y de liberación nacional en el mundo entero. Así se coronó la obra de la Insurrección de Octubre, forjando en los hechos la alianza obrero-campesina que hizo posible el triunfo.

 

El socialismo demostró su superioridad

Vinieron luego 38 años de construcción de la primera sociedad socialista, años en los que el socialismo demostró su superioridad frente al capitalismo, garantizando tierra, salud, educación, trabajo, techo, deporte y cultura a millones, como nunca había sucedido en la historia.

Las mujeres y hombres soviéticos, en particular las y los comunistas, estuvieron a la cabeza de la lucha contra el nazismo, y al costo de millones de vidas lo derrotaron en la URSS primero, y luego en unidad y lucha con otras potencias pulverizaron al Tercer Reich en 1945.

En 1956 la Revolución Rusa fue derrotada, una nueva burguesía usurpó el poder y restauró el capitalismo. Esto no opaca los logros del Estado de los obreros y campesinos en Rusia, y nos obliga a los revolucionarios a aprender de sus aciertos y errores para coronar el camino revolucionario en nuestro país.

 

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Por qué triunfaron los bolcheviques

“Los bolcheviques conquistaron el poder, no a través de compromisos con las clases dominantes o con otros líderes políticos, ni resignándose con el viejo mecanismo de gobierno. Pero tampoco mediante la violencia organizada de una pequeña camarilla. Si las vastas masas de la población rusa no hubieran estado listas para la insurrección, ésta habría fracasado. La única razón del inmenso éxito de los bolcheviques reside en que cumplieron los profundos y simples deseos de las más vastas capas de la población llamándolas al trabajo para destruir y barrer lo viejo, para erigir luego con ellas, sobre el polvo de las ruinas demolidas, el armazón del mundo nuevo”. John Reed. 

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Hoy N° 1888 03/11/2021