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11 de abril de 2012

Esta nota fue elaborada a partir de los datos que publica el boletín Nueva Horneada, de la Corriente Clasista y Combativa de la Alimentación de Córdoba, y de testimonios de los trabajadores.

La rompe espaldas de Arcor/Bagley

Hoy 1414 / Córdoba: cómo los monopolios descargan la crisis sobre los trabajadores

Bagley-Latinoamérica es una asociación entre Arcor y Danone. Danone es un monopolio imperialista de origen francés que compró Bagley a fines de los ’90, y en el 2006 se produce esta asociación, que pasa a ser número uno en el mercado de galletas latinoamericano. “Arcor ingresó en el negocio de las galletitas a mediados de los años ‘90 y consolidó su presencia en el mercado con la adquisición de la firma cordobesa Lía, en 1997” (La Nación, 3/4/2004).

Bagley-Latinoamérica es una asociación entre Arcor y Danone. Danone es un monopolio imperialista de origen francés que compró Bagley a fines de los ’90, y en el 2006 se produce esta asociación, que pasa a ser número uno en el mercado de galletas latinoamericano. “Arcor ingresó en el negocio de las galletitas a mediados de los años ‘90 y consolidó su presencia en el mercado con la adquisición de la firma cordobesa Lía, en 1997” (La Nación, 3/4/2004).
Desde ese momento Arcor disputaba con Danone el segundo puesto en ventas, de un mercado que movía en ese momento 300 millones de dólares. La líder del negocio era entonces Kraft-Foods, que había comprado Terrabusi a mediados de los ‘90 y controlaba el mercado con el 27%. La asociación de Arcor y Danone significó eliminar la disputa entre ellas y pasar a dominar el mercado con el 30% de penetración. Bagley Latinoamérica tiene siete plantas en Sudamérica y cuatro en Argentina afectadas a la producción de galletas, dos en Córdoba, LIA y Totoral, una en Salto (Buenos Aires), y otra en Villa Mercedes, San Luis.
 Esto, que del punto de vista del monopolio significó enormes beneficios, desde el punto de vista de los trabajadores profundizó la superexplotación. Hemos escuchado, conversando con diferentes trabajadores, “cuando vos entrás a trabajar a LIA, desde hace unos años, los más viejos te dicen: ‘ojalá que no te toque la línea 1”, y cuando te toca recién ahí lo entendés’”.

 

La vieja rompe espaldas Línea 1
Los trabajadores le llaman las “galletas difíciles” y a la línea le dicen la “rompe espaldas”. El proceso comienza con la elaboración: pastón, tolva, maquinado (formato de la galleta), horno, enfriado, la crema, el sándwich y al envasado. Se envasan dos cajas de 36 paquetes por minuto, no hay tiempo para descansar; cuando para la máquina, a la compañera que le toca en los caños, levanta en bandejas y la que le toca en los paquetes sale corriendo a ayudarle a su compañera, lo hacemos en posiciones muy difíciles porque el canal por donde pasan las galletas es muy chico y nos tenemos que agachar, porque la altura de la plataforma está desnivelada, las máquinas son viejas y no tuvieron el mantenimiento adecuado en toda la planta, además la velocidad de la línea es muy alta.
Dos máquinas envasadoras escupen 125 paquetes por minuto cada una. Sale aproximadamente un 30% de la producción de la fábrica (más de 150.000 kg/ semana), lo cual genera un desgaste físico y mental en cada operario superior a cualquier otra línea o sección. Por un lado, la operaria ahí no se puede desconcentrar de lo que está haciendo, y por otro, sorpresivamente se puede parar la máquina (se traba por galletas rotas, paquetes que se cruzan, etc.) ahí levantan en bandejas la producción que viene a granel. Se crea una tensión permanente, dicen: “terminás discutiendo con tus compañeros… y aunque sabemos que no es nuestra culpa, nadie quiere trabajar de más…” En la práctica se trabaja por tres o cuatro, “pero no nos pagan por 3 o 4”. Para alimentar las máquinas rellenadoras de crema, en la vieja 1 hay que agacharse porque está a menos de 1 metro de la plataforma, levantando con la manos, haciendo pinza en toda una hilera de galletas y colocarlas en los caños o bandejas que hay al costado, girando el torso continuamente. Todo se hace a alta velocidad. La transportadora no para nunca, pase lo que pase sigue trayendo galletas.
En la 1 se envasa aproximadamente el doble y distinto. Por el formato del paquete, se levantan de a 3, y para llenar una caja hay que hacer 12 veces el mismo movimiento con manos y brazos en tensión, mientras que en otras líneas llenas una caja con la misma cantidad de paquetes pero con 6 movimientos. Por eso hay mayor cantidad de tendinitis en ésta línea.

 

Qué cambió con la lucha de 2010
La lucha de los 28 días de 2010 rompió el tope salarial del 24% y se consiguió el 35%. También allí se demostró la fuerza de los obreros cuando se unen y luchan teniendo claro el enemigo de clase. Esa lucha de los trabajadores de las plantas de Arcor Córdoba y de la Alimentación, a su vez, estuvo vinculada a lo que fue la lucha heroica de los trabajadores de Terrabusi el año anterior contra los 700 despidos que planeaba la Kraft. Y aunque hubo mucho debate posterior sobre el balance de esa lucha, la verdad es que nunca más las cosas fueron iguales.
Por ejemplo, en Bagley Córdoba, en un proceso de idas y vueltas y de cuestionar todas las decisiones de la empresa, los trabajadores fueron poniendo en discusión incluso con los jefes y con el departamento de seguridad “que así no se podía trabajar, que no es una cuestión de una categoría más, es un problema esencial de condiciones humanas de trabajo y de explotación. Fuimos discutiendo que había que cambiar el modo en que estaba organizada la línea y sobre todo el tema de los caños y la forma de alimentar manualmente a la rellenadora”.
Empezaron dando 10 minutos de descanso cada dos horas, eso no resolvía nada y la empresa debió dar 1 hora de descanso cada dos horas. Pero resulta que en esa hora en vez de descansar, las chicas tenían que pasársela destrabando la encintadora o la apiladora. Todas las decisiones que fue tomando la empresa fueron para evitar conflictos con los trabajadores, pero sosteniendo la alta productividad, priorizando la producción y manteniendo los estándares. “Fuimos impulsando el reclamo por la automatización, la necesidad de usar la tecnología a favor de los trabajadores, sin la pérdida de ningún puesto de trabajo”, dicen varios compañeros.

 

La automatización de la “rompe espaldas”
Con una mesa de empaque anchísima, “caminás por una tarima, la apiladora tiene por lo menos dos metros, galleta constantemente en el piso, que si nos resbalamos Maphi le echa la culpa al cadete o a nosotros mismos por no barrer, ‘error humano te dicen’”. Así es como largó hace pocas semanas la nueva línea 1 automatizada “y ya una compañera se atrapó un dedo en la nueva FMC, la derivaron a la ART, le dieron el alta a los 10 días y después, continuó el dolor, la empresa la mandó de vacaciones en vez de mandarla al seguro porque no está curada”, leemos en el boletín. “Nos retan todo el tiempo, cuando para la máquina salimos corriendo a levantar en bandeja la galleta y no solo es alto y hace doler la espalda y la cervical sino que es súper incomodo y no hay lugar, usamos bandejas sucias porque se acaban las limpias”.
Seguimos transcribiendo los testimonios de los operarios y operarias. “Ahora también duelen los tobillos porque saltamos, corremos y no nos sentamos nunca, envasamos a full, no paramos un minuto, hay veces que no hay tiempo para tomar agua y tampoco vamos al baño…”, con jefes que se paran al frente de las chicas por 15 minutos, observándolas. Para trabajar al lado de la cinta hay una pasarela a 1.30 mts. del piso, con dos escalones y la otra más a menos de 1 metro con dos escalones más, y subieron las vueltas en elaboración. Está peor que antes de la automatización. “De un lado de las pasarelas hay barandas, del otro lado no…, que Dios y la máquina te ayuden”, dicen.
La automatización, como todos los avances tecnológicos que hacen las empresas tiene dos aspectos: por un lado abaratar costos con menos puestos de trabajo y mayor productividad por hora-hombre, por el otro es, como fue acá, fruto de los insistentes reclamos de los trabajadores, que sufren las tendinitis, lumbalgias, hernias de disco, etc.
Ante todo esto, desde abajo se empezó a discutir la necesidad de una inspección inmediata del Ministerio de Trabajo y una urgente resolución en donde el Sindicato y los delegados verifiquen diariamente las condiciones en las que se trabaja, y se consiguió que STIA-Córdoba viniera a corroborar la situación; ahora se está esperando la inspección del Ministerio de Trabajo que prometieron la semana pasada.

 

Arcor-Bagley, Cristina K y De La Sota
Arcor/Bagley es apoyado en esta superexplotación por los gobiernos nacional y provincial. Por ejemplo, el ministro de Industria de De la Sota es Jorge Lawson, vocero de Arcor durante el conflicto del 2010 y amigo personal de Luis Pagani. El ministro de Trabajo es Omar Dragún, (secretario general del Smata Córdoba). ¿Será un premio a su trabajo en beneficio de las grandes automotrices como Renault, VW, Fiat-Iveco, etc.? ¿Qué hace el ministro de Trabajo frente a éstas empresas monopólicas que quieren sacar mayor producción a costa de los pulmones de los trabajadores? El gobierno de Cristina K, a pesar de que ha tenido un importante caudal de votos de los trabajadores, sostiene su política de paritarias con techo, asignación por hijo no universal, impuesto a las ganancias a los trabajadores, criminalización la protesta, y ley antiterrorista para amedrentar al pueblo.
En los últimos años, 40 compañeros fueron “arreglados” por la empresa, y nunca se cubrieron esos puestos, hay casi la misma cantidad de carpetas prolongadas. O sea que se trabaja con el 30% menos de mano de obra diariamente, mostrando la verdadera cara de la “familia Arcor”. Desde 2008 se produce el doble de toneladas con 150 operarios menos. Hoy, por ejemplo, en estas empresas, el promedio de edad de trabajadores con alto porcentaje de discapacidad de por vida está entre los 25 y los 35 años.
Por eso no se puede seguir discutiendo paritarias cada año sin unir la discusión del salario a la lucha por los convenios colectivos de trabajo que en la Alimentación datan de 1994.