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07 de junio de 2017

Carta abierta de un médico sanitarista del hospital Rossi de La Plata a la ministra de Salud de la provincia de Buenos Aires, denunciando la grave situación que atraviesan los profesionales de la salud.

La salud pública, el último orejón del tarro

Una política expulsiva de los profesionales

Sra. Ministra de Salud de la provincia de Buenos Aires Dra. Zulma Ortiz:

Sra. Ministra de Salud de la provincia de Buenos Aires Dra. Zulma Ortiz:
Señora ministra, mi nombre es Manuel De Battista, y le envío esta carta como colega, apelando a su vocación hipocrática de ayudar al que más lo necesita. Como seguramente Ud. conoce, hace ya dos meses le dirigí una carta a la gobernadora, describiéndole la realidad que vivimos muchos de los profesionales de la salud en los hospitales públicos de la provincia.
La verdad es que no esperaba una respuesta personal, ni que se atendiera mi situación en particular, pero sí que se tomaran algunas medidas mínimas para poder mejorar la realidad diaria en la que se atienden los bonaerenses en los hospitales.
Esta carta la escribo en un día en el que me he enterado de una noticia muy triste y lamentable, ayer ha renunciado en mi hospital (Hospital Rossi) un nuevo profesional y ya suma el tercero en lo que va del año que deja su lugar en el hospital.
En este caso, fue una becada del servicio de terapia intensiva, especialidad crítica si las hay, con una faltante de profesionales que es noticia periodística. Podría empezar a buscar las causas personales para justificar su renuncia, para abandonar el hospital donde se formó y donde, hasta ayer, quiso quedarse trabajando.
Pero ¿cuánto dura la vocación y las ganas de quedarse en el hospital, cuando lo que te ofrecen es una beca por la que se cobra $16.600, de la que ya llevaba mas de un año y sin novedades de pasar a planta, cubriendo las guardias de los fines de semana, sin perspectivas de cambio (ya que la oferta para este año es un aumento de $747, o sea el 4,5% por cada trimestre del año)?
Como le dije a la gobernadora en mi carta anterior, las ganas de trabajar en un lugar que muchos consideramos nuestra segunda casa es muy grande, pero sepa entender que cuesta mucho siempre remar cuesta arriba.
Hoy es un día triste para la medicina, ya que perder una profesional, en una de las especialidades más criticas como es la terapia intensiva, en un año que ni siquiera han ingresado residentes para esa especialidad, debería poner una alarma en los que toman las “grandes decisiones”.
No solo por “cuidar” los frutos del hospital público, sino principalmente para beneficio de todos los habitantes de la provincia de Buenos Aires, que en algún momento de su vida requerirán de nuestros servicios. El mejor honor para cumplir con el juramento que todos nosotros hemos realizado, “el juramento Hipocráico”, es cambiar la realidad del sistema de salud del que todos nosotros (profesionales, no profesionales y pacientes) formamos parte.