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08 de mayo de 2024

A 79 años de la derrota del nazismo

La Segunda Guerra Mundial

Se conmemoran 79 años de la rendición de la Alemania nazi, en la noche del 8 al 9 de mayo de 1945. Pocos días antes el Ejército Rojo de la Unión Soviética había derrotado a las tropas hitlerianas, y el 2 de mayo la bandera roja ondeaba en el edificio del Reichstag (Parlamento) en Berlín.

Nuestro camarada Eugenio Gastiazoro, quien fuera director del hoy hasta su fallecimiento en 2022, escribió en el cuarto tomo de su Historia Argentina: “En muchos aspectos, la guerra iniciada en 1939 se asemejaba a la primera gran contienda interimperialista de 1914–1918. Pero en su conjunto, sin embargo, no era como la primera, una simple lucha interimperialista por la redivisión del mundo. En rigor, comprendió tres guerras distintas que se mezclaban solo en un sentido militar y aun a este respecto en forma incompleta. La primera de estas tres guerras era una guerra de redivisión modelo 1914–1918, con Alemania, Italia y Japón de un lado y Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos del otro; la segunda sería una guerra entre el capitalismo y el socialismo con Alemania de un lado y la Unión Soviética del otro; la tercera es una guerra antiimperialista de independencia nacional, de China contra Japón, en la que también se incluye la lucha de los pueblos indochinos, filipinos, indonesios, etc. e incluso la resistencia del pueblo indio a ser carne de cañón en defensa del capitalismo inglés.

“De todas maneras, en esta complejidad hay elementos esenciales que definen momentos particulares. Antes del 1º de septiembre de 1939, cuando la guerra “no existía” para las potencias “democráticas”, se desarrollaba una guerra esencialmente imperialista de las distintas áreas en pugna, que comienza con la invasión japonesa a Manchuria en 1931 y continúa con la absorción de Etiopía por Italia (1935), la Guerra Civil Española (1936), el renovado empuje de Japón en China (1937) y, por último, la serie de agresiones alemanas directas en el continente europeo que comienzan con la ocupación de Austria en 1938. Las fuerzas que enfrentan esta guerra son los movimientos de liberación nacional, apoyados por la Unión Soviética. Desde este punto de vista, el carácter dominante de la guerra entonces era el de una guerra o guerras parciales, antiimperialistas de independencia nacional.

“Con posterioridad a la invasión a Polonia, el aspecto dominante de la guerra pasaría a ser la lucha interimperialista entre los dos bloques: el germano–italiano, por un lado, y el anglo–francés, por el otro. Respecto de esta contienda, y al menos en forma directa, aun no se incluirían las otras dos grandes potencias imperialistas, Japón y Estados Unidos, que todavía podrían seguir por un tiempo su política de “no intervención”, tentando acuerdos con una y otra parte, con el interés de sacar beneficios a costa ajena.

Finalmente, cuando la Unión Soviética es invadida por Alemania, cambia nuevamente el carácter de la guerra, pasando a ser dominante la lucha contra el eje nazi–fascista. Entonces la contradicción entre el campo fascista y el campo antifascista pasó a ser la contradicción principal a escala internacional, lo que llevó a la incorporación plena de Japón y Estados Unidos, alineándose Japón definitivamente en el primer campo y Estados Unidos en el segundo.

“De todas maneras, y a pesar de la complejidad de esta guerra, en ella hay un trasfondo común con la Primera Guerra Mundial: el hecho de ser una consecuencia inevitable del imperialismo, que es el que engendra: 1) las guerras de ocupación, y la lógica resistencia de los pueblos a la misma; 2) las guerras de redivisión, y el lógico enfrentamiento entre las potencias, y 3) la reacción, y la lógica lucha contra la misma”.

El programa de nuestro PCR, aprobado en su 13 Congreso de octubre de 2022, por su parte, analiza: “La crisis económica mundial del capitalismo imperialista que se inició en 1929 y se prolongó durante la década del treinta llevó al ascenso del fascismo como expresión más cruda del imperialismo y al agudizamiento de la disputa interimperialista que enfrentaba a Francia, Inglaterra y Estados Unidos, por un lado, con los países que conformaron el eje fascista: Alemania, Italia y Japón por el otro, originándose la Segunda Guerra Mundial.

“En 1941, cuando Alemania agredió a la URSS (en ese entonces todavía bajo la dictadura del proletariado) la guerra interimperialista se transformó en una guerra mundial antifascista. La URSS, conducida por el Partido Comunista (bolchevique) dirigido por Stalin, llevó desde entonces el peso principal de la lucha contra el fascismo.

“El imperialismo nazifascista, contra el que había librado una guerra desigual y heroica el pueblo español, contra el que libraba una guerra nacional desde la mitad de la década del 30 el pueblo chino y contra el cual se había desplegado la lucha de los frentes populares, primero política y luego armada, en casi toda Europa, se convirtió en el enemigo principal del proletariado a escala mundial. La defensa del primer país socialista se fundió con la lucha liberadora de los pueblos sojuzgados por el nazismo alemán, el militarismo japonés y el fascismo italiano”.

 

La invasión a la Unión Soviética

Al iniciar la Alemania hitlerista una guerra de agresión contra ella, la URSS pasó a librar una guerra patriótica liberadora contra el ejército fascista invasor, una guerra que se prolongó por casi cuatro años, al costo de 22 millones de bajas, mientras los Estados Unidos tuvieron 300 mil en toda la guerra. La resistencia soviética frente al poderoso ejército hitleriano es uno de los episodios heroicos más grandes de toda la historia de la humanidad.

El Ejército Rojo resistió y venció; el proletariado y las masas populares resistieron y vencieron, y todo ello fue posible porque defendían su Estado socialista y su Patria, y tenían confianza en el Partido Comunista y en su dirección, encabezada por Stalin. También jugó un papel fundamental en esta victoria el movimiento de liberación antifascista desplegado por todos los rincones del mundo, cuyo factor clave fue el papel de los comunistas, que se colocaron a la cabeza en la lucha antifascista.

Escribe Gastiazoro, sobre el final de la Segunda Guerra Mundial: “En diciembre de 1944 los alemanes pasaron a la ofensiva en la región de las Ardenas, infligiendo un golpe muy grave a los ejércitos anglo-norteamericanos. Entonces el Ejército Rojo comenzó, en enero de 1945, la ofensiva en el frente comprendido entre los Cárpatos y el Báltico, en una extensión de mil doscientos kilómetros.

“A fines de febrero fue totalmente liberada Polonia, y también una parte muy considerable de Checoslovaquia. Habiendo ocupado casi toda Prusia oriental y la Silesia Alemana, el Ejército Rojo se acercó a los accesos a Berlín. Entretanto, los ejércitos aliados pudieron cerrar las brechas producidas por los alemanes, emprendiendo la contraofensiva en marzo de 1945.

“En esas circunstancias se reunió, en febrero de 1945, la conferencia de Yalta, ciudad de Crimea, en la que participaron Stalin, Roosevelt y Churchill, nuevamente, y que no hizo más que ratificar en el plano diplomático lo que era la resultante de una determinada correlación de fuerzas en el plano político y militar.

“En abril de 1945 el Ejército Rojo rompió la defensa del enemigo a lo largo de los ríos Oder y Neisse, avanzando así sobre Berlín. Hitler se suicidó. El 2 de mayo Berlín fue tomada. En la noche del 8 al 9 de mayo los representantes del comando militar de Alemania firmaron, en la ciudad de Berlín, el acta de rendición incondicional…

“El 6 de agosto de 1945 la aviación norteamericana arrojó una bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. El 9 de agosto, fue sometida al bombardeo atómico también la ciudad japonesa de Nagasaki. El carácter bárbaro de estas acciones, en las que perecieron miles y miles de pacíficos habitantes, demostró una vez más el carácter sanguinario del imperialismo. El 2 de setiembre de 1945, a bordo de la nave norteamericana de línea Missouri, en la bahía de Tokio, fue firmada el acta de la capitulación incondicional del Japón. Tal hecho significó el fin de la Segunda Guerra Mundial”.

Sobre este período concluye el Programa del PCR: “Con la lucha contra el fascismo y la derrota de éste en 1945, se fortalecieron en todo el mundo las posiciones proletarias revolucionarias y de liberación nacional. La revolución triunfó en algunos países del este europeo. Los pueblos de Asia, África y América Latina se colocaron en la primera fila de la lucha antiimperialista y anticolonialista, realizando luchas armadas revolucionarias, conquistando grandes victorias que cambiaron la fisonomía del mundo de la posguerra. Esto estimuló al proletariado mundial y a los pueblos de todos los países en su lucha revolucionaria antiimperialista”.

 

Hoy N° 2009 08/05/2024