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26 de marzo de 2015

La senadora Beatriz Rojkes de Alperovich insultó a un tucumano que simplemente le pidió que envíe las máquinas viales para arreglar los desastres producidos por las inundaciones, lo trató de “vago de miércoles” y luego lo acusó de ser un provocador enviado por la oposición. 

La senadora insulta, el pueblo es solidario

Inundación en Tucumán

No es la primera vez que la señora insulta a la gente con problemas, pero eso no es lo que caracteriza al pueblo tucumano.

No es la primera vez que la señora insulta a la gente con problemas, pero eso no es lo que caracteriza al pueblo tucumano.

La inmensa mayoría de los tucumanos se conmovieron frente a la tragedia que vivían los inundados y la solidaridad fue lo que predominó.
La solidaridad se organizó a nivel de organizaciones, como contamos en el número anterior, grupos de profesionales, grupos que se armaron en barrios periféricos, festivales. Hubo muchas actividades: el domingo 22 en un local de la avenida Mitre, se realizó una actividad para juntar elementos para los inundados donde actuaron La Macheta, Wancheros, Tinku danza, Viví Vargas, Nacho Merile, entro otros.
La Escuela de Psicología Social realizó una importante actividad. Reproducimos un informe de nuestro corresponsal. 
 
Provincia en desastre y tragedia social
Miles de tucumanos chapalean en el agua, duermen en el suelo de escuelas y en casas prestadas, o se suben a la ruta esperando la ayuda que llega de a poco.
También somos miles los tucumanos que ante la inoperancia y el desprecio del gobierno, nos vamos juntando de muchas maneras y acudimos con lo que podemos en ayuda. Las zonas afectadas han quedado aisladas y los caminos intransitables con los puentes caídos en aquellas rutas que conectan de norte a sur a la provincia.
El primer impacto fue hace treinta días, minimizado absolutamente en la información oficial reflejada en los grandes medios de comunicación. La magnitud del desastre apenas se pudo apreciar cuando en las últimas dos semanas trascendió a nivel nacional y el mismo avance de las inundaciones ya no pudo ser obviado.
Convocados por la Escuela de Psicología Social de Tucumán, en sus dos sedes, San Miguel de Tucumán y Monteros (a 60 km al sur de la Capital provincial), se organizó una coordinadora solidaria con distintas organizaciones y grupos de profesionales, estudiantes y graduados. Se recibieron las distintas situaciones por las que atraviesan las localidades afectadas, principalmente a través de los testimonios de quienes por su trabajo y por su compromiso social y político han acudido a visitarlas, definiendo la tarea a seguir en esta etapa: trabajar con las familias (niños, adultos, ancianos) entendiendo que están afectados no sólo en lo material por la pérdida de sus hogares, pertenencias y formas de vida, sino en la subjetividad (angustias, miedos, ansiedades ante amenazas de nuevos peligros). Pérdidas de documentos de identidad; desestructuración de su mundo interno; desestructuración de la vida cotidiana; necesidades de apoyo, de sostén, de nueva organización.
Esta es la tarea que hemos asumido y convocamos también a todos los que decidan sumarse a la solidaridad, que se preparen para eso. La “ayuda” oficial consiste en lo ya conocido: sacar de los galpones en los que estaban acumulados colchones, frazadas y bolsones de alimentos, creyendo que con eso ya han cumplido. No son pocos los grupos de damnificados que hoy rechazan la presencia de los enviados del gobierno. Tampoco quieren que los envíos se canalicen por las tradicionales organizaciones que conocen el “oficio”.
¿Cómo debe ser la solidaridad a los tucumanos que no tienen luz, que no tienen agua potable, que no tienen techo, que sus niños comienzan a enfermarse, que los ancianos mueren porque no soportan esta situación? No exigimos todavía cifras oficiales de los daños porque éstos son demasiados, lo que urge es estar dispuestos a tomar en nuestras manos las acciones que no se realizan desde los que sentados en sus escritorios declaran la “emergencia hídrica y social”.
Por eso la coordinadora inició su primera acción el sábado 14/03 durante toda la jornada, con la selección de material donado que había sido recibido en las sedes de la Escuela de Psicología Social; el traslado de las donaciones en dos camionetas solidarias a las zonas afectadas del Departamento Simoca: población Atahona.
Otra camioneta solidaria partió a La Trinidad desde la ciudad de Concepción. Integraron el equipo docentes de la Escuela de Psicología Social, alumnos y graduados y pobladores damnificados que se sumaron a la distribución. La única escuela en condiciones de recibir la donación fue la Escuela Media de Atahona. El pueblo entero está bajo el agua. El acceso fue muy difícil, las camionetas tuvieron que ser tiradas por tractores  y el recibimiento y posterior acompañamiento a los pobladores confirma la justeza de la planificación realizada.
 
El agua destapó la miseria
No es un desastre hídrico como lo plantea el gobierno; el agua actuó sobre condiciones estructurales en nuestra provincia. Aquí hay responsabilidades políticas de funcionarios que por negligencia y/o corrupción permiten que sigan avanzando los desmontes, la extracción de áridos, la urbanización sin planificación junto a la falta de mantenimiento de infraestructura y de control a empresas constructoras. Otra tarea por delante consiste en investigar las verdaderas causas que llevaron a esta situación y desmontar las mentiras del gobierno. 
Todavía no se pueden vislumbrar en toda su dimensión los efectos que esto va a traer en las poblaciones afectadas, pero sí sabemos que van a ser múltiples; a la destrucción de los bienes materiales se suman la fragmentación y hasta destrucción total de la vida cotidiana. Nos planteamos la pregunta: ¿cómo intervenir?, para lo cual tenemos que relevar, conocer y aportar diferentes miradas para hacer un diagnóstico certero acerca del impacto subjetivo de esta catástrofe, la emergencia de organizaciones del pueblo y de cómo ayudar para que estas se fortalezcan.
Esta primera síntesis refleja mínimamente lo vivido, el haber compartido esas horas con jóvenes, mujeres y hombres, muestra una vez más que en la más tremenda situación de desamparo surgen aprendizajes anteriores, reflexiones y la necesidad de organizarse para desterrar definitivamente las situaciones en las que cíclicamente son confinados por la desaprensión de los gobiernos (local y nacional). 
¿Qué llevamos? Alimentos no perecederos, agua potable, repelentes, espirales, velas, pañales, elementos de higiene personal, utensilios de cocina, calzado en buen estado. En esta primera etapa no enviamos ropa: ¡no hay dónde guardarla!