El gobierno nacional ha presentado un proyecto para unificar el DNI, eliminando el actual formato libreta, dejando sólo la tarjeta “para todos los trámites y obligaciones cívicas”.
En la presentación del proyecto, la presidenta Cristina Fernández dijo (26/03) que “la libreta actual sólo sirve para votar, por lo cual le estamos dando una vuelta de tuerca, sintonía fina al sistema”.
El gobierno nacional ha presentado un proyecto para unificar el DNI, eliminando el actual formato libreta, dejando sólo la tarjeta “para todos los trámites y obligaciones cívicas”.
En la presentación del proyecto, la presidenta Cristina Fernández dijo (26/03) que “la libreta actual sólo sirve para votar, por lo cual le estamos dando una vuelta de tuerca, sintonía fina al sistema”.
Esta tarjeta es la que viene confeccionando el Registro de las Personas dependiente del Ministerio del Interior, conformando una base de datos digitales que, como denunciamos oportunamente, es parte de un proyecto más ambicioso llamado Sibios, que permite a las fuerzas de seguridad “conocer en tiempo real quién es la persona que se encuentra enfrente de un personal de seguridad, o en cualquier otro lado, y sí es esa persona es o no esa persona”, como dijo la presidenta cuando anunció este engendro persecutorio que, a partir de enero de este año, incluye a “todos los recién nacidos en todos los hospitales del país”.
La novedad, junto con la eliminación de la clásica libreta, es el apriete a la población que no concurra a votar, imponiendo multas de hasta $500 a los que no justifiquen el no haber votado, e impidiéndole acceder a cargos públicos por tres años.
El proyecto presentado por el Ejecutivo obliga a los empleados públicos nacionales, provinciales o municipales, a mostrar la constancia de su voto a sus superiores al día siguiente de la elección, “Si no lo hiciere serán sancionados hasta con 6 meses de suspensión y en caso de reincidencia podrán llegar hasta la cesantía”. Para dar cumplimiento a estas sanciones, el proyecto implementa una cadena de delaciones con sanciones para los jefes que no exijan el cumplimiento de estas disposiciones.
Silenciosamente, avanza un proceso de paranoico control sobre la población, queriendo cerrar por derecha la brecha abierta en el 2001, cuando emergió la democracia directa y el que se vayan todos. A propósito ¿cómo defenderán este proyecto Kiciloff y los otros integrantes de La Cámpora que fueron promotores del “voto 501” en octubre del 2001?