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01 de noviembre de 2017

El gobierno español resolvió la aplicación del artículo 155 de la Constitución, es decir, decidió la intervención en Cataluña, con el apoyo de casi todos los partidos, incluido el Socialista, con representación parlamentaria. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, rechazó la intervención y la calificó de irresponsable porque lo único que hace es "echar más leña al fuego".

La situación en Cataluña

Declaración de independencia e intervención

La cuestión de la autonomía de Cataluña viene de larga data. Durante la Segunda República española tanto Cataluña como el País Vasco, y otras regiones de España, tuvieron la mayor autonomía de su historia. La dictadura de Franco la suprimió e ilegalizó el uso del idioma en cuestiones públicas. Después de la muerte de Franco, a fines de 1979, se aprobaron los Estatutos de Autonomía del País Vasco y Cataluña. Cataluña recuperó derechos, aunque no todos.
En junio de 2006 se celebró un referéndum en el que Electoralmente, tuvieron mayoría los partidos autonomistas, y el 88% de los diputados catalanes lo aprobó . 
Llegó ya con recortes a Madrid, donde lo tenía que debatir y aprobar el Congreso. Estos cambios fueron acordados por el entonces primer ministro, Zapatero y Artur Mas, catalán, en enero de 2006, durante una larga negociación, tras la que se mantuvieron dos de los puntos más conflictivos: la agencia tributaria única catalana, aunque no se especificó su desarrollo, y la palabra “nación” en el preámbulo. Pero Rajoy, del Partido Popular, y actual primer ministro, presentó recursos ante el Tribunal Constitucional e impugnó 114 artículos.
 Después de mucho tiempo, las impugnaciones fueron aceptadas, y en julio del 2010 se manifestaron más de 400.000 personas en Barcelona en contra de estos recortes. Se trató de la manifestación hasta ese momento más grande de la historia de Cataluña.
Estas decisiones alentaron el movimiento independentista (fueron una fábrica de “soberanistas”, según El País de España) a lo que se suman los efectos de la crisis económica de la que España no se ha recuperado, la disputa por la distribución del presupuesto estatal, al que Cataluña aporta mucho más que lo que recibe, la postura republicana contra una monarquía parásita y corrupta, impuesta todavía por el franquismo. Este movimiento está hegemonizado por la burguesía catalana. Gran parte de los trabajadores han migrado desde otras partes de España.
El gobierno español reprimió brutalmente el llamado a plebiscito del 1 de Octubre. La tristemente célebre Guardia Civil causó más de 800 heridos, en gente que concurría pacíficamente a intentar votar, provocando más indignación aún. No se había visto en Europa occidental semejante represión en años. 
Italia, Gran Bretaña, Trump, Alemania, y el alcahuete de Macri, se declararon contra la independencia de Cataluña. Varios, como Italia, Gran Bretaña y hasta Alemania, tienen movimientos similares, como el de Escocia en Gran Bretaña.
El 27 de octubre el parlamento catalán votó la separación de España, y los pasos para la instalación de la república. Millares salieron a las calles a festejar, muchos llorando de emoción. 
El gobierno español resolvió la aplicación del artículo 155 de la Constitución, es decir, decidió la intervención en Cataluña, con el apoyo de casi todos los partidos, incluido el Socialista, con representación parlamentaria. En cambio, el líder de Podemos Pablo Iglesias rechazó la aplicación del  Art. 155 planteando que sería “lo contrario a una solución” y “echar más leña al fuego”. Calificó de “irresponsable” la actitud del gobierno, porque, lo único que hace es “amenazar” y “reprimir” a Cataluña. Llamó al diálogo pero no en genérico, sino en concreto, y a una solución que pase porque los catalanes voten en un referéndum “pactado, legal y con garantías” sobre la independencia, a pesar de su posición de oposición a la independencia. 
Por otra parte, el 29 de octubre hubo otra marcha multitudinaria en Barcelona, esta vez de los catalanes que quieren permanecer en España. 
La situación está abierta. Nos solidarizamos con el pueblo de Cataluña ante la represión y los avances avasalladores del gobierno de Rajoy.