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11 de julio de 2012

Reproducimos un documento del Comité Central del MPRPP (Movimiento Popular Revolucionario Paraguay Pyahura).

La situación en Paraguay

Hoy 1427 / “… Y está sentado a la derecha del dios padre todopoderoso”

Va creciendo y reproduciéndose en América Latina una corriente política de pensamiento que plantea un cambio desde dentro de este mismo Estado, sin la necesidad de destruirlo y con la posibilidad de que los pobres “lleguemos al poder” por el voto. Para nosotros el voto constituye una táctica política que la podemos utilizar toda vez que posibilitará el avance del pueblo hacia la transformación. Allende, Velazco Alvarado, Kirchner, Correa, Chávez, Evo, Lula, Lugo, han sido y son algunas de estas experiencias de gobiernos.


Además se coloca que el imperialismo yanqui constituye el enemigo principal de los pueblos, naciones y países, negando de esa manera la multipolaridad y la disputa sobre nuestros países. Evidentemente, los yanquis fueron perdiendo hegemonía en un vasto y rico territorio de América Latina, mientras se afianzaban la Unasur, el ALBA y el Mercosur, aliados con otras potencias imperialistas como China, Rusia, Japón, Alemania y el acercamiento político – económico de India, Irán y otros.


Sin embargo, pese a esta derrota táctica, los yanquis no han olvidado al Paraguay como un centro estratégico desde donde es posible el control político, militar y económico de la región. Y fueron planificando el desarrollo de esta disputa, presionados por la actual crisis capitalista, contando internamente con importantes aliados de la política criolla paraguaya, parlamentarios de los partidos políticos tradicionales con sus respectivos dirigentes y de otros partidos que le hacen el juego a la derecha, ganaderos, empresarios, especuladores financieros, latifundistas del agro-negocio, algunos periodistas y dueños de grandes medios de comunicación, entre otros, quienes vinieron acumulando políticamente en propaganda y en acción, ante la incapacidad del gobierno de Lugo de dar salida a la contradicción existente en el Paraguay: latifundios y sin-tierras.


Y aunque Fukujama y otros agoreros del liberalismo, se hayan dedicado a negarlo, esta descomunal desigualdad genera lucha de clases.
Fernando Lugo, valiéndose de esta necesidad, durante su campaña electoral, entre otras promesas, centró su discurso en la reforma agraria, a pesar de la mirada maléfica de su candidato a vicepresidente, quien desde siempre fuera el representante de aquellos que hoy unificaron para sacarle a Lugo de la Presidencia de la República. Con el planteo de la Reforma Agraria, Lugo logró aglutinar a un grupo de dirigentes campesinos y los empujó hacia la búsqueda de tierras mal habidas (no latifundios), con lo cual Lugo justificaba la posibilidad de la concreción de su promesa electoral, apareciendo con la imagen del “cambio” con el cual había sustentado fuertemente su candidatura. A la vez, este grupo de dirigentes campesinos, amigos del gobierno, inició un proceso de acomodamiento en cargos y acumulación hacia planteos electoralistas, camino para continuar “el cambio” luego de haber derrotado al Partido Colorado.


En este contexto se formó la Liga Nacional de Carperos, quienes con esta nueva denominación y negando el carácter de sin tierras, aparecen en este proceso como actores sociales de nuestro país. Parte de esta amistad de Lugo con la dirigencia campesina e impulsado por sectores de izquierda y progresistas es haber puesto a Carlos Filizzola como ministro del Interior, que ante una ocupación (como ya sucediera en Ñacunday) la directiva era el diálogo antes que nada, y posteriormente ya presionados por sectores retardatarios, la policía incursiona en las carpas realizando cateo de armas.

 

Sobre las muertes en Morombi
Aparece también en este proceso la lucha por las tierras de Morombi (Departamento de Canindeyú), que según lo afirmara el propio Camacho (en ese entonces responsable del Indert) pertenecían al Estado. Este grupo de campesinos viene luchando por la tierra desde hace muchos años, pero con esta nueva política de cambio y de posibilidad de lograr tierra para el campesinado, se dispusieron a ganarla, aunque con una dirección que prefirió llevar la lucha por la tierra a una cuestión foquista, sin participación de las masas, porque quienes  fueron a esa ocupación, fueron por una necesidad real, y no manipulados como apareciera después en la prensa nacional e internacional.


Pero como ya la disputa venía desarrollándose y faltaban muy pocos elementos para concluir el libreto que venían trazando los sectores de derecha y lograr así la destitución de Fernando Lugo; traemos a colación que los liberales de todas las corrientes instaladas en Canindeyú participaron activamente para que se realizara la ocupación de las tierras de Morombi (de quien se apropiara Blas N. Riquelme), en coordinación permanente con la principal dirigencia de esa ocupación y los referentes de la Liga Nacional de Carperos. ¿Tenían objetivos diferentes? Eso no lo sabemos.


La policía fue a Curuguaty con orden precisa de no disparar y primero dialogar, como parte de la directiva del “ministro amigo”, aunque aparecieron una docena de campesinos muertos y algunos policías también caídos. Finalmente, en la conjunción de una dirigencia que (a nuestro criterio) equivocadamente direccionó esta lucha de manera foquista, más el protagonismo de provocadores cuya madeja principal no sabemos dónde está, dio como resultado “la guinda que faltaba a la torta” para proceder a implementar el libreto que ya venia siendo elaborado minuciosamente. Ni la designación de Candía Amarilla como ministro del Interior pudo calmar los ánimos de quienes ya tenían marcado el tablero, porque éste señor no es un improvisado, él forma parte de ese grupo que pretenden instalar en la opinión pública, la existencia de grupos armados en nuestros país.
El juicio político pasó a ser la última parte de este libreto. Y allí tampoco Lugo se jugó, como no se jugara nunca antes por el pueblo, o por la posibilidad real de realizar el cambio que tantas veces había prometido durante su campaña electoral. Y es que Fernando Lugo, como otros líderes o expresiones del socialismo del Siglo 21 creen que es este Estado el que debemos defender, que desde este Estado es posible transformar las condiciones de miseria de la mayoría, lo cual obnubila o intenta confundir la posibilidad de un proceso revolucionario.


En el Movimiento Paraguay Pyahura no estamos de acuerdo con esta destitución, porque evidentemente es la concreción del avance de sectores históricamente reaccionarios, además entendemos y defendemos que la masa, el pueblo, son quienes tienen que juzgar a su mandatario.
Pero también nos preguntamos, ¿cuál fue la obra de gobierno de Fernando Lugo a favor del campesinado, o del pueblo en su conjunto? Lamentablemente, como era de esperar, el campesinado, el pueblo, nada ganó de esta lucha, de esta disputa, sin embargo toda la derecha unificó, acumuló y dio un paso.


Ese derroche de discurso vacío de contenido, esa pusilanimidad para llevar adelante verdaderos procesos de cambio a favor del pueblo, la falta de sustento de masas, la práctica oportunista de varios dirigentes, la pelea por los cargos antes que por programas y proyectos de desarrollo, la ausencia de una moral coherente con el pueblo, entre otros, llevaron a Fernando Lugo hacia el camino de la derrota, situación propicia para que en estos momentos nuestro país vuelva a sentarse “a la derecha del dios padre”.