Existe un agravamiento de la disputa entre los países imperialistas y crecen los factores de guerra, la rebeldía y las luchas de los pueblos de América Latina y el mundo. Desde el PCR veníamos advirtiendo sobre esta situación.
La invasión de Rusia a Ucrania, el 24 de febrero de 2022, es el hecho más importante de la situación internacional, produjo un profundo cambio en el escenario global, abriendo la posibilidad de una nueva guerra mundial y una profunda crisis económica. Muestra la profundización de la disputa interimperialista. Sus alcances llegan incluso a la Argentina por el aumento del precio de los combustibles y los cereales.
La pandemia del Covid 19 también tuvo y tiene consecuencias económicas, sociales y políticas que agravaron los sufrimientos de los pueblos y evidenciaron la desigualdad creciente entre países opresores y países oprimidos. Casi 500 millones de personas se han contagiado en el mundo, más de 6.000.000 de personas fallecieron a causa de la pandemia.
La pandemia, la guerra, la alarmante desigualdad en el mundo donde el 1% más rico acumula más riqueza que el resto de la humanidad, la devastación de la naturaleza y el cambio climático, son todas consecuencias del carácter y la voracidad del capitalismo imperialista. Frente a esto grandes luchas de los pueblos recorren el mundo.
En América Latina también se ha agravado la disputa interimperialista. Estados Unidos trata de recuperar posiciones, para continuar siendo el imperialismo dominante, en lo que considera su “patio trasero”. Gran Bretaña avanza en su objetivo de consolidar el dominio del Atlántico Sur, manteniendo en nuestras islas Malvinas la principal base se la OTAN en el hemisferio sur. China y Rusia disputan y avanzan en el terreno militar y económico…
En medio de esa disputa y frente a la creciente opresión y saqueo de nuestros pueblos y naciones, en América Latina crecen la rebeldía y las luchas de los pueblos. Son luchas prolongadas, masivas y combativas, con una amplia unidad popular, de las fuerzas obreras y campesinas, con un gran avance en la unidad de pueblos y naciones originarias, de las mujeres y los jóvenes. Irrumpieron nuevamente en la escena social y política grandes puebladas, la ocupación de plazas, calles y rutas. Son luchas con avances y retrocesos, logrando conquistas importantes. Siguen las luchas de campesinos pobres y los pueblos y naciones originarias por las tierras y territorios y por una reforma agraria, contra los terratenientes y los estados vinculados a distintos imperialismos.
Reivindicamos la lucha de los pueblos de América Latina, pugnamos por establecer relaciones con esas corrientes y sus expresiones políticas, con amplitud y sin sectarismos. Sostenemos que es en unidad y lucha, peleamos por desbordar la estrategia reformista y ofrecemos nuestras perspectivas revolucionarias.
Tras las grandes puebladas de los 90 y principios del 2000, surgieron en América Latina gobiernos con una gran heterogeneidad que adoptaron medidas reformistas y en distintos grados tomaron posiciones antiyanquis, constituyendo un eje regional. La experiencia demuestra que no romper con la dependencia y el latifundio, no destruir el aparato del estado de las clases dominantes, y apoyarse en un imperialismo para enfrentar a otro, constituyen un camino de derrota, conduce a una nueva frustración y posibilitan el retorno de gobiernos reaccionarios y de derecha en nuestros países.
La invasión a Ucrania
Las tropas invasoras se han encontrado con una resistencia heroica del pueblo y las fuerzas armadas ucranianas, que Putin subestimó. Esto transformó la invasión imperialista en una guerra de carácter nacional.
La derrota de Trump en los EEUU produjo modificaciones de la política exterior del imperialismo yanqui.
Como consecuencia de la guerra imperialista rusa, en el marco del reagrupamiento y el fortalecimiento de la OTAN, EEUU impulsó sanciones económicas y financieras a Rusia y la provisión de armas a Ucrania. Se trata del último capítulo de un conflicto que se remonta al menos hasta 2014, cuando Rusia tomó el control del territorio ucraniano de Crimea.
Rusia declaró la anexión de las zonas de Donetsk y Luhansk, en el este de Ucrania y comenzó la invasión por Kharkiv en el norte, Luhansk en el este, Crimea en el sur, y desde Bielorrusia. Previamente lanzó ataques aéreos contra la infraestructura militar de Ucrania y las unidades de control fronterizo, que habían estado siempre con tropas ucranianas, el aeropuerto internacional de Boryspi, y cuarteles y almacenes militares en las grandes ciudades de Kiev, Dnipro, Kharkiv y Mariúpol.
Es decir, Putin lanzó una invasión a gran escala de Ucrania. El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, condenó las acciones de Moscú, rompió relaciones diplomáticas con Rusia organizó la defensa con las fuerzas armadas y distribuyó armas al pueblo ucraniano.
Rusia es el principal abastecedor de gas a Europa y está interesada en los minerales estratégicos del este de Ucrania.
Xi Jinping dialogó con Putin, y dijo que apoyaba la solución de la crisis de Ucrania a través de negociación. Xi agregó en la llamada que era importante “abandonar la mentalidad de Guerra Fría, dar importancia y respetar las preocupaciones razonables de seguridad de todos los países y formar un mecanismo de seguridad europeo equilibrado, eficaz y sostenible a través de negociaciones”. Pero evitó usar la palabra invasión.
Tanto Joe Biden, presidente de EEUU, como, Stoltenberg, secretario general de la OTAN, el primer ministro de Reino Unido Boris Johnson, el presidente de Francia Macron, el canciller alemán Scholz, la presidenta de la Comisión Europea Úrsula von der Leyen, hicieron declaraciones altisonantes repudiando la invasión, pero aclarando que no iban a intervenir, salvo tomando sanciones económicas.
Efectivamente las sanciones económicas fueron muy severas, particularmente aquellas que sacaron a gran cantidad de bancos rusos del sistema Swift, lo que provocó la caída del valor del rublo, además de la retirada de gran cantidad de empresas occidentales que operaban en Rusia…
En nuestro país y en todo el mundo surgieron posiciones de apoyo a Rusia ante la invasión, más o menos explícitas y justificadas por la existencia de la OTAN, como si en la disputa interimperialista hubiera un solo protagonista: los yanquis y sus aliados. Hay sectores que consideran que la multipolaridad disminuye los factores de guerra y desde esa perspectiva tampoco condenan la invasión. Como si no se reconociera que en Rusia se restauró el capitalismo, transformándose en una potencia imperialista y como si Putin no atacara expresamente a Lenin en su larguísimo discurso del 24 de febrero de este año, justamente por promover la autonomía de cada uno de los integrantes de la URSS…
Como parte de la disputa interimperialista la OTAN, encabezada por Estados Unidos e Inglaterra, continuó reforzando sus tropas en Europa del Este, principalmente en
Polonia y las Repúblicas Bálticas (Lituania, Letonia y Estonia)…
China, que se mantuvo en una posición neutral sin condenar la invasión, se va acercando cada vez más a Rusia como parte de su “alianza estratégica”, enfrentando las presiones del gobierno de EEUU.
El agravamiento de la disputa interimperialista
Siguen teniendo vigencia los 5 rasgos del imperialismo definidos por Lenin:
La concentración de la producción y del capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo que ha creado los monopolios, que desempeñan un papel decisivo en la vida económica.
La fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este “capital financiero”, de la oligarquía financiera.
La exportación de capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particular. La formación de asociaciones internacionales monopólicas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y la terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes.
Semanario Hoy Nª 1947 25/01/2023