Tras un nuevo encierro de fin de semana largo en Calafate, mientras sus ministros andaban como perro en cancha de bochas –sin saber para donde agarrar con el mandamiento de convocar a un diálogo–, la presidenta Cristina mandó al frente al ministro Randazzo con la propuesta de “un diálogo abierto y no excluyente” a los partidos políticos, eso sí, sobre un tema excluyente: una reforma política que tenga por centro “la selección de los candidatos”. Lo que ha resultado ser una prioridad para Néstor Kirchner quien, en su búsqueda de chivos expiatorios de su derrota electoral, afirmó a su regreso por Chubut –en avión oficial dada su condición de príncipe consorte–, que dicha reforma, “sobre todo por la implementación de las internas abiertas y simultáneas en los partidos, es profundamente necesaria, yo lo pude comprobar en las elecciones últimas ya que fui una de las víctimas de la vieja política”.
Esto después que en 2004 había hecho anular la ley que imponía la realización de internas en los partidos para la elección de candidatos –siguiendo el camino de Duhalde que la había suspendido para imponerlo en las elecciones de 2003–, para imponer a Cristina sobre “Chiche” Duhalde en las elecciones de 2005. Ahora, como fue derrotado con su propia medicina en los principales distritos electorales, cree que reflotando las internas y haciéndolas obligatorias, “todos los ciudadanos” van a ir a votarlo en el 2011. ¡Se ve que los aviones oficiales le provocan mareos!
Entretanto todos los problemas urgentes para la mayoría de los argentinos, y para el país, siguen quedando fuera de la agenda presidencial con los partidos políticos.
Ni la gripe A, el hambre y la desocupación que golpean crecientemente a millones de familias argentinas, ni la crisis mundial que azota al país, ni los monopolios imperialistas que saquean nuestras riquezas, nada de eso parece preocupar a la presidenta Cristina. Eso sí: llamó a una cena a algunos personeros de esos monopolios en las organizaciones empresarias y sin- dicales, a escondidas y sin que nadie sepa de qué hablaron, para montar el escenario de un largamente mentado Consejo Económico y Social, que sirva también de entretenimiento mientras continúan con su misma política de descargar la crisis sobre los trabajadores y la producción nacional. La intención es clara. Un “diálogo” para entretener a los partidos con el chamuyo de una reforma política para el 2011, y una “gran mesa” (con más de 90 participantes) para que, entretanto, le den apoyo sus amigos entre los “factores de poder”, los Brito, Eurnekian, Moyano y compañía.
02 de octubre de 2010
