Las compañeras de la Unión Campesina de Varela se entusiasmaron de entrada con el viaje al Encuentro. Se prepararon y se organizaron para viajar. Desde el micro fueron planificando en qué talleres participar y finalizada la Apertura, donde las mujeres originarias de Chaco fueron grandes protagonistas, decidieron ir al taller “Mujeres y organizaciones productivas”. Sin embargo, no fue lo que esperaban: los debates eran alrededor de la salida económica individual de las mujeres, a partir de sus propios emprendimientos. La coordinadora no respetaba la dinámica del taller, varias participantes lo señalaron, entonces ella corrigió, y las mujeres que iban por primera vez escucharon la discusión sobre la dinámica de los talleres. Hasta ese momento las productoras de la UCV no pudieron hablar ante mucha gente. Se fueron de ahí con la decisión de participar en otro taller el domingo. Al día siguiente fueron al Taller 42, Mujeres campesinas y rurales.
El Taller se tiñó de lucha
En el Taller 42, se habló mucho sobre los efectos tóxicos de los agroquímicos, y las campesinas paraguayas contaron cuando los rociaron con fosforados (entran por los poros) para echarlos de las tierras, matando a dos hermanitas de tres y un año. Y que a partir de ahí decidieron enfrentar la represión y no abandonar las tierras. El relato tiñó de lucha el taller.
Otras productoras dicen que perder la semilla es pérdida de la soberanía nacional, que vamos a depender siempre de Monsanto. Que está a $1.000 el kilo de maíz sojero, y si se pudre, y si hay peste, es trabajo muerto, porque se pierde todo. “Nos pagan $15 el cajón de acelga y la semilla es carísima y tarda tres meses. Después al final no vale nada. El agua y la luz van subiendo. Queremos ser escuchadas”. Una compañera interviene, y dice: “así están las cosas, nosotras somos de la Unión Campesina de Varela, y quisiera que todo fuera orgánico, pero no sabemos cómo hacer, si no manejamos los químicos no madura nada, si no echamos para el yuyo, el yuyo tapa todo. En Bolivia no usábamos químicos. Y la gente prefiere la manzana brillante, es la que crece con químicos”. “Queremos cosas que reemplacen a los agroquímicos”. Otra dice que se les pudre todo.
Compañeras de La Plata opinaron que como el productor no es dueño de la tierra la tiene que hacer producir mucho. Los alquileres son muy caros, la pelea es por tener la tierra, es la solución. Entonces se podría hablar de cultivos orgánicos. Y dijeron: “por eso levantamos la bandera de la Reforma Agraria”. En ese momento todas acordaron. Se habla del Verdurazo en Varela, del Feriazo en Plaza de Mayo, de que se van organizando cada vez más.
No bajamos los brazos
Se discutió la venta directa y el abastecimiento a los comedores comunitarios y escolares, en lugar del negocio tremendo con las empresas que los proveen. Varias mujeres hablaron de la discriminación que sufren por ser bolivianas o paraguayas.
Compañeras de la UTT plantearon la necesidad de créditos para la tierra, y cuotas que se puedan pagar. Así como tener obra social, mientras relataban los padecimientos en los hospitales para ser atendidas. Concluyen diciendo “no bajamos los brazos”. Se dice que como campesinas quieren cuidar el medio ambiente. Que ahora todos son celíacos porque se consume verdura y frutas contaminadas con agrotóxicos.
Productoras de Corrientes contaron que salieron a las calles, eran cinco al principio. Consiguieron los títulos, son 170 y tienen terreno propio. También que consiguieron una salita.
Reforma Agraria
Se plantea en todo momento que los Encuentros son muy importantes. Una compañera de Asoma plantea que tiene que llegar a los medios lo que hablamos en el taller, y que la tierra es para quien la trabaja. Entonces arranca la discusión sobre la reforma agraria: se hace una referencia a la Constitución durante el gobierno de Perón que la contemplaba, pero que duró poco.
Una productora de Varela dice: “nosotros alquilamos dos o tres hectáreas, no sabemos cómo están. Y cuando queremos comprar nos dicen que no tiene bien los papeles. No podemos hacer nuestra casa porque no nos reconocen nada que hagamos”.
Las compañeras de Paraguay contaron que el Estado dice que el pueblo no necesita más tierra. Entonces los campesinos dieron la pelea y tomaron las tierras. Ahora el gobierno les ofrece los títulos, pero no es garantía, porque van apareciendo otros dueños. Intervenciones de compañeras del Chaco, entre otras, apuntaron a la necesidad de luchar por la reforma agraria: “sin ella no hay paz, nos enfermamos pensando que haremos mañana, la tierra es de quien la trabaja no del que especula” dijeron.
Las mujeres de la UCV finalizaron el taller contentas por la discusión y el debate. Les gustó mucho el Encuentro, y volvieron convencidas de que es necesario prepararse para el año próximo.