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26 de enero de 2011

La canción del Litoral ha perdido uno de sus mejores intérpretes y compositores.

La ultima remada del zurdo Martínez

Hoy 1353 / Un luchador de la cultura nacional y antiimperialista

El miércoles 12 de enero falleció Miguel “El Zurdo” Martínez, guitarrista, cantor y compositor, luego de una operación por un tumor de  riñón a la que no logró sobreponerse.
Fue un compañero del pueblo entrerriano en la música y en la lucha. Tenía setenta años y llevaba más de medio siglo de guitarra y canto.

El miércoles 12 de enero falleció Miguel “El Zurdo” Martínez, guitarrista, cantor y compositor, luego de una operación por un tumor de  riñón a la que no logró sobreponerse.
Fue un compañero del pueblo entrerriano en la música y en la lucha. Tenía setenta años y llevaba más de medio siglo de guitarra y canto.
Había estudiado guitarra con los maestros Roberto Longo y Juan J. Echayre. En los años sesenta integró el grupo Los Jangaderos, donde tuvo oportunidad de explorar sobre la armonización de voces.
Su amistad con Marcelino Román y Linares Cardozo lo llevó a convivir con lo más genuino de la poesía y la música entrerriana. Con los paseos diarios junto a su padre por la zona costera del Paraná se hizo sabio sobre la vida del hombre del río. Cantó a pescadores, estibadores, campesinos desterrados y a los hombres y mujeres que luchan en la “diaria brega”.
Mantuvo yuntas memorables con su amigo Walter Heinze y el sanducero Aníbal Sampayo. Musicalizó a los poetas Marcelino Román, José María Díaz, Jorge Enrique Martí y a su padre, el Polo Martínez. Nos dejó un puñado de discos valiosísimos, como: “De un entrerriano…”, “El canto paranasero de Miguel Martínez”, “Canciones del Chacho Muller”, “El canto compartido” (junto a Walter Heinze), “Un cielo de chamamé y milonga”, “Paranaseando”, “Recuerdos que lleva el río” y “Paraná mi río, Paraná mi pueblo”.

Los trabajadores perdimos un gran compañero de ruta
Nunca estuvo ausente cuando su voz, su canto, su decir y su guitarra fueron convocados para acompañar las luchas de los sindicatos docentes y estatales, o contra la instalación de la represa del Paraná Medio, los desmontes o la defensa de muchas causas populares y latinoamericanas como contra el infame bloqueo yanqui a Cuba. Apoyó a los pescadores, campesinos, trabajadores y peleó siempre por una cultura nacional, latinoamericanista y antiimperialista. Por eso, con su partida, los trabajadores perdimos un gran compañero de ruta. Entre Ríos pierde físicamente a un gran trabajador y luchador de la cultura popular, pero se ve recompensada por la huella que deja el Zurdo en su obra, que será continuada por alumnos, amigos y seguidores
Y en la conducta que supo tener desde esta rama del arte en la lucha por la defensa de la identidad nacional, yupanquiano de alma y artiguista en el sentir federal. Fue un gran defensor y difusor de la obra de Atahualpa Yupanqui, y amigo de la gran artista y discípula de don Ata, Suma Paz y del “Mensú” Ramón Ayala.
Supimos hacerle un reportaje para la revista de arte y cultura La Marea junto a otro cantautor paranaense, Jorge Méndez, luego de habernos acompañado en el lanzamiento de la publicación en 1996 en el Centro Cultural Juan L. Ortiz. Eran momentos en que arrancaba aquella gran lucha provincial contra la construcción de la represa del Paraná Medio que impulsaba el gobierno de Menem.

Un hombre que hizo con su música una trinchera
Recordamos su actuación el año pasado en el Centro Cultural Raíces en Buenos Aires. Era integrante de la Junta Americana por los Pueblos Libres junto a conocidas figuras intelectuales de nuestra provincia, cuyo máximo emblema es la lucha por una definitiva y segunda independencia de nuestra patria. Bien lo recuerda en su perfil el integrante de dicha agrupación y destacado periodista y escritor de nuestra región, Tirso Fiorotto, comentando una entrevista realizada: “Es difícil, si no imposible, separar el folclorista del guitarrista y el militante. Acorde con estos tiempos en que la supervivencia de la cultura nativa corre riesgos insospechados, el Zurdo cava con la música una trinchera. Ama la naturaleza y el arte que la exalta, pero cuando a las obras le falta el hombre, sus alegrías y sus miserias, sus sueños, empieza a dudar intuitivamente de la sensibilidad del artista.”
Repasa sus letras costeras con su padre, el “Polo”, y el universal Marcelino Román, también al “Cielito de la provincia” que compusieron con José María Díaz, ese cielito que seguiremos entonando en su homenaje.
“Cielito, cielo que sí, el cielo del rancherío: tapémonos con estrellas, adentro hay hambre y hay frío.
 “Cielito, miren qué cielo el cielo de los sauzales. Por qué cambiarnos la tierra por un baúl de caudales. Puro mentar el paisaje y hacerse voz del progreso. ¡Para qué quieren riquezas si a los pobres les dan huesos!
“Cielito, cielo que sí, vengan cielos de esperanza para el pobre que, paciente, oye que chifla su panza. Solita el alma del pueblo camina entre sinsabores: el amor le refucila sobre todos sus dolores.
“Cielito del campo flor para sembrar lo que quiera: si se siembra la justicia es cielo la tierra entera.
Letras con las que pinta cual era para Miguel Martínez el “destino de su canto”.
Tuvimos su amistad con varios acuerdos en ese gran cometido del rescate, defensa y desarrollo de la cultura nacional y algunas diferencias en los puntos de vista de la política, como solíamos amigablemente comentar. Recordamos en él a un artista y luchador comprometido que supo tener en su accionar mas de una vez, diferencias con sus antiguos compañeros del P “C”. Estuvimos en los noventa en el mismo Frente del Sur, que llevó a Pino Solanas como candidato a presidente. Ratificamos desde estas líneas nuestro acompañamiento en este difícil momento a su esposa y seres queridos, y nuestro compromiso de difundir y hacer conocer todos sus aportes en la defensa de la cultura nacional por la cual luchó, junto a muchos amigos con quienes compartimos esta común trinchera por el rescate de nuestros mejores valores y gestas hacia la liberación definitiva de nuestra patria grande.
 

* “La última remada” (chamamé) de Aníbal Sampayo (letra) y Miguel Martínez (Música).