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06 de septiembre de 2017

Aplastado el imperialismo alemán, el pueblo soviético protagonizó una nueva hazaña revolucionaria.

La Unión Soviética a principios de los ‘50

Hacia el centenario de la Revolución Rusa (16)

Aunque la gente estaba agotada por la guerra y habían muerto cientos de miles de cuadros revolucionarios, comunistas y millones de los mejores hijos de la clase obrera y del pueblo, las grandes masas bajo la dirección del Partido llevaron a cabo en algunos años la reconstrucción de la URSS. Un auténtico “milagro” de la posguerra, del cual no hablan los medios de difusión ni los especialistas, salvo excepciones.

Aunque la gente estaba agotada por la guerra y habían muerto cientos de miles de cuadros revolucionarios, comunistas y millones de los mejores hijos de la clase obrera y del pueblo, las grandes masas bajo la dirección del Partido llevaron a cabo en algunos años la reconstrucción de la URSS. Un auténtico “milagro” de la posguerra, del cual no hablan los medios de difusión ni los especialistas, salvo excepciones.
Los nazis habían devastado y saqueado 1.710 ciudades. Convirtieron en ruinas 70.000 pueblos y aldeas. Destruyeron parcial o totalmente 32.000 empresas industriales y 65.000 kilómetros de vías férreas. Saquearon 98.000 koljoses (granjas colectivas), 1.876 sovjoses (granjas estatales) y 2.800 estaciones de máquinas y tractores. Arrasaron hospitales, escuelas, universidades, bibliotecas, clubes, etc. 
El valor total de bienes robados y destruidos ascendió a un monto casi igual al volumen global de gastos efectuados por la Unión Soviética durante cuatro quinquenios para construir nuevas fábricas, ferrocarriles, minas, centrales eléctricas, estaciones de máquinas agrícolas y otras obras.
Lejos de contar con ayuda occidental para su reconstrucción, la URSS sufrió ya antes de la capitulación nazi el corte abrupto del régimen de préstamos y arriendos por parte del gobierno norteamericano. En los hechos, desde abril de 1945 Estados Unidos inició un virtual bloqueo económico contra la Unión Soviética. Los yanquis suspendieron el citado régimen de préstamos y a partir de esto comenzaron a embargar también las exportaciones de máquinas-herramientas y equipos industriales pesados dirigidos a la URSS. Al respecto, Harry Hopkins, enviado por los Estados Unidos, cuenta que Stalin le dijo en la entrevista que mantuvo con él en mayo de 1945: “Si la negativa a continuar con el Préstamo y Arriendo habría sido ideada para presionar a los rusos a fin de ablandarlos, era un error fundamental… Añadió que debía decir francamente a míster Truman… que las represalias, de cualquier forma, surtirían el efecto exactamente contrario”.
La base de la rápida reconstrucción de la URSS fue una gigantesca movilización revolucionaria de las grandes mayorías obreras y campesinas, comparable con la del Primer Plan Quinquenal.
Y en 1948 se alcanzó no solo el volumen de producción industrial de preguerra, sino que se lo sobrepasó. Es decir que en apenas dos años y medio se restableció y superó el nivel de producción industrial de 1940. En este resultado confluyeron el gran entusiasmo político, el esfuerzo sacrificado y la iniciativa creadora del pueblo trabajador, el ascenso de miles de cuadros y el papel dirigente de las organizaciones del Partido Comunista de arriba a abajo.
En cuanto a la producción agropecuaria, se demoró un par de años más en alcanzar el volumen global de la preguerra. Pero este resultado no era satisfactorio. La producción agrícola y ganadera se iba rezagando de las crecientes necesidades de la población y de la industria liviana. Ello se debió a dificultades objetivas y, principalmente, a serios errores y que en gran medida se agravaron en los años de posguerra.
No obstante, el abastecimiento alimenticio se resolvió básicamente en dos años. En ese entonces, cabe recordarlo, la URSS no importaba granos. Sólo empezó a hacerlo a partir de la década del 60. La población soviética logro mejorar rápida y sustancialmente sus condiciones de vida. Ya en 1947 se suprimió el racionamiento. Los comercios estaban provistos de mercadería. 
En 1948 llevó a cabo una reforma monetaria, golpeando duramente a los especuladores que habían lucrado en las ciudades y en el campo con las penurias de la guerra e inmediata posguerra. 
En el curso de tres años se efectuaron otras tantas rebajas generales de precios. En 1950 los ingresos reales de los obreros y los campesinos eran ya notablemente superiores a los de 1940. 
También se emprendió en gran escala la reconstrucción de viviendas destruidas por la guerra y la edificación de otras nuevas. Ello abarcó, hasta 1950 inclusive, una superficie de más de 100 millones de metros cuadrados en las urbes y 2.700.000 casas en localidades rurales. Pero la escasez de viviendas era aún inmensa y siguió siendo el problema más grave para las mayorías populares.
Por otro lado, aumentó en mucho la cantidad de establecimientos médicos, sanatorios, casas de reposo, salas teatrales y cinematográficas, bibliotecas, clubes, instalaciones deportivas.
A principios de los años 50 la Unión Soviética socialista ocupaba los primeros lugares en el mundo en cuanto al nivel de instrucción alcanzado por sus habitantes, el acceso a la cultura por parte de grandes mayorías y el número de estudiantes y graduados universitarios.
El Partido desempeñó un papel decisivo en la movilización popular por el Plan Quinquenal de posguerra. Los éxitos en este plano fueron posibles mediante una dura lucha contra el burocratismo, el formalismo y la subestimación de las masas y de la política. Es decir que, en nuevas condiciones, continuó la lucha entre dos líneas y dos caminos.
En parte y hasta cierto punto, se produjo también un cierto avance en el plano del ejercicio del poder por parte de la clase obrera. En las fábricas se reanimaron las asambleas de los trabajadores: en 1946 se celebraron cerca de 4 millones, en las cuales se presentaron 5 millones de propuestas orientadas a mejorar el trabajo de las empresas. En 1950, se llevaron a la práctica más de 7 millones de propuestas efectuadas por los trabajadores.
Desde el punto de vista de la lucha por avanzar en la sociedad socialista, el aspecto principal fue la afluencia de cientos de miles de voluntarios a las obras de gran envergadura.