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01 de abril de 2014

La verdad de los trabajadores del Indec

Un libro imprescindible para conocer cómo se destruyeron las estadísticas

 A 7 años de la intervención por el gobierno kirchnerista del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), la Junta Interna de ATE-Indec presentó el libro No somos cómplices de la mentira.

 A 7 años de la intervención por el gobierno kirchnerista del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), la Junta Interna de ATE-Indec presentó el libro No somos cómplices de la mentira.
En el mismo se analizan, sector por sector, cómo se fueron destruyendo las estadísticas públicas en estos años, comenzando con el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que es el que mide la inflación. Y cómo eso se fue extendiendo a los demás índices y estadísticas que publica el Instituto, incluso en la elaboración de censos nacionales como el Agropecuario de 2008 y el de Población de 2010.
El libro es entregado gratuitamente por ATE-Indec y puede solicitarse directamente a la Junta Interna en Avenida Julio A. Roca 609, 10º piso (CABA), o en las distintas seccionales de ATE o CTA.
Reproducimos aquí, como una pequeña muestra de cómo se realiza ese daño en todos los indicadores que publica la intervención del Indec, algunos párrafos referidos al cálculo del Producto Bruto Interno (PBI), muy debatido porque esa distorsión implica que el país haya tenido que pagar algunos años alrededor de 3.500 millones de dólares demás por los bonos de regalo (“el dulce”, dijo en algún momento la Presidenta) que se dio a los acreedores de “la deuda heredada” en dólares –que ni siquiera se investigó– que entraron en el megacanje de Kirchner-Lavagna de 2005 y en la reapertura posterior de Cristina-Boudou de 2010.
El extracto que aquí reproducimos corresponde a las páginas 115-117, del libro de los trabajadores del Indec.
 
Producto Bruto Interno (PBI)
Poco se sabe sobre cómo se calcula el PBI en la Argentina. La Dirección de Cuentas Nacionales, como ya se dijo, es un sector donde sólo subsisten algunos técnicos especializados y la mayoría de su personal directivo fue removido luego de la intervención del Instituto.
Para calcular el valor final de los bienes y servicios, se utilizan distintos índices de precios (minoristas, mayoristas, construcción, etc.). Como el Indice de Precios al Consumidor (IPC) comenzó a manipularse en el 2007 como ya se ha explicado, el valor que se difunde es inferior al real, situación por todos conocida, y padecida. Lo que no es tan popular es que el PBI en pesos corrientes y el PBI a precios constantes se encuentran consecuentemente distorsionados por la utilización del mismo.
En el caso del PBI a precios constantes, que es el que indica el crecimiento del país, existe una sobreestimación. Esto se debe a que en el caso del comercio y los servicios se utilizan las estimaciones de la actividad a precios corrientes para luego deflactarlos [corregirlos] por el comportamiento de los precios (con los índices arriba mencionados) y de esa manera obtener el valor en términos reales. Si esos índices están subestimados, la deflación es menor y se sobreestima el crecimiento en términos constantes.
La principal clave de la falacia está en la estimación de un aumento del consumo privado que surge del monto de venta de bienes. Si al precio de los bienes considerados se los calcula con una inflación menor a la real –10% anual–, se sobreestima el crecimiento del volumen consumido (cantidades).
El mismo ejercicio se puede hacer con las ventas en supermercados y también con el consumo de servicios públicos y con el cálculo del “PIB establecimientos financieros”.
El impacto de la manipulación no es menor ya que si la economía crece más de 3,22%, Argentina –todos nosotros– debe pagar el cupón PBI de los bonos de la deuda (en dólares). Superado ese umbral, en 2014 la Argentina deberá destinar alrededor de 3.500 millones de dólares al pago de ese bono. En los años 2005, 2006, 2007, 2008 y 2010 se pagó dicho cupón.