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18 de septiembre de 2019

Hacia el 34 Encuentro Nacional de Mujeres

La violencia contra la mujer crece a escala agigantada

Conversamos con la compañera Miguelina Gómez, dirigente del Movimiento de Desocupados y Precarizados de la CCC de La Matanza, quien cuenta sobre los preparativos hacia el 34 Encuentro Nacional de Mujeres.

Durante la concentración en el Congreso de la Nación, cuando se votaba la Ley de Emergencia Alimentaria, la compañera Miguelina contaba a este semanario que en La Matanza, las compañeras se vienen preparando para participar en el 34 ENM. “En los barrios venimos trabajando muy fuertemente porque venimos hace muchísimos años participando, pero creo que éste va a ser un Encuentro atípico, porque va a ser en la provincia de Buenos Aires, donde el hambre está golpeando duro.

“Nosotras, lógicamente, vamos con mucha fuerza, con muchas compañeras. No va a ser un encuentro fácil, pero también va a ser multitudinario, algo grandioso. Y las compañeras de la Corriente Clasista y Combativa vamos a dar batalla en cada uno de los talleres, para que se entienda claramente lo que significa el Encuentro para nosotras, sobre todo para las compañeras de los barrios de la provincia de Buenos Aires. Nos quieren cambiar el carácter del Encuentro; de hecho, sabemos que vienen trabajando para que no se realice o que se suspenda. Nosotras no vamos a aflojar, así tengamos que hacerlo en las plazas o en las calles, lo vamos a hacer igual.

“Hay compañeras que van a ir por primera vez, están muy entusiasmadas, nosotras lógicamente transmitimos esa energía que traemos todos los años de los encuentros, con algunas dificultades en algunos casos pero que no hacen a la importancia, porque lo importante es el Encuentro».

—¿Cuáles son para vos, los dramas de las mujeres que quieren participar del Encuentro?
—Se ha acrecentado muchísimo el problema de las mujeres golpeadas. La violencia contra la mujer aumenta en una escala agigantada. Yo creo que uno de los temas principales es la desocupación y el hambre. En el movimiento, la mayoría somos mujeres, y muchas veces cuando logramos algo en las calles, estamos contentas, pero cuando volvemos a nuestras casas, muchas veces nos reciben con una cachetada o con agravios: que “¿por qué te fuiste?”, y que nos denigran como mujer. Muchas, que marchan con bebé en un brazo y en el otro, con otro chiquito… porque no los pueden dejar en la casa.

—¿Ha crecido la violencia?
—Para mí es producto de la crisis. Pero igualmente, nada justifica la violencia sobre una mujer. Yo creo que la crisis que estamos viviendo, en general, tiene un rebote en la casa en forma de violencia, por no tener un plato de comida en la mesa. Entonces se empieza con la violencia que por ahí no es con golpes sino con humillación, con palabras que te golpean mucho más que un puño.
Si bien no todas las mujeres que salimos a luchar sufrimos violencia, una parte sí lo sufre. Esa compañera que está calladita, que nunca dice nada, que nunca se queja de nada, es la que tiene un secreto enorme guardado. Eso tiene que salir, ya es hora de que salga. Porque no somos culpables nosotras, ni tampoco nuestra familia. Hay otros culpables, y esto es político.

—Esto ustedes desde la Corriente lo vienen abordando hace tiempo…
—Nosotros lo abordamos con mucha seriedad y con mucha responsabilidad. El tema de la violencia fue abordado principalmente en un Plenario nacional de la CCC, en una de las instancias máximas que tiene nuestra organización para debatir algunas cuestiones, donde nos plantamos y hacemos valer los derechos de nuestras compañeras. Y esto era una de las patas fundamentales que le estaba faltando a las mujeres. Si bien veníamos abordando el tema de las adicciones, los jóvenes, lo de la violencia pasaba por otro lado. Y cuando digo violencia, también hablo de acoso. Lo que se ha resuelto es que donde haya un compañero que haga acoso o abuso, sea corrido, investigado, y luego de comprobado, echado de la Corriente. Esa resolución me pareció excelente, porque en la organización no somos santos. Pero en gran medida los Encuentros nos ayudaron a dar ese debate.

—Y a las compañeras que van al Encuentro, ¿en qué las ayuda participar de los talleres?
—Los Encuentros nos permitieron abrirnos mucho más en las charlas, y también con compañeras de otras organizaciones, que por ahí están más preparadas políticamente y plantean otras problemáticas. Pero las compañeras que son sumisas, calladas, muy humildes, que no tienen estudios, muchas veces se sienten avasalladas por las palabras bonitas de esas chicas que se desarrollan en política fenomenalmente. Pero nuestras compañeras, a media lengua, se hacen entender perfectamente.

—¿Qué otras preocupaciones tienen esas mujeres que van a participar?
—El tema de las adicciones es un tema que preocupa, y no sólo a madres. Muchas veces, chicas jóvenes, golpeadas por la vida, encuentran la “solución fácil” de olvidar por un rato, y caen también en el flagelo de la droga. Este es un tema muy candente que están en los barrios, principalmente. Cada vez más se ven chicas jóvenes que venden su cuerpo para conseguir esa droga.
La droga es otro tipo de violencia. Y cuando hablamos de la droga no es solamente la juventud, yo veo gente de 50 años que cae en esa también. Esto destruye a familias enteras. Es un tema que viene golpeando fuerte, pero a su vez, nosotras venimos muy fortalecidas para dar batalla con estos debates en el Encuentro. Por eso yo les digo siempre a las compañeras: venite una vez, y no vas a querer perderte un Encuentro nunca más.

—¿Qué es lo que hace atractiva esta experiencia?
—Todo, desde compartir un mate, una galletita. Dormimos en el suelo. No importa. Pero volvemos unidas. Es en el único lugar en el mundo donde nos podemos encontrar y expresarnos las mujeres, desde adentro, lo que sentimos. Yo les voy contando eso a las compañeras, y ellas se van entusiasmando. La gran preocupación de muchas es cómo deja su casa, sus hijos. Nosotras tratamos de ayudar a esa compañera para que eso no sea una traba. Yo he pasado por eso, de tener que dejar mi criatura, viajar a Santiago del Estero en mi primer Encuentro, mi hija tenía cinco años, pero la experiencia que traje me cambió la vida, me cambió la cabeza.

—¿Han hecho Preencuentro?
—En La Matanza, la semana que viene, ya nos estamos juntando con las compañeras que van a viajar, vamos a hacer una charla debate para ir fortalecidas. Nos estamos organizando cerca de 15 micros. También con compañeras de Suteba Matanza, y sala de María Elena.

 

Hoy N° 1783 18/09/2019