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02 de octubre de 2010

El sábado 10, en la Casa de la Amistad Argentino-Cubana, tuvo lugar el lanzamiento en Buenos Aires de las Asambleas Populares del Uruguay.

Lanzan las Asambleas Populares

Compañeros Uruguayos en Buenos aires

Desde hace un año, fuerzas de la izquierda consecuente –la Corriente de Iz-quierda, el movimiento 26 de Marzo (ambos integrantes del Frente Amplio) y el Partido Comunista Revoluciona-rio–, junto a organizaciones gremiales, de jubilados, etc., vienen impulsando en el hermano Uruguay estas asambleas.
La presentación estuvo a cargo de Helios Sarthou (CI), Eduardo Rubio (26-M) y Jorge Pérez (PCR). Al final de la misma hubo un animado debate con participación del público sobre la actualidad de las luchas populares en el Uruguay, la situación del Frente Amplio, y los alcances y perspectivas de las Asambleas Populares. Gustavo López, dirigente sindical y coordinador de la Asamblea Popular, no pudo hacerse presente por estar encausado y tener prohibida la salida del Uruguay –junto a otros cuatro compañeros– por la quema de una bandera de EEUU (mientras el ex dictador Gregorio Alvarez se pasea en libertad).
También estuvo presente la tensa situación creada entre nuestros dos pueblos por la política de los gobiernos de Tabaré y Kirchner en relación a la pastera Botnia.
El lanzamiento recibió la adhesión, entre otros, de la CCC y del PCR de la Argentina.

Una política que agrava la dependencia

Las palabras iniciales fueron de Alejandro, integrante de la CI en Buenos Aires, quien destacó la experiencia de las asambleas populares surgidas en Buenos Aires durante la crisis social y política de 2001 y 2002, y la del Foro Frenteamplista nacido de este lado del Plata, con una visión crítica hacia las políticas del gobierno del FA presidido por Tabaré Vásquez.
Jorge Pérez señaló que la Asamblea Popular nace confrontando la política expoliadora que se manifiesta en la conjunción de Tabaré, Botnia y los yanquis. La política del llamado “progresismo” favorece a la oligarquía financiera y al capital extranjero, acelerando la inflación y la caída del salario real de los trabajadores mientras subvenciona a las empresas de transporte, se dan prebendas a las patronales para rebajar la cuota mutual, elimina los impuestos a la compra de moneda extranjera, etc.
Una política que agrava la dependencia y lleva al enfrentamiento entre los pueblos argentino y uruguayo. Se sigue extranjerizando la tierra, concentrándola en pocas manos, favoreciendo el monocultivo de eucaliptos para las plantas de celulosa, y lo mismo con la soja y los cultivos para producir etanol.
Ante este panorama, la Asamblea Popular significa para la clase trabajadora y el pueblo una herramienta política de movilización para la defensa de sus intereses y con perspectivas reales de cambios revolucionarios. Se desarrollan en muchos barrios de Montevideo y otras ciudades del país. “Centramos –dijo–, junto a obreros y estudiantes, jubilados, docentes, trabajadores del Estado y desocupados, en la lucha contra la carestía, contra la reforma tributaria que grava a los trabajadores y favorece al capital”
Invitó finalmente a engrosar las asambleas populares en la lucha contra las privatizaciones, por trabajo, salario y jubilaciones dignas.
No lamentarnos,
sino organizarnos
Eduardo Rubio denunció la política de provocación de Tabaré y saludó el significado del lanzamiento de la Asamblea Popular en Buenos Aires, “la mejor respuesta que podemos darle al chovinismo y a la inclinación servil al imperialismo que demuestra este gobierno”.
El gobierno de Tabaré enterró el proyecto de la izquierda, traicionando las expectativas del pueblo que votó por el cambio. Esto ha sido posible por la complicidad de una parte importante de las dirigencias sindicales, que hoy son parte del gobierno y del Parlamento. Así el gobierno pudo violar brutalmente la voluntad popular. Desconoció el referéndum del agua. Firmó la Carta de intención más dura con el FMI; mientras que el PIT-CNT no llamó ni a un paro de 2 horas. Avanzó en las privatizaciones, en la entrega de la soberanía; trajo a Bush. Si eso lo hubiera hecho Jorge Batlle el Uruguay se incendiaba; pero lo hizo Tabaré, desestructurando y vaciando el Frente Amplio, nacido en los ’70, levantando las banderas del antiimperialismo y la reforma agraria cuando en América Latina proliferaban las dictaduras.
La Asamblea Popular surge como respuesta a esto. Ha cambiado el ánimo. Ya no se trata de lamentarnos, sino de organizarnos: para la resistencia, para la lucha, y para concretar el programa sintetizado en la plataforma artiguista que es el basamento de la Asamblea Popular.
Las asambleas nacieron con pequeños grupos y por necesidades concretas, pero ya hay algunas que funcionan con carácter permanente.

Tabaré: traición a los principios

Tenemos un país devastado –señaló Helios Sarthou–, y el gobierno está produciendo un “izquierdicidio”. Algunos todavía nos dicen sobre Tabaré: “hay que darle tiempo”; pero el problema no es de reloj, sino de brújula. O nos dicen: “lo que pasa es que tenemos el gobierno pero no el poder”; ¡pero si llegaron con mayoría absoluta!
Los verdaderos “tres poderes” que hay en Uruguay son los militares, el capital y el burocrático-político; y el gobierno ha conciliado con los tres. No se anuló la ley de “caducidad”, o de impunidad. Si se ha metido presos a algunos militares es para salvarlos, porque si no los tenían que extraditar. Se firmó una Carta de Intención donde EE.UU. y el FMI nos mandaron cerrar el Banco Central.
Se traicionó en toda la línea el programa del Frente Amplio, que es antiimperialista y anticapitalista. En el FA han impuesto un funcionamiento totalmente autoritario.
Cuando en la cumbre de Mar del Plata todos se pusieron de acuerdo en rechazar el ALCA, Tabaré firmó con Bush el Tratado de Inversiones. Fue una afrenta para el Uruguay traer a ese hombre.
¿Qué hacer entonces frente a todo esto?, se preguntó Sarthou. Indicó que la Asamblea Popular debe ser una gran alarma. Sólo lo electoral no alcanza, hay que trabajar en las cuestiones de fondo, y volver a despertar el fervor ideológico que supieron tener los comités de base.