Honduras es uno de los países con más pobres en el continente americano. Durante 2020 dos huracanes, Eta e Iota, destrozaron gran parte de su territorio. La corrupción, impunidad y represión por parte del gobierno es inmensa. El manejo de la pandemia causada por el Covid-19 es catastrófica. El presidente hondureño, Juan Orlando Hernández y su hermano están siendo investigados por vínculos con el narcotráfico. Honduras forma parte del triángulo de Centroamérica (Honduras-Guatemala y El Salvador), la región con más muertes violentas al año, superando a regiones en situación de guerra.
Esta situación extrema genera la desesperación del pueblo hondureño, e intentos a toda costa de emigrar para escapar de esa realidad.
Desde 2018 se organizan las “caravanas migrantes”, difundidas en las redes sociales. Estas caravanas son mareas de miles de hondureños que se juntan para cruzar caminando la frontera con Guatemala, y seguir rumbo a México, para luego llegar a Estados Unidos. La mayor parte del trayecto la hacen a pie y en camiones. Durante el trayecto se suman ciudadanos de los países que atraviesan. La particularidad de estas caravanas es la organización colectiva, para apoyarse unos a otros y evitar ser víctimas de traficantes y delincuentes.
El camino está lleno de luchas contra la represión de los gobiernos de los países por los que pasan. En la frontera con Guatemala son reprimidos a palazos por la gendarmería, que también usa gases lacrimógenos y hasta balas de plomo. Algunos logran traspasar la represión, y seguir camino. Muchos son detenidos y deportados a Honduras. La gran mayoría que logra seguir camino por Guatemala rumbo a México son mujeres y niños.
Cuando logran llegar a la frontera de México con Estados Unidos, las familias se separan con la esperanza que los menores puedan permanecer en Estados Unidos, para en algún momento poder llevar a sus padres. Si bien Biden (actual presidente yanqui) prometió mejoras en las políticas migratorias, en marzo más de 172.000 inmigrantes indocumentados fueron detenidos en la frontera de Estados Unidos con México, el nivel más alto en 15 años. Pero, diferenciándose de Trump, Biden restituyó la ley que permite permanecer en territorio yanqui, y tramitar asilo, a los menores de edad que viajan solos. Durante marzo la cifra oficial registrada fue de 19.000 menores. En la presidencia de Trump, tan sólo durante 2019, 76.000 menores fueron encarcelados en jaulas, con condiciones infrahumanas, para luego ser deportados.
Estados Unidos teje acuerdos con México, Honduras y Guatemala para que movilicen a miles de militares y policías en sus fronteras, para evitar a toda costa el avance de estas caravanas. Joe Biden, metiéndose de lleno en esta situación, declaró el 17/03 en una entrevista televisiva: “Puedo decir claramente ‘no vengan’. No dejen su ciudad o comunidad”.
Europa también recibe caravanas de migrantes por tierra y por mar. Muchos mueren en el camino. No importa el continente, la historia es la misma: los países imperialistas, causantes de las miserias que sufren los pueblos en los países oprimidos, reprimen en sus fronteras a las caravanas. O negocian con los países de paso intermedio para que hagan el “trabajo sucio”.
Hoy N° 1863 12/05/2021