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02 de octubre de 2010

Las clases en el campo

Del programa del PCR

El PCR plantea que “Son enemigos es-tratégicos de la revolución argentina los imperialismos, los terratenientes, la burguesía intermediaria del imperialismo y los reaccionarios que se subordinan a estos enemigos”.
En nuestro país, por su carácter dependiente “La opresión imperialista se da principalmente a través del entrelazamiento y la subordinación a sus intereses, de los terratenientes y la burguesía intermediaria (es decir, las clases dominantes nativas), y mediante sus propios grupos económicos y financieros (directos o por medio de testaferros) y sus personeros en el aparato estatal. Monopolios yanquis, rusos, ingleses, alemanes, franceses, italianos, espa-ñoles, chinos, japoneses etc., directamente o a través de testaferros, son dueños de ramas enteras de la producción nacional, de los servicios públicos esenciales, de centenares de miles de hectáreas de tierra y de gran parte de las finanzas. Es decir, que el imperialismo actúa como factor interno…”.
La extensión de la lucha agraria ha removido aguas profundas. Partiendo de analizar con justeza la línea política a seguir, conviene dejar claro nuestro análisis de las clases sociales en el campo argentino.
Dice el Programa del PCR: “Los terratenientes basan su poder en la propiedad latifundista de la tierra. Imponen la carga de la renta a los obreros rurales y campesinos arrendatarios pobres, medios y ricos, y al sector de burguesía agraria que arrienda grandes extensiones de campo. La gran propiedad terrateniente no sólo se mantiene en la actualidad sino que se ha incrementado. El último censo agropecuario muestra que 6.160 estancias de más de 5.000 hectáreas cada una acaparan nada menos que el 52,8% del total de las tierras. Junto a nuevos latifundios comprados por grandes monopolios extranjeros y nativos, continúan los terratenientes tradicionales. En el marco general de relaciones de producción capitalistas predominantes, mantienen en muchas zonas relaciones precapitalistas tales como: relaciones de dominación en estancias y fincas, puesteros, pastajeros, aparceros y tanteros, contratistas de viña, arrendamientos familiares, etc.
Así, el latifundio terrateniente constituye una rémora (por la carga de la renta parasitaria y el atraso relativo del campo) que condiciona y deforma todo el desarrollo del país.
A su vez, el latifundio terrateniente es la base de poder de la oligarquía que subordina el país a los imperialistas, pues necesita de ellos para su subsistencia y desarrollo.
La burguesía intermediaria, por su carácter de intermediaria del capital financiero, comercial o industrial imperialista, es un apéndice de éste. Su propia existencia depende del imperialismo y los monopolios, por lo que también es un instrumento de la opresión imperialista.
La condición de burguesía intermediaria no la da su tamaño grande o pequeño, sino su relación de subordinada y lacaya del imperialismo y los monopolios. Esto es lo que la diferencia de la burguesía nacional.
Es un error golpear al imperialismo y olvidarse de los terratenientes y la burguesía intermediaria. Sin la ayuda de éstos el imperialismo no podría oprimirnos, porque son instrumentos de su penetración y dominación.
Otro error es otorgar a los terratenientes como clase, una independencia que no tienen respecto del imperialismo. Como clase, los terratenientes argentinos han sido y son la principal base social en la que se apoya la dominación imperialista en nuestro país”.

La burguesía en un país dependiente
Sigue diciendo el Programa del PCR: “En un país oprimido por el imperialismo como el nuestro, la burguesía se divide en dos sectores:
-La burguesía intermediaria, lacaya de los imperialismos, enemiga de la revolución, y
-La burguesía nacional (urbana y rural) y el campesinado rico.
La burguesía nacional como clase es oprimida por el imperialismo y constreñida y limitada por el latifundio terrateniente. Pero a su vez está vinculada por múltiples lazos a los monopolios imperialistas y a los terratenientes. La burguesía nacional es una clase de doble carácter: por un lado es oprimida por el imperialismo y por el otro es contraria a la clase obrera.
La consideramos una fuerza intermedia porque en esta etapa de la revolución no integra el campo de sus enemigos. Pero tampoco integra como clase el frente de liberación nacional y social. Como enseña nuestra experiencia histórica la burguesía nacional es incapaz de enfrentar revolucionariamente al imperialismo y a los terratenientes.

El campesinado pobre y medio
Para poder llevar adelante la revolución de liberación nacional y social que necesita nuestro pueblo y nuestra Patria “El aliado principal del proletariado es el campesinado pobre y medio. El proletariado, solo formando una sólida alianza con el campesinado puede conducir la revolución al triunfo.
El proletariado rural, como destacamento de la clase obrera, debe jugar el papel principal para forjar esa alianza, con la línea de apoyarse en los semiproletarios y campesinos pobres, unirse a los medios y neutralizar a los ricos. Debemos dar particular importancia al trabajo para movilizar y organizar a los campesinos pobres, y por ganar a los medios y al sector patriótico y democrático de los ricos para la lucha antiterrateniente y antiimperialista”.