El próximo 14 de mayo, Turquía realiza elecciones presidenciales y parlamentarias. En un contexto de crisis social desatada por los destrozos del terremoto del 6 de febrero y de crisis económica ante una inflación del 85% anual, el presidente Recep Tayyip Erdogan buscará alcanzar un nuevo mandato de cinco años. Ocupa la presidencia desde el 2014. Puede nombrar y destituir a ministros y altos funcionarios, y también dirige el gabinete. Los ministros pueden nombrar a su vez a gobernadores y representantes estatales en provincias y distritos, de modo que el presidente puede ejercer su influencia hasta el gobierno local. También tiene el poder de emitir decretos presidenciales y nombrar muchos cargos en el poder judicial, las finanzas y la educación. Y recibe información del servicio de inteligencia y de la poderosa autoridad religiosa Diyanet. El Parlamento ha sido convertido en un ente sin relevancia. Ha bloqueado todos los proyectos de la oposición. La actual crisis económica podría contribuir significativamente a una derrota. La economía lleva años estancada. La inflación, extremadamente alta, golpea a la gente en masa. Los productos cotidianos son cada vez más inasequibles.
A la Alianza Popular de Erdogan pertenecen dos partidos ultraconservadores y varias comunidades musulmanas ortodoxas, que apoyan abiertamente a Erdogan, porque disfrutan de numerosos privilegios.
Del otro lado y encabezando las encuestas, se encuentra Kemal Kiricdaruglu, por la coalición conformada por seis partidos y denominada Alianza Nacional. Entre otros, está el partido kurdo Alianza Trabajo y Libertad, cuyo exjefe, Selahattin Dermitas, envía desde la cárcel y con sus abogados mensajes a la opinión pública en contra de Erdogan.
Los sondeos muestran una disputa reñida, con la oposición llegando a 42,6% de los votos frente al 41,1% que alcanzaría Erdogan. De darse un resultado similar y sin que ninguno de los candidatos alcance el 50%, se disputará una segunda vuelta el próximo 28 de mayo.
Los medios apoyan casi al unísono al gobierno actual. Según la oposición, este ha estado presente en 3.600 minutos de emisión en las últimas cuatro semanas; la oposición sólo ha tenido 42 minutos.
Erdogan, volvió a hablar de los supuestos vínculos entre la oposición y las bases del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en las montañas de Qandil, en Bashur (Kurdistán del Sur, norte de Irak), y acusó a Kemal Kılıçdaroğlu, de intentar ganar las presidenciales con el apoyo de Qandil, durante un discurso en las instalaciones de la Industria Aeroespacial Turca (TUSAŞ).
“Mi nación nunca entregará este país a alguien que se convierta en presidente con el apoyo de Qandil”, dijo Erdogan, provocando reacciones en las redes sociales de votantes preocupados por una transición pacífica en el gobierno. Esto se vio en la inhabilitación judicial del alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, para participar de la disputa, que era el candidato natural del nacionalismo turco. El impedimento a Imamoglu, se dio luego de que llamara “estúpidos” a los miembros de la Junta Electoral. Kemal Kilicdaruglu fue la opción del nacionalismo turco para encabezar la coalición de seis partidos denominada Alianza Nacional.
Influyen en estas elecciones el gran terremoto del 6 de febrero en Kurdistán del Norte y en Turquía. Hay acusaciones en contra del gobierno por los vínculos con empresarios de la construcción que no respetaron ningún tipo de reglamento, con respecto a una de las zonas sísmicas más grandes del mundo. La KCK (Unión de Comunidades de Kurdistán) se declaró inactiva para ayudar a las víctimas. A pesar de esto el Estado turco continuó sus ataques en las Zonas de Defensa de Medya (Kurdistán iraquí, Bashur) y en Kurdistán del Norte, que son las áreas de resistencia. La decisión de la KCK fue importante. Fue una decisión moral. Sin embargo, el estado invasor no la respetó y la vio como una oportunidad para atacar y reanudó sus operaciones militares en Kurdistán del Norte.
El fascismo de Erdogan ha infligido grandes sufrimientos al pueblo kurdo. Desde el principio, su política se ha basado en la aniquilación y el genocidio del pueblo kurdo. También están siguiendo esa política durante el período electoral. Por temor a una victoria de la oposición ha detenido a trabajadores de la prensa y políticos. Desde el Partido Democrático de los Pueblos recordaron que “en el transcurso de la primera operación, realizada contra la oposición kurda y la sociedad civil, 144 de las 216 personas buscadas en todo el país fueron detenidas, y hasta ahora se han emitido 48 órdenes de arresto contra abogados, periodistas, políticos, activistas y artistas”. El Partido Democrático de los Pueblos (HDP) también señaló que el gobierno en el poder, “ha perdido su apoyo popular, legitimidad social y aceleró sus operaciones políticas pocos días antes de las elecciones”. En su declaración, expresó que “estas oleadas de arrestos son un golpe político contra la voluntad del electorado en Turquía”. A su vez, remarcó que “las detenciones masivas son parte de los preparativos del gobierno para el fraude electoral organizado, que también afecta a los periodistas de la oposición, quienes podrían exponer esos intentos”.
También la guerrilla reclama por la situación de Ocalan, que lleva 25 años preso en las condiciones de aislamiento más severas.
Escribe Alicia Sourges