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02 de octubre de 2010

En ocasión de su visita a la Argentina para participar en el acto del 40º Aniversario del PCR, hoy conversó con la camarada Nuran, integrante de la Oficina Internacional del Partido Comunista Marxista Leninista de Turquía y Kurdistán del Norte.

“Las fuerzas revolucionarias, unidas, deben terciar”

Hoy 1216 / Charla con marxistas leninistas de Turquía y Kurdistán del Norte

—Hace pocos meses hubo una gran lucha obrera en los astilleros de Tuzla. El 1º de Mayo, a pesar de la represión, miles de personas manifestaron en las calles. ¿Hay una etapa de ascenso de la lucha obrera y popular en Turquía?
—Sí, podemos decir eso. Hay un ascenso, por lo general en los barrios obreros. Desde 1999 las luchas se habían interrumpido, pero en los últimos tres años hubo una reactivación.
Por una nueva ley del gobierno, un proyecto de transformación urbana aprobado en el 2005, empezaron las demoliciones de viviendas obreras. Desde entonces la resistencia creció mucho.
En los últimos 5 años, en el movimiento obrero han habido movimientos de resistencia importantes, incluso con ocupación de fábricas. Pero les falta coordinación. En febrero último hubo una lucha en el puerto, contra los accidentes de trabajo que causaron varias muertes.
En esa huelga se rompió con una tradición de peso, por la que se abandonaba la lucha en cuanto el Estado la declaraba ilegal y prohibía la huelga. Por eso, la lucha del puerto abrió un camino en la clase obrera, y se desataron por ejemplo luchas contra la privatización en grandes fábricas estatales como en el tabaco, refinerías de petróleo, papeleras, aluminio.
La huelga de Tuzla recibió la solidaridad de diferentes sectores de la clase obrera. Mientras las otras luchas fueron traicionadas por las direcciones sindicales, la del puerto fue dirigida por gente muy combativa, y por la solidaridad que recibió y por la línea combativa y clasista que llevó fue un ejemplo para las otras.
La lucha contra las privatizaciones se debe a que vienen acompañadas de despidos, bajas salariales, etc. En algunos de esos lugares todavía no han decidido despedir trabajadores, pero éstos se dan cuenta de que los van a echar…

—El Estado turco lleva a cabo una política muy represiva, especialmente contra los comunistas. ¿Cuál es la situación de los 23 camaradas que hoy están enjuiciados?
—Después del golpe de Estado de 1980 ha habido en Turquía una gran cantidad de presos políticos, muchos de ellos miembros del movimiento de los nacionalistas kurdos. En los últimos años, todas las organizaciones revolucionarias han sufrido operativos represivos y masacres. Por ejemplo, en el 2002 hubo un operativo militar en 20 prisiones, en donde mataron a 28 presos. Más de 100 perdieron la vida en las huelgas de hambre.
Los 23 compañeros mencionados están en cárceles especiales, las llamadas “tipo F”, en celdas de aislamiento. Allí las condiciones son cada vez peores; hay muchas limitaciones para la comunicación con los parientes.
Y respecto al juicio, 10 de ellos están acusados de pertenecer al Comité Central de un partido ilegal; los otros 13 son acusados de ser miembros del Partido y del frente armado. Pero lo más importante es que a través de estos juicios el Estado pretende condenar al comunismo.
Además, cuando los detuvieron, muchos periódicos y sindicatos sufrieron allanamientos porque, según la policía, en la casa había un papel con los nombres de sindicalistas y periodistas. Pero está claro que se los metió la policía, ya que hasta el fiscal general reconoció que las organizaciones revolucionarias no escriben los nombres de sus integrantes en un papel…
Para 10 de los detenidos se ha pedido cadena perpetua, y para los demás 45 años de prisión. Este tipo de juicios duran habitualmente 5 o 6 años de modo que, aunque los declararan inocentes, durante todos esos años no saldrán.
Las fuerzas revolucionarias de Turquía piensan, en primer lugar, que no hay culpa en ser comunista. La libertad de los compañeros depende de la fortaleza de la lucha popular, así como de la solidaridad de las organizaciones populares a nivel nacional e internacional.

—El régimen de Turquía desató una ofensiva contra la resistencia nacionalista kurda en el Kurdistán del Sur (Irak) con aprobación de Estados Unidos. ¿Cómo ven esa situación?
—Las operaciones militares aún continúan.
Muchos soldados turcos han muerto en los enfrentamientos con las guerrillas kurdas. El ejército turco fue derrotado en una región llamada Sap, en el Kurdistán iraquí, donde los kurdos tienen muchas bases. No pudieron aplastar la resistencia de la guerrilla kurda. Y como los norteamericanos no quieren que los militares turcos estén mucho tiempo allí porque es la única región iraquí donde tienen cierto apoyo, no fue planificada como una operación larga, y por eso el ejército turco debió retirarse. Siguen con los ataques aéreos, y hace unos días dijeron que habían matado a cientos de guerrilleros, pero no es cierto.
También se han intensificado las operaciones en Kurdistán del Norte, así como los ataques a las organizaciones legales del movimiento kurdo.
El Estado turco impulsa una campaña racista contra el pueblo kurdo, una campaña ultranacionalista entre el pueblo y los trabajadores, y hasta ha organizado contra los kurdos linchamientos, utilizando a jóvenes desempleados. Esta es una de las formas como tratan de mantener a los trabajadores turcos lejos de la lucha: para el Estado turco, lo más peligroso es la posibilidad de una alianza entre los nacionalistas kurdos y el movimiento obrero y popular turco.
Con la campaña racista que lleva a cabo el Estado turco, esto se hace muy difícil. La mayor parte del pueblo está bajo la influencia del Estado.

—¿De qué manera piensan ustedes que será posible para el proletariado y el pueblo turco derrocar este Estado fascista?
—Lo más importante es hacer una alianza entre el movimiento obrero y popular turco y el movimiento nacional kurdo. Es difícil, pero posible, ya que la política oficial no sólo ataca a los kurdos, sino que las políticas neoliberales –privatizaciones, etc.– han empujado a los obreros a la lucha.
Hay muchas fuerzas revolucionarias en Turquía que están unidas, aunque existen diferencias. Actúan juntas, pero están lejos aún de establecer un “tercer frente”: la gran burguesía parece estar dividida en dos partes, y aquellas fuerzas unidas deberían “terciar”. Los problemas que tiene la gran burguesía no son respecto a su actitud frente a las fuerzas populares sino entre ellas: disputan por el poder, y cada una trata de ganarse el apoyo de las bases. Por eso nosotros pugnamos por un “tercer frente”, un frente popular.

—La Argentina es un país disputado por distintos imperialismos, ¿En Turquía sucede lo mismo, o sólo está el imperialismo norteamericano?
—No, también hay otros imperialismos, fundamentalmente la Unión Europea, con Alemania y Francia. Turquía dependía mucho del imperialismo alemán hasta la 2ª Guerra Mundial; luego pesaron más los norteamericanos. Por eso la mayor parte de la emigración turca fue a Alemania. Y esa puja entre los europeos y Estados Unidos tiene mucho que ver con la puja entre los dos sectores de la gran burguesía turca.