El presidente de Francia Macron, es un personaje difícil de olvidar, un espécimen solo encontrado en estos lares, que se define como “ni de izquierda ni de derecha”, que es como decir, “ni chicha ni limonada”. En el G20 del 7 y 8 de julio, este antro de piratas, imperialistas, y sus perritos falderos que fue la reunión de Hamburgo, Macron anduvo haciendo de pedigüeño ante la señora Merkel y sus adjuntos, como nuevo presidente de un Estado medio quebrado, y con guerras por doquier (Mali, Centroáfrica, Chad, Afganistán, Siria, Libia, etc.).
Es principalmente en Mali donde los franceses están mordiendo el polvo, o mejor dicho las arenas del desierto del África Central. Los touareg “terroristas” se los están comiendo con “taghella”, comida típica de los touaregs (pan del desierto cocido sobre cenizas), así como otras comidas del Magreb, platos culinarios bien conocido de los franceses, que supieron paladear sobre todo en las batallas de Argelia… y Diên Biên Phu en Vietnam.
Macron, el personaje en cuestión, sale pidiendo apoyo en armas y tropas a quien quiera ponérsele delante. Y es así como se encontró con un muro cuando los alemanes le respondieron: “¡Pero pequeño mío, esa es tu guerra, no la nuestra!”
La cosa es que sin saber a quién dirigir su alcancía, no le quedó otra que pechar a su amigo Trump, el presidente de Estados Unidos. Esto le resultaba incómodo, pues Trump repudia los acuerdos de París sobre el cambio climático, y aunque Macron no se tome estos acuerdos muy a pecho (en su campaña ya se había manifestado por la energía nuclear) los franceses no dejan de repetir a toda hora que los acuerdos de París manifiestan en el mundo el esplendor de Francia, y esta negativa de Trump es tomada como una afrenta a dicho “esplendor”.
Así que, haciendo de tripas corazón, Macron invitó a Trump al desfile militar del 14 de Julio en París, justificando que desea hacerlo salir de su “aislamiento”, lo que despertó a la oposición “moderada” que dijo que “es una afrenta invitar a Trump a nuestro 14 de julio”.
A pesar de todo, tuvimos a Trump en los Champs-Élysées. Pero de armas y tropas para Mali, la cosa se ve difícil, pues los yanquis ven de buenos ojos la actual desestabilización en África, y no les da ganas de restablecer la calma, pues los principales inversores en África son los chinos, y el imperialismo liderado por Xi Jinping ha copado casi todos los negocios de los yanquis, y de los franceses, en la mayor parte del África. Macron “fino diplomático”, le hace a Trump un pedido de máxima, y otro de mínima.
De máxima, que intervenga con tropas y material en Mali, para “ayudarlos” a luchar contra el “terrorismo”, donde dice ayudarlos debe leerse “salvarlos”. Y el pedido de mínima fue que los norteamericanos le den una mano al gobierno francés para que no se vuelva “con el rabo entre las patas”. Probablemente sabremos en algún momento los pormenores de sus entrevistas en París, que fueron intensamente deformadas en los medios, con besos y abrazos de los presidentes y sus esposas, aspectos protocolares que tanto atraen a las “señoras” que saborean las revistas del corazón.
Macron no sabe por dónde comenzar sus recortes, tanto es el déficit que atesora el Estado nacional. No dudó en recortar unos 850 millones de euros al gasto militar este año, lo que hizo conmover a la plana mayor del ejército. El jefe del Estado Mayor Conjunto, general Pierre de Villiers, en audición delante de la Comisión de Defensa de la Asamblea Nacional, declaró que “ya el ejército ha dado todo, y se encuentra en una situación insostenible”, y agregó “yo no voy a dejarme joder de esta manera”. Macron, que además de ser “fino diplomático” es un “experto en cuestiones de democracia”, le respondió: “Considero que no es digno extender ciertos debates sobre la plaza pública”.
Los rumores son que de Villiers estaría cerca de la renuncia, aunque hay que pensar que su “atrevimiento”, estaría también ligado a no querer ser el jefe una nueva derrota militar. Pues una reducción drástica del presupuesto militar daría como resultado la imposibilidad de continuar sus guerras sin que le metan la mano en el bolsillo al presidente Trump.
Pero lo más destacado es que en este presupuesto y su política fiscal ya le metió la mano en el bolsillo a los jubilados, y lo mismo sucede para los trabajadores de más bajo sueldo. A todos ellos los penaliza con su programa de impuestos para los años venideros, teniendo siempre el máximo cuidado de beneficiar a los grandes capitalistas, bancos y monopolios, que van a salir más que agrandados con esta nueva política fiscal.
Por eso el mismo 14 de julio, mientras Trump y Macron se deleitaban con el desfile militar, en la plaza Clichy de París el pueblo manifestaba contra estos dos energúmenos, con consignas de lucha contra las guerras de Macron, incluida su guerra social contra el pueblo. Cientos de manifestantes tuvieron que enfrentar a la policía, que desplegó una inmensa cantidad de unidades. De esta manifestación, ningún medio dio noticia. Funcionó la censura “democrática” de Macron y compañía.
Resta decir unas palabras sobre el nuevo Código del Trabajo, en el que desaparecen sueldos, condiciones de trabajo, tipos de contratos, etc. Cada trabajador casi deberá consultarlo con su patrón, es lo que ellos llaman negociación, aunque sabemos muy bien cómo puede negociar un trabajador solo frente a su empleador.
Por ello solo cabe recordar que unirse y organizarse para la lucha es el ABC de todos los caminos que los lleven a su liberación.