Noticias

26 de marzo de 2025

“Prometió libertad, pero solo ha ofrecido represión”

Las ideas reaccionarias y fascistas de Milei

Marx sostenía que las funciones ideológicas principales de las clases dominantes consisten en presentar sus intereses particulares como generales y en invertir la apariencia real de los fenómenos, generando en ambos casos falsas concepciones.

En el fascismo, estas funciones se exacerban mediante el uso sistemático de la mentira y la demagogia. Dimitrov analizó en el siglo pasado las características centrales del fascismo, definiéndolo como “la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero”. Sostenía que sus particularidades dependían del contexto de cada país y que, en general, surgía en períodos de crisis, cuando los partidos burgueses tradicionales entraban en declive y se instrumentalizaban demagógicamente las necesidades y frustraciones de las masas. Además, afirmaba: “cualquiera que sea el camino por el que suba al poder, el fascismo es la más feroz ofensiva del capital contra las masas trabajadoras”.

Milei expresa estas características fascistas. Es un fiel representante del capital financiero, no es casualidad que el corazón de su grupo económico (Caputo y Sturzenegger), lo constituyan los mayores exponentes de los fondos de inversión, de la banca privada en el país y de la timba financiera. Tampoco es coincidencia su vínculo con las grandes empresas tecnológicas (principalmente de Estados Unidos), como Elon Musk, a quien Milei presenta como el paradigma del emprendedor exitoso.

Milei constituye la usina más reaccionaria de la sociedad, reaccionaria en el sentido de buscar el retroceso de conquistas populares (derecho al aborto, ESI, juicios por crímenes de lesa humanidad, derechos laborales, etc.) y de expresar una ideología marcadamente retrógrada.

Si bien su chauvinismo está condicionado por el carácter dependiente del país, desarrolla una ideología profundamente racista y xenófoba contra los pueblos originarios y los inmigrantes. Su ofensiva contra la clase trabajadora y los sectores populares es evidente, ya que su objetivo central es desmantelar los derechos sociales que aún subsisten para incrementar las ganancias de los grandes grupos monopólicos.

Dado el modo en que Milei llegó al poder, su gobierno no constituye, por ahora, una dictadura terrorista abierta. Sin embargo, esto no significa que no pueda evolucionar hacia ello en el futuro. Actualmente, avanza en la criminalización de la protesta social y en el ataque a las libertades democráticas, lo que ha sido respondido con grandes movilizaciones populares.

Milei forma parte de una corriente internacional de extrema derecha que, aunque heterogénea, comparte una ideología represiva y autoritaria. Este fenómeno es una reacción del capital a la caída de la tasa de ganancia, producto de las masivas luchas de la clase obrera china (80.000 huelgas anuales), que han puesto fin al ciclo de salarios miserables en ese país. Para revertir esa tendencia, el capital financiero busca profundizar el ataque a las conquistas obreras y el saqueo de las riquezas en los países dependientes. Su retórica abiertamente antiderechos y su oposición a las políticas de protección ambiental encubren estos intereses económicos de fondo. Es una reacción del capital para barrer toda traba (económica, política y social) que impida incrementar las ganancias capitalistas en un marco de crisis.

En América Latina, este proceso se articula con el balance de los gobiernos antiyanquis que surgieron tras las grandes puebladas de cambio de milenio, así como con los efectos de la pandemia en los planos sociales y subjetivos. Sin embargo, el factor central ha sido la respuesta a las luchas populares y sus conquistas en diversos ámbitos.

Sobre esta base objetiva se construyen las ideas de esta derecha, que ha elaborado un cuerpo ideológico para justificar la brutal explotación. En tiempos de crisis, el fascismo se disfraza de lo que no es y, para ello, recurre al cinismo, la mentira y la demagogia para engañar a la población. Gramsci afirmaba: «El fascismo no se impone solo por la violencia, sino también mediante la seducción ideológica».

La ideología representa las principales ideas o concepciones de una clase social. Según la posición de clase, puede actuar como un mecanismo de encubrimiento o de revelación de determinadas relaciones sociales. Milei ascendió en un contexto de profunda crisis social y política, cuestionando a los partidos tradicionales y con un gigantesco apoyo de los medios hegemónicos de comunicación y de las redes sociales. Su estrategia ideológica se basó en la demagogia. Prometió libertad, pero solo ha ofrecido represión. Prometió combatir la corrupción, pero está vinculado a la mayor estafa de criptomonedas en el país. En este sentido, sigue fielmente el método de Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, quien afirmaba: “Miente, miente, miente, que algo quedará; cuanto más grande sea la mentira, más gente la creerá”.

Milei emplea un discurso engañoso y falaz. “La inflación iba a ser de 17.000% y hoy anualizada es del 24%”. Exacerbar el peligro para justificar las medidas de ajuste. “Los jubilados están por arriba de la inflación y en dólares se triplicaron”. Sin comentarios, estalló el “mentirómetro”.

Milei ha utilizado la demagogia para ofrecer soluciones ilusorias a la desesperación y frustración de las masas. Ha capitalizado sentimientos de angustia e indignación, profundizados tras la pandemia, para introducir ideas reaccionarias que justifican la explotación y la entrega. Para su batalla cultural alude a aspectos religiosos, presentándose como las “fuerzas del cielo”, o socialmente como el exponente de las “personas de bien”. Polariza falsamente a la sociedad y estigmatiza sectores sociales con el objetivo de ocultar a los verdaderos responsables de la crisis. Entre estas falsas concepciones se puede mencionar los siguientes postulados.

Gasto y casta: “Ha sido una orgía el gasto público”. Su lógica es la siguiente: “hubo una fiesta de unos pocos (la casta) que pagamos todos”. Sin embargo, si bien prometió que el ajuste recaería sobre la “casta”, en la práctica lo ha descargado sobre el pueblo. Busca utilizar el enojo popular contra los “políticos” para justificar el desmantelamiento de las políticas sociales. Para el miope del déficit, el gasto lo constituyen las jubilaciones y programas sociales que en su mayoría no superan la línea de indigencia, pero esconde que el verdadero drenaje presupuestario son los pagos de la ilegítima deuda que contrajo su ministro de Economía o el financiamiento a la actual bicicleta financiera. Pone la lupa en los subsidios a los discapacitados, pero incrementa los de su amigo Galperín. La verdadera sangría no está abajo sino arriba. La verdadera casta la constituye su grupo de estafadores financieros.

Estado y políticas públicas: “El Estado es una asociación criminal que te roba a través de los impuestos”. Primero habría que decir que así es y eso se refleja en el robo del IVA, entre otras cosas. No obstante, su política demuestra una doble vara: mientras reintroduce el impuesto a las ganancias para los trabajadores, lo elimina para las grandes corporaciones a través del RIGI. Para el gurú del mercado, el “Estado maligno” lo representan todas las conquistas populares expresadas en políticas públicas de educación, salud, etc. Pero refuerza el corazón del Estado oligárquico imperialista expresado en sus aparatos represivos y de vigilancia. La mayoría de la socialdemocracia hace una defensa irrestricta del Estado haciéndole en los hechos un gran favor a Milei al no distinguir este Estado como un instrumento de explotación y opresión, de las políticas públicas que el pueblo logró conquistar.

Mercado e individualismo: “El derecho alguien lo tiene que pagar” y contrapone “donde hay una necesidad, hay una solución de mercado”. Como fundamentalista del mercado, el presidente mercantiliza todo, hasta las necesidades más básicas. El dios oferta y demanda supuestamente equilibrarán todo. Si tenés necesidad, vendé órganos. Esta lógica esconde que al mercado lo dominan los grandes monopolios y se maneja por el poder político y económico, como quedó demostrado en la estafa de las criptomonedas. «El sector privado tiene una responsabilidad social, que es ganar dinero, así son benefactores sociales, produciendo más eficientemente. Es la innovación y la codicia humana lo que impulsa el progreso».  En su discurso el egoísmo es una virtud. Para Milei no existen trabajadores, sino emprendedores; no hay desigualdades, sino meritocracia absoluta; no hay proyectos colectivos, sino individualismo extremo.

Las masas hacen su experiencia centralmente a través de la lucha. En esa batalla para confrontar las condiciones objetivas con las subjetivas es fundamental desplegar una lucha ideológica activa, no solo para develar las intenciones e intereses ocultos de las ideas reaccionarias sino también para mostrar un camino y una salida. Crítica y propuesta que sólo podrá ser realizada cabalmente por las corrientes revolucionarias.

Escribe Facundo Guerra

hoy N° 2052 26/03/2025