-El 15, 16 y 17 de febrero se realizó el 11º Congreso del Partido Comunista Revolucionario, PCR, ¿qué importancia tiene este momento político en la realización del Congreso?
–Este Congreso para nuestro Partido ha tenido una gran importancia, porque ha sido un Congreso de unidad. Un Congreso de mucha alegría por los avances de nuestro Partido en este período. Aunque al mismo tiempo en estos años hemos perdido a dirigentes muy valiosos como Jorge Rocha y otros que tienen una importancia que trasciende la vida interna partidaria, por cuanto estamos en una situación internacional y nacional de profundas transformaciones, en momentos extremadamente difíciles para los trabajadores en todo el mundo y en nuestro país en particular. Por lo tanto el Congreso abordó esa temática en la que nuestros militantes están sumergidos, sean obreros, campesinos, etc. Por un lado nos permitió hacer un balance de la participación en luchas que han conmovido a la Argentina. Algunas de ellas sin antecedentes o con pocos antecedentes, como ha sido la rebelión agraria. Por el otro lado nos permitió discutir cómo encarar el desafío que tienen los trabajadores y el pueblo ante el tsunami de la crisis que se ha precipitado en el mundo y que cada día más está aprisionando a nuestro país.
–¿Cuáles fueron las principales conclusiones a las que arribaron?
Unas hacen al balance referido a esta rebelión agraria que implicó lecciones que trascienden el simple hecho en sí mismo de la lucha, porque hacen a las perspectivas de una salida revolucionaria triunfante para el pueblo argentino. Es decir, permiten a un país que ha tenido experiencias urbanas como ha sido el Argentinazo último, acoplarle la posibilidad de la rebelión agraria que permita avizorar la posibilidad concreta de un poder obrero y popular para el futuro.
En segundo lugar nos permitió discutir a fondo las consecuencias de la crisis económica mundial. Nuestro Partido en mayo de 2008, cuando hicimos las tesis para este Congreso, ya planteó que la crisis era profunda, iba a ser prolongada, la más grande de la historia del capitalismo. Y la vida nos ha dado la razón. Estamos ante una crisis de magnitud inconmensurable, nadie sabe verdaderamente cuál es el fondo. Miles y miles de trabajadores y de gente humilde ya están sufriendo las consecuencias. No sólo en otros países, sino también aquí, en Argentina. Nosotros tenemos una propuesta de 10 puntos para enfrentar esta crisis desde el punto de vista popular. Entendemos que la lucha, como las grandes luchas que ya se han librado –Paraná Metal, donde confluyeron los obreros con los chacareros en lucha, tipo General Motors de Rosario, Volkswagen y las automotrices en Córdoba o Massuh y los papeleros de Quilmes, para citar solamente algunas– puede permitirnos frenar despidos, conseguir aumentos de salario en estas condiciones muy difíciles y poder defendernos de las consecuencias de la crisis. Al mismo tiempo, cada día más se nos confirma, planteo que ya hemos hecho como partido, que si no logramos en estos combates conquistar un gobierno de unidad popular y patriótica que abra el camino a una auténtica revolución de liberación nacional y social, y destruya este Estado oligárquico-imperialista que nos oprime, no va a ser posible que la clase obrera evite las consecuencias y tenga que pagar las consecuencias de la crisis como ya pagó las consecuencias de la crisis del ’30 prácticamente con una década de sufrimientos tremendos, que todavía han quedado en la memoria de nuestro pueblo. Creemos que es posible evitar eso a partir de que confluyan las luchas obreras, campesinas, populares. Y que esas luchas no solamente enfrenten la crisis, sino que se den una perspectiva de poder. Para derribar este viejo poder y construir un poder revolucionario, obrero y popular que de una vez por todas resuelva a favor de las masas populares del país los grandes problemas que enfrentamos.
–¿Qué desafíos quedan planteados para avanzar en el camino de conquistar ese poder obrero y popular?
–Nosotros entendemos que quedan planteados fundamentalmente los desafíos que dejó abiertos como interrogantes el Argentinazo.
En el Argentinazo por las condiciones particulares de la impresionante desocupación que había en el 2001, la clase obrera apoyó –realizó el paro del 13/12/01– pero no jugó un papel activo en la calle como jugaron los desocupados y otros sectores sociales. Esta vez, en primer lugar, queda que la clase obrera se coloque a la cabeza de este combate. Cosa que ya está sucediendo. Incluso ayer [martes 4/3/09] en el paro que realizaron los obreros autoconvocados de Armstrong junto a los chacareros, delinearon el camino con el que podemos sacar a la calle grandes contingentes sociales a combatir. Ese es el primer desafío: cómo la clase obrera se coloca a la cabeza de este combate.
El segundo desafío es que tenemos que lograr que los diferentes sectores que están en la lucha, obreros, chacareros, productores agropecuarios, sectores populares, los estudiantes –que ya comienzan en algunos lugares a plegarse al combate, porque recién ahora comienzan las actividades universitarias– junto con los docentes y estatales se unan a través de coordinadoras y multisectoriales que permitan superar la gran debilidad que tuvo el Argentinazo: la falta de centros de coordinación popular que permitieran que esa lucha terminara con un triunfo popular.
En tercer lugar que esa lucha logre conmover a una parte importante de los sectores patrióticos y democráticos en las Fuerzas Armadas, que en el Argentinazo pudieron ser neutralizados, por lo que De la Rúa no pudo imponer el Estado de Sitio, y que es necesario que ahora se plieguen a este combate, porque acá están en juego también los grandes intereses de la patria. Como viene a ser, por ejemplo, la reivindicación de las Malvinas ante el reclamo del imperialismo inglés de solicitar una franja de 3 millones de Km2 que se incorporarían a la soberanía de la Unión Europea. Es decir hay múltiples razones para que también sectores importantes desde las Fuerzas Armadas apoyen a este combate.
Creo que son los tres grandes desafíos que tenemos y nos preparamos para afrontarlos.