El kilo de tomates a 3,99 pesos, las papas a 1,45, el pan a 2,71 y el zapallo a 2,08. ¿Dónde se puede conseguir estos productos a estos precios? Sin embargo, con estos precios el Indec, dice que el costo de la vida aumentó solo en un 0,8 en septiembre. Cualquiera puede comprobar que en las verdulerías el kilo de tomates se vende a 15 pesos, mientras las papas están 5 pesos y el zapallo, 10 pesos. Está clara entonces la mentira del Indec.
Con los precios que cargan en el Indec, “a punta de pistola” como denuncian los trabajadores, la Canasta Básica de Alimentos (CBA) solo muestra un aumento de 0,7% durante septiembre, por lo que una familia habría requerido 445 pesos para no caer debajo de la línea de indigencia. También los precios de la Canasta Básica Total (CBT) –que además de la alimentación mínima mide otros bienes, como indumentaria, vivienda y algunos servicios– subió 0,6% el mes pasado, por lo que el mismo núcleo familiar, integrado por dos adultos y dos niños de 5 y 8 años, habría requerido $ 952,30 para escapar de la pobreza.
Pero cálculos hechos por consultoras privadas con metodologías comparables a la del Indec, como la de la Sociedad de Estudios Laborales (SEL), muestran que la canasta básica de alimentos llegó en septiembre a $ 574,74, un 29% más que la oficial. Y que la canasta de pobreza se ubicó en 1.252 pesos, un 31,5% por arriba del dato informado por el gobierno.
