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06 de noviembre de 2013

Las mujeres y el Centenario (3)

Crónicas proletarias

 El Congreso Femenino Internacional reunido en Buenos Aires en mayo de 1910, en el que confluyeron librepensadoras, socialistas, profesionales e intelectuales, fue caja de resonancia de grandes debates, como venimos reseñando. El Congreso, del que participaron entre otras Cecilia Grierson, Julieta Lanteri, Cecilia Muzzilli y Fenia Cherkoff de Repetto, y al que adhirieron figuras como Marie Curie, desde Francia, abordó el voto femenino, el divorcio, la igualdad de las mujeres ante la ley, la prostitución, entre muchísimos otros temas.

 El Congreso Femenino Internacional reunido en Buenos Aires en mayo de 1910, en el que confluyeron librepensadoras, socialistas, profesionales e intelectuales, fue caja de resonancia de grandes debates, como venimos reseñando. El Congreso, del que participaron entre otras Cecilia Grierson, Julieta Lanteri, Cecilia Muzzilli y Fenia Cherkoff de Repetto, y al que adhirieron figuras como Marie Curie, desde Francia, abordó el voto femenino, el divorcio, la igualdad de las mujeres ante la ley, la prostitución, entre muchísimos otros temas.
“El Congreso Femenino Internacional, considerando que la mujer es apta para ejercer sus derechos políticos y civiles, hace votos porque se le reconozca el derecho al sufragio”, acordaron, no sin antes debatir con algunas participantes, como María Jesús Alvarado Rivera, que había dicho “Creo que en los países de origen latino, y especialmente en el nuestro, sería prematuro reclamar para la mujer igualdad absoluta de derechos”. El Congreso abogó por una cantidad de reformas al Código Civil, que ponía a la mujer casada bajo la sujeción del marido, al tiempo que impedía el divorcio. Las propuestas, hechas por la doctora Elvira Rawson de Dellepiane, planteaban que la mujer “al contraer matrimonio, no perderá los derechos que la ley acuerda a los seres mayores de edad y con sus facultades mentales sanas”. 
Junto con esto, las mujeres se pronunciaron: “El Congreso Femenino Internacional declara que el divorcio es una ley de saneamiento moral dentro del matrimonio”. La joven dirigente socialista Carolina Muzzilli argumentó que “El matrimonio indisoluble es también el más fácil propagador del adulterio”, y se planteó un debate alrededor de si el divorcio tendría que ser “absoluto” o no. La doctora Rawson argumentó que “en la realización del divorcio absoluto deben tomarse las necesarias medidas de reglamentación para que no degenere en un abuso como ha pasado en algunas naciones que ya lo tienen establecido”. Otras voces, como la de Sara Justo, hermana del dirigente socialista Juan B. Justo, argumentaron que la ley de divorcio reclamada debía tener la menor restricción posible, porque la sola voluntad de los cónyuges debe bastar para obtener el divorcio. Se terminó votando una postura intermedia, que decía: “El Congreso Femenino Internacional, aboga por el divorcio absoluto, siempre que en su reglamentación se pongan las limitaciones necesarias, á fin de que no degenere en abuso”.
A instancias de Julieta Lanteri, el Congreso acordó que la prostitución es “para la mujer moderna su mayor dolor y su mayor vergüenza, formula un voto de protesta contra la tolerancia de los gobiernos que la sostienen y explotan”.