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02 de octubre de 2010

El 7 de noviembre de 1917 (25 de octubre, según el viejo calendario) se produjo el levantamiento armado de los obreros y campesinos de Rusia, dirigidos por el Partido Comunista (bolchevique) que conducía Lenin.

Las primeras semanas de poder soviético

A noventa años de la revolución socialista de octubre en Rusia

De octubre de 1917 a enero de 1918 la revolución socialista se extendió a todo el vasto territorio de Rusia. El proletariado, fogueado en tres revoluciones (1905, febrero y octubre de 1917), creó una nueva forma de poder revolucionario, los sóviets, que le posibilitaron conquistar la dirección de todo el pueblo, sobre la base de la alianza obrero-campesina. En ocho meses, el campesinado pobre (el 65% de la población rural) pulsó en la práctica a todos los partidos políticos y se convenció de que ninguno, salvo los bolcheviques, resolvería el problema agrario y terminaría con los terratenientes como clase. Esto volcó a la masa de campesinos medios, que vacilaba y sólo en vísperas de la insurrección se unió a los campesinos pobres.
El Partido, basándose en el marxismo-leninismo, supo fundir en un solo torrente revolucionario la lucha contra la guerra, el combate por la tierra, el movimiento por la liberación nacional de los pueblos no rusos y la lucha del proletariado por el socialismo.
La contrarrevolución opuso dura resistencia. En Moscú el combate por la instauración del poder soviético se prolongó nueve días. Kerenski huyó al frente del Norte, convocó a las tropas adictas y las lanzó sobre Petrogrado. El Estado Mayor del Ejército, a cuyo frente estaba el general Dujonin, se negaba a reconocer al gobierno soviético. Los políticos reaccionarios complotaban junto a los mandos contrarrevolucionarios. Los cadetes, combinados con Dujonin, se sublevaron en Petrogrado, pero fueron aplastados. Los integrantes del aparato administrativo estatal se oponían ferozmente al nuevo poder y lo saboteaban. Lenin destituyó a ese comandante en jefe, nombró a otro, Krylenko, y apeló directamente a los comités de regimiento, división, cuerpo y a la masa de soldados. Estos se sublevaron y destruyeron el cuartel general. Se derrotó así la resistencia militar. Kerenski tuvo que volver a huir, esta vez disfrazado de mujer.

La lucha de líneas
En las semanas siguientes al triunfo de la revolución se tensó aún más la lucha de líneas en la dirección del Partido. Quienes se habían opuesto a la insurrección o vacilaron hasta último momento, postulaban la formación de un gobierno sin mayoría bolchevique y con la participación de "todos los partidos socialistas" para "evitar una nueva efusión de sangre" y "asegurar la Asamblea Constituyente".
Esta línea oportunista convergía con la posición del comité ferroviario dirigido por los mencheviques y eseristas. Cinco dirigentes del Partido (Noguin, Rykov, Miliutin, Kámenev y Zinóviev) abandonaron el Comité Central (CC) del Partido. Esta actitud provocó la indignación en la masa de obreros y soldados de la capital. Repudiaban la deserción de quienes se dejaban intimidar por la burguesía. Ruidosas y nutridas movilizaciones llegaban al Smolny para oponerse a la posición conciliadora. Kámenev era presidente del CEC (Comité Ejecutivo de todos los Sóviets de Rusia). Fue destituido y reemplazado por Sverdlov. Zinóviev fue depuesto de su cargo de presidente del Soviet de Petrogrado.
El CC resolvió trabajar por un frente único con los eseristas de izquierda. El Consejo de Comisarios del Pueblo quedó presidido por Lenin y compuesto por 11 comunistas (bolcheviques) y 7 eseristas de izquierda. Estos gozaban de gran influencia en el campesinado medio. Uno de ellos asumió el Comisariado de Agricultura.

El Congreso de los sóviets campesinos
Luego del decreto sobre la tierra, una de las primeras medidas del nuevo CEC fue convocar un Congreso Extraordinario de sóviets campesinos, pasando por encima de su Comité Ejecutivo, dominado de antes por los eseristas de derecha.. Se enviaron miles de emisarios a las provincias para garantizarlo. El decreto sobre la tierra se basaba en los mandatos más revolucionarios de los campesinos, publicados por los eseristas en su periódico. Ellos declararon indignados que los comunistas les habían robado su programa. Pero con esto se pusieron ellos mismos en ridículo: hubo que derrocar un gobierno del que los eseristas formaban parte para realizar lo que había de positivo en su programa agrario.
Dos semanas después del triunfo de la insurrección se reunió dicho congreso campesino. De su resultado dependía la suerte inmediata del poder soviético que, al mismo tiempo, se jugaba en el combate contra las fuerzas militares contrarrevolucionarias. Ese congreso fue muy peleado y complejo y confirmó la justeza de la línea leninista y su lucha contra la línea conciliadora en el Partido.
La composición política del congreso era: 110 eseristas de izquierda (liderados por María Spiridónova, la mujer más popular de Rusia), 40 comunistas, 15 simpatizantes de éstos (ucranianos), 50 eseristas de derecha y de centro y 40 sin partido.
El anterior Ejecutivo, dominado por los eseristas de derecha, pretendió dividir el congreso y hacerlo fracasar.
Los eseristas de izquierda vacilaban y se negaron a conceder la palabra a Lenin en su carácter de presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, pues, alegaban, ello significaría resolver de antemano la cuestión del poder. Simultáneamente se realizaban negociaciones entre los comunistas y los eseristas de izquierda sobre la cantidad de representantes de estos últimos en el CEC.
Los delegados comunistas exigieron que se invitase inmediatamente a un representante del gobierno soviético. El congreso no aceptó esto. Al tercer día apareció inesperadamente Lenin en la tribuna. En medio de la gritería y el abucheo, puntualizó que iba a hablar como miembro de la delegación bolchevique al Congreso y exhibió la credencial que lo acreditaba. Lenin fundamentó los objetivos de la revolución triunfante con profundidad y sencillez. Las discusiones continuaron intensamente los días siguientes. Finalmente el congreso adhirió a la posición sobre el poder del II Congreso de los Sóviets de toda Rusia. Y aprobó el proyecto de resolución propuesto por Lenin apoyando la revolución y el decreto sobre la tierra.
Los representantes campesinos se integraron al CEC. Los mencheviques y eseristas de derecha se habían retirado del II Congreso de los Sóviets al verse en minoría. El nuevo CEC quedó integrado por 350 delegados: 100 por los sóviets obreros, 100 por los sóviets campesinos, 50 delegados de los sindicatos y 100 delegados de los sóviets de soldados.

Contra las anexiones imperialistas y la opresión nacional
En nota anterior (hoy Nº1179) vimos que, triunfante la insurrección armada del 25 de octubre (7 de noviembre, según el nuevo calendario) los primeros e históricos decretos del nuevo poder revolucionario, el poder de los sóviets, fueron los de la paz, la tierra y el control obrero de la producción.
A esto siguieron la abolición del secreto comercial y la Declaración de los Derechos de los Pueblos de Rusia (firmada por Lenin como presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo y Stalin, comisario del Pueblo para las Nacionalidades), que instituía el derecho a la libre autodeterminación, hasta su separación y constitución de Estados independientes. En diciembre el gobierno soviético reconoció la independencia estatal de Ucrania y Finlandia. Retiró las tropas rusas ocupantes de zonas de Persia (Irán) y renunció expresamente a las pretensiones territoriales del zarismo sobre Mongolia y ciertas regiones de China.
A fines de ese mes se ocuparon militarmente los bancos y fueron nacionalizados.