A raíz de la denuncia de la Asociación de Médicos de la Actividad Privada (Amap) sobre la situación laboral de los médicos residentes, charlamos con Jerónimo Ainsuain, profesional de la salud de Rosario, quien denunció públicamente las condiciones precarias en la que los galenos de algunos hospitales y clínicas tienen que cumplir con su labor.
A raíz de la denuncia de la Asociación de Médicos de la Actividad Privada (Amap) sobre la situación laboral de los médicos residentes, charlamos con Jerónimo Ainsuain, profesional de la salud de Rosario, quien denunció públicamente las condiciones precarias en la que los galenos de algunos hospitales y clínicas tienen que cumplir con su labor.
Los médicos residentes son aquellos jóvenes profesionales de la medicina que recién se han recibido de la facultad y empiezan su labor en hospitales y clínicas. “La residencia es un sistema de formación de especialidad. Una vez que uno termina la carrera, tiene el título en la mano, ya empieza a hacer una formación en alguna especialidad o subespecialidad. A eso se le llama la residencia a diferencia de otras carreras”, explicó Ainsuain en los micrófonos de La Brújula de la Mañana.
Sin embargo, muchas veces las condiciones en las que tienen que desarrollar su actividad, tanto profesional como de formación en las ciencias de salud, no son del todo gratas o dignas, puesto que “tanto en el público como en el privado no estamos contratados por así decirlo, no figura ningún contrato en ningún lado. Lo único que tenemos, por ejemplo desde el público, que es donde yo hago la residencia, es un título de becario de la Municipalidad o de la Provincia. En el caso de los privados, es todo a través del Colegio de Médicos, con sueldos que van desde nada, directamente ad honorem, hasta dos mil, tres mil, cinco mil, seis mil pesos trabajando de 60 a 70 horas para arriba”, acotó el vocero de los médicos residentes. Por lo anterior, el bienestar físico, emocional y financiero de los galenos se ha visto negativamente afectado: “Te aliena, te deshumaniza”.
Extensas jornadas y mal pagas, combinadas con las dificultades que cualquier persona puede tener en su trabajo o vida personal hacen que su desempeño profesional merme y que la relación paciente-médico no sea la ideal.
Médicos esclavos
A pesar de las diferencias en las condiciones que un médico residente de un hospital público tenga con las de uno que hace su labor en una clínica privada, la realidad es casi la misma. Se han convertido en “mano de obra barata o gratuita” del sistema de salud.
Según cifras suministradas por Jerónimo Ainsuain, sólo alrededor de un 30% de los médicos que pasa todo el proceso de exámenes y evaluación para convertirse en residente recibe un sueldo por sus servicios. El resto de los profesionales tiene que hacerlo de manera gratuita, por lo menos el primer año de la especialidad.
En el sistema privado, según denuncia el vocero, la lógica de los prestadores de servicios es más o menos la siguiente: “Yo te presto el lugar para que vos te formes. A cambio de eso no le da absolutamente nada y le pagas haciendo guardias. Además, “Hacés la residencia seis días a la semana y el séptimo día te lo deja trabajar para que vos puedas ganarte unos pesos”.
Por otro lado, a pesar de las normas existentes que reglamentan la labor de los residentes en el sistema público municipal y provincial, las condiciones son igualmente preocupantes. Según Ainsuain, los médicos tendrían que cumplir con “actividades académicas y asistenciales por 52 horas semanales”, pero en todas las especialidades dicha jornada siempre se excede. Sólo medicina general “se acerca a lo legalmente estipulado con un promedio de 60 horas semanales”, en el resto de las especialidades las jornadas pueden llegar a 110 horas por semana.
Organizados por el trabajo digno y la salud
Jerónimo Ainsuain reconoce que la labor gremial es difícil porque las duras jornadas de trabajo hacen que no haya mucho espacio y tiempo para la organización y el debate de su quehacer: “El mismo ritmo te consume toda tu vida”, dice. Además de que “jugamos con el miedo a los aprietes, expulsiones o sanciones”, añade el residente.
Sin embargo, Ainsuain destaca que existen organizaciones como a la que él pertenece: la Corriente Nacional de Salud “Salvador Mazza”, que se moviliza alrededor de las necesidades de los profesionales de este sector. Así como “desde una comisión de residentes que armamos desde el Siprus – Sindicato de Profesionales Universitarios de la Salud” donde se discutieron algunas medidas que los efectores de salud buscaban tomar “para agregar una año más de trabajo precario” en las especialidades de los residentes.
Por último, insiste en la importancia que tienen estos galenos dentro del sistema de salud, ya que “todo el servicio, tanto el público como el privado, se sostiene gracias a la labor de los residentes”.