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23 de octubre de 2019

Otto Vargas

Las tres grandes diferencias sociales

Extractos de ¿Ha muerto el comunismo? El maoísmo en la Argentina. Conversaciones con Otto Vargas, de Jorge Brega, tercera edición, Editorial Ágora, 2008, págs.

En una ocasión Mao recibió a una delegación del Partido Comunista rumano y conversando, dijo que en su opinión, de aquí a diez mil años todavía iba a ser necesaria la polémica contra los revisionistas. Entonces un rumano, que éste sí era chistoso, le pidió: “¿No podría rebajar un poco, camarada, algunos años?”. “Bueno –respondió Mao–, digamos nueve mil años; más no rebajo porque sería peligroso”.

Esto fue entendido como una broma de Mao. Pero no es ninguna broma. ¿Cuántos años tiene, aproximadamente, la división de la humanidad en clases antagónicas? Aproximadamente diez mil años. En Asia, en Europa, en África, en América Latina. Aquí, en América del Sur, mil años antes de Jesucristo, ya existía el Estado en forma teocrática en los Andes, es decir que hace ya tres mil años la separación del trabajo manual y del trabajo intelectual había generado castas teocráticas que oprimían a las comunidades campesinas, y que después, en un proceso, iban a llegar a ese Estado tan desarrollado como fue el Estado incaico.

De modo que en el mundo, el prolongado proceso del surgimiento de las grandes diferencias sociales, tiene esos diez mil años. Y tiene aproximadamente esa antigüedad el surgimiento de las tres grandes diferencias sociales actuales: las que existen entre el trabajo manual e intelectual, entre el campo y la ciudad, y entre el hombre y la mujer. Con la división social del trabajo se crearon las condiciones para que el hombre se diferenciase de los animales y dominase a la naturaleza, pero a costa de generar la explotación del hombre por el hombre.

Esas diferencias, que han sobrevivido durante miles de años, no desaparecen de la superestructura social porque se anule la propiedad privada de los medios de producción con un decreto revolucionario, como creen los trotskistas, por ejemplo, que consideran que la Unión Soviética es socialista porque la propiedad de los medios de producción es –o era, porque ahora ya se están privatizando también– estatal.

Esto es sólo el comienzo de lo que Marx definió como un largo proceso de tránsito del capitalismo al comunismo. Durante milenios, una ideología que es el producto de esa división social del trabajo, se ha osificado a nivel de la conciencia de masas de una manera tal, que muchos de sus componentes aparecen hoy como propios de la personalidad humana, considerada en abstracto.

Por lo tanto, cuando Mao contestó como contestó a los rumanos estaba yendo a las razones de fondo, a los problemas que generaron la Revolución Cultural; muchos de los cuales ya se habían suscitado en la Rusia revolucionaria de la década del 20, incluso con formas mucho más agudas en alguno de los casos, o más extremistas digamos así, como por ejemplo en los terrenos de la educación, de las relaciones del hombre y la mujer, de la liberación femenina y en muchos otros aspectos. En esa década tan tempestuosa, tan rica y tan ignorada que fue la de los años 20 en la Unión Soviética.

 

Otto Vargas fue secretario del Partido Comunista Revolucionario desde su fundación en 1968 hasta su fallecimiento el 14 de febrero de este año.

Hoy N° 1788 23/10/2019