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18 de julio de 2012

Nuestro país posee pocas personas que sostengan por un largo periodo de su vida, la constancia de indagar y dar a conocer la riqueza cultural portada en la memoria de los hombres y mujeres del pueblo.

Leda Valladares

Hoy 1428 / Investigadora y difusora del canto del pueblo

Hace unos días murió en Buenos Aires Leda Valladares. Tras su larga existencia quedan sus trabajos en pos de conocer y difundir el canto del pueblo. Tucumana, recorrió el país y otros países hermanos cuando descubrió la existencia de esos testimonios vivos de las culturas antiguas. No sólo Tucumán, Cuyo, el NOA en sus más apartados lugares fueron el campo de su trabajo: registrar esas voces para darlas a conocer en escuelas, instituciones, en un afán inclaudicable de acercar a la ciudad ese espacio desconocido para la gran mayoría.


Trabajó sola, se sostuvo sin subsidios ni empleos; logró colaboradores y fervorosas seguidoras de su emprendimiento. Tampoco su labor fue apreciada en su real dimensión. No fue una investigadora formada, sino, como ella misma se definía: “una cantora que investiga”.


Poeta, producto de una generación que compartió los efectos de la posguerra en los que la filosofía existencialista hizo carne, reconoció la importancia del canto andino y a los 21 años comenzó a buscar las fuentes de esas expresiones en las actividades comunitarias como el carnaval de los valles y quebradas del norte argentino.


Ya en la década del 60 asesoró musicalmente a Jorge Preloran en la realización de varios de los documentales que el cineasta había comprometido para el Fondo Nacional de las Artes. Y comenzó a reunir material para su proyecto más apreciado: el Mapa Musical de Argentina. La Quebrada de Humahuaca en Jujuy, Santiago del Estero, Tucumán, (con sus cantores de rancho y de patio), Cuyo, Catamarca, La Rioja… son ejemplo de una constancia y seguridad de objetivos encomiables. La edición de esos discos constituye hoy un material especialísimo del campo de la cultura popular musical de nuestro país. Debemos señalar que este y todos sus trabajos fueron logrados con gran sacrificio y empeño por parte de la artista tucumana.


Convencida de la importancia de enseñar las melodías a través de la incorporación al sistema educativo de sus materiales recogidos, la llevó a gestionar encuentros masivos con maestras y niños de escuelas primarias de varias provincias. Fruto de esas experiencias fue el disco “Nosotros” que registra las voces de niños argentinos de varias provincias. Tucumán fue escenario de uno de esos encuentros en la década del ‘70.


Su tarea docente se realizó de las más variadas maneras y en distintas instituciones. Recordamos en esa década, sus encuentros con niños los días sábados a la mañana en el Teatro San Martín de la ciudad de Buenos Aires, organizados por el Collegium Musicum. Amplió su docencia del canto popular en Buenos Aires, donde residió hasta su muerte, con grupos de mujeres que aprendieron la percusión con caja y las antiguas melodías recogidas con su viejo grabador Uher a cinta.


Como a muchos argentinos, la dictadura militar restringió sus actividades, aunque se concentró en ordenar y continuar la edición de sus discos. Integró el grupo iniciador del Movimiento por la Reconstrucción y Desarrollo de la Cultura Nacional, nacido en defensa de la cultura avasallada por la dictadura, en 1981 junto a Aida Carballo, Ernesto Sábato, Ricardo Monti, Ana Quiroga y Enrique Stein.


La organización y realización de la primera actividad del Movimiento a mediados de 1982, en el teatro Lasalle de Buenos Aires, la contó junto a Suma Paz y Aimé Paine como cantoras protagonistas. Participó activamente acercando músicos y cantores populares de Tucumán y Salta a la actividad que se organizó con artistas del mundo musical en apoyo a los inundados de las provincias de Misiones y Chaco en octubre de ese año.


Los debates frecuentes dentro del Movimiento, riquísimos y profundos fueron tensando su pertenencia, hasta que finalmente se alejó del mismo. No por eso dejó de aportar a las iniciativas que en la posdictadura se gestaron entre músicos jóvenes, actividades a las que dedicó su colaboración y asesoramiento. En estos días se difunden grabaciones realizadas durante la filmación del emprendimiento “De Ushuaia a La Quiaca” del grupo que integraron León Gieco y Gustavo Santaolalla entre otros.


Las otras facetas de su vida artística están siendo difundidas, como su permanencia en Francia en la década del ‘50, la conformación del dúo Leda y María (con María Elena Walsh), su obra poética, el que haya sido hermana de Rolando “el Chivo” Valladares. Quedan muchos otros aspectos que seguramente irán siendo motivo de estudios por especialistas. La recordamos a través de esta breve reseña, y reconocemos que por su dedicación a la investigación de la música y el canto popular, aportó al conocimiento y difusión de este aspecto del patrimonio cultural de los argentinos. Por eso su obra sin duda será un lugar insoslayable para todos aquellos que quieran continuar en la profundización del conocimiento y valorización de la producción cultural de nuestro pueblo.