Frente a su compañera y a sus dos pequeñas hijas, una banda golpista lo mataba, en momentos en que Enrique encabezaba en La Plata la denuncia del golpe de estado que se preparaba en nuestro país.
Enrique fue un patriota, antigolpista y comunista revolucionario, que denunció el carácter proimperiaista del golpe que se avecinaba, sin dudar en marcar a fuego el papel tanto de los yanquis como de los revisionistas rusos.
Frente a su compañera y a sus dos pequeñas hijas, una banda golpista lo mataba, en momentos en que Enrique encabezaba en La Plata la denuncia del golpe de estado que se preparaba en nuestro país.
Enrique fue un patriota, antigolpista y comunista revolucionario, que denunció el carácter proimperiaista del golpe que se avecinaba, sin dudar en marcar a fuego el papel tanto de los yanquis como de los revisionistas rusos.
Como planteó Otto Vargas, secretario general del PCR, en un homenaje, en esos años “la línea divisoria en la Argentina, pasaba entre los que estaban a favor o en contra del golpe de Estado”, y lo describió: “Rusconi fue uno de esos hombres que llevan sus ideales en la sangre, y por eso dan la sangre por esos ideales”.
La valentía de Enrique, que denunció a sus asesinos, fortaleció en aquellos años la dura batalla antigolpista encabezada por nuestro partido, y es ejemplo para todas las generaciones de clasistas y comunistas revolucionarios que seguimos levantando orgullosos las banderas de la victoria de la revolución de liberación nacional y social que Rusconi defendió hasta el último instante de su vida.