Hace varios meses, en el hoy 1268, decíamos que si bien el proyecto de Ley de Medios representaba un avance en relación a la legislación vigente, no acabaría con el actual esquema concentrado.
Asegurábamos que al autorizar hasta 12 licencias para los “servicios abiertos” y hasta 24 para “la explotación de servicios de radiodifusión por suscripción”, el gobierno no garantizaba la desmonopolización. A la vez, hacíamos hincapié en que la norma, si bien derogaba todo el andamiaje jurídico levantado desde la dictadura hasta el presente, no hacía “mención al Decreto 527 de Kirchner, de 2005, que prorrogó por 10 años todas las licencias”, por lo que advertíamos que recién a partir de 2015 comenzarían a caducar las concesiones.
Sin embargo, y a pesar de haber sufrido numerosas modificaciones, la ley aprobada no derogó el mencionado decreto que había sido revalidado en Diputados en julio de 2005. Es más, la semana pasada, el Senado acordó, por pedido del oficialismo, tratar su ratificación en la sesión de esta semana. De aprobarse la misma se complicará aun más la de por sí incierta aplicación de la norma, ya que si el Decreto 527 –que tendrá fuerza de ley– reconoce a los licenciatarios el beneficio de la extensión de los permisos por 10 años, mal puede la Ley de Medios quitárselo.
Daría la impresión de que estamos nuevamente en presencia del doble discurso. Por un lado se obliga a los grandes grupos a desprenderse de licencias en 1 año, y por el otro se les garantiza la prórroga de los permisos por 10.
De esta manera, el kirchnerismo se presenta como progresista frente a la población, cuando en realidad su objetivo es forcejear con los monopolios para armar multimedios afines a sus políticas y ganar posiciones en un negocio que representa el 6% del PBI. Lo que sí queda cada vez más en evidencia, es que a este gobierno poco le importa la desmonopolización, la democratización de la información y los intereses nacionales.
02 de octubre de 2010