1. Defendamos los piquetes
1. Defendamos los piquetes
El gobierno de Cristina K presentó el proyecto de ley contra los piquetes que anunció la presidenta en el discurso de apertura de las sesiones del Congreso. La presidenta que se proclama “nacional, popular y progresista”, profundizó su política reaccionaria de criminalizar la lucha popular: el asesinato de 30 luchadores populares, la ley antiterrorista, el procesamiento de más de 5.000 luchadores, el encarcelamiento de petroleros de Las Heras, la represión a docentes, estatales, originarios, desocupados, etc., en Misiones, Chaco, Jujuy, Santa Cruz, Buenos Aires, etc.
Ese proyecto de ley, del que al cierre de esta edición el gobierno K busca tomar distancia, es tan reaccionario que hubiese considerado delincuentes a los revolucionarios de Mayo, los trabajadores de la llamada “Semana Trágica”, el 17 de Octubre de 1945, el Cordobazo, el Argentinazo, etc. Pisotea derechos establecidos en la Constitución Nacional (art. 14, 19 y 32).
Cristina K y su elenco gobernante se sacan la careta y muestran su esencia antipopular de burguesía intermediaria del imperialismo.
Fracasada la línea de “mano dura” de Duhalde por la masiva respuesta al asesinato de Kosteky y Santillán, el kirchnerismo debió resignarse a los piquetes que ahora califica delito. Las clases dominantes quedaron aterradas del Argentinazo, que las forzó a ceder ante los piquetes (forma de lucha desde los inicios del movimiento obrero). Debieron abrir la mano con dos millones de planes sociales. Néstor K fue a La Matanza, cedió al reclamo del agua, y se puso el gorro de la CCC.
Debilitada por la lucha de masas y por la derrota electoral, Cristina K sabe que su política de hacer que los trabajadores y el pueblo paguen el ajuste y la inflación, y soporten la inseguridad, no pasa sin represión. Sabe que tiene el apoyo de las clases dominantes y sus políticos a su política represiva.
2. Ganadores y perdedores del ajuste K
El ajuste ortodoxo con inflación, endeudamiento y represión que está aplicando el gobierno K va a fondo contra el pueblo. Hay comedores de la CCC a los que cada día van un promedio de 5 personas nuevas, mientras el gobierno se niega a aumentar la comida que entrega. La mal llamada asignación universal por hijo (que no es universal), perdió el 68% del poder de compra que tuvo inicialmente, que ya era insuficiente. Con la inflación, los topes salariales, los despidos, los aumentos miserables a las jubilaciones, el congelamiento de los planes sociales, la devaluación, etc., ya hay más de 5 millones de argentinos indigentes, y más de 15 millones en la pobreza.
El ajuste K beneficia a monopolios imperialistas como Repsol, la “rosca sojera”, las petroleras y mineras, los bancos, y “la caja K” que engorda con cada suba de precios y se roba hasta el 40% de los salarios. A los bancos les regaló $9.737 millones comprándole dólares después de subirlos a 8 pesos. Los negociados con la plata del Estado son infernales: $60 millones de pesos por mes se reparten las empresas de transporte y funcionarios K falseando la cantidad de pasajeros y los kilómetros recorridos.
Cae la producción industrial: automotrices con un bajón del 16,2% en el primer trimestre (datos de CIARA), la construcción se redujo el 5,2% en febrero (Indec), y las ventas minoristas se achicaron el 7,2% en marzo (Camea). Se anuncian suspensiones y despidos en varias ramas.
Para hacer pasar esta política deajuste, las libertades democráticas que conquistó el pueblo, quedan rehenes del genocida de la dictadura Milani y del teniente coronel Berni.
3. Crece la disputa interimperialista
El plan de Cristina K es llegar al 2015, poner un candidato suyo en el ballotage, tener la primera minoría de los legisladores del Congreso, y dejarle el terreno minado a su sucesor. Aspira a volver a ser presidenta en el 2019, como hizo la presidenta chilena Bachelet.
Por arriba, todos acuerdan en garantizar la gobernabilidad, de ahí que sean tan “modositos” los candidatos del sistema opositores al gobierno K: Scioli, Masa, Macri, Cobos, no quieren paros ni piquetes, y dejan que Cristina K haga el ajuste y arregle con los usureros imperialistas para dejarle la caja del Estado con plata.
Hay distintos intereses imperialistas en pugna. El candidato K, Urribarri, viajó a China. A Cristina K le gusta tener como rival a Macri, además de muchos negociados conjuntos, porque el jefe de gobierno porteño dijo que él continuaría las relaciones estratégicas con China (Franco Macri, padre de Mauricio, es representante de empresas del Estado chino en la América Latina). Massa, además de “buchón” de la embajada yanqui, viajó a Estados Unidos a negociar con monopolios, banqueros, el Departamento de Estado y la DEA (la agencia que garantiza el abastecimiento de droga a 65 millones de consumidores, y que los dólares de ese negocio vayan a los bancos yanquis). Scioli, con un pasado familiar ligado a la mafia ítalo-rusa, le hace guiños a los yanquis.
4. El frente que cambió el nombre
Con el Partido Justicialista dividido (Scioli, Massa y Urribarri), esta semana debutó el nuevo frente socialdemócrata, el Frente Amplio Unen, basado en la UCR, con el acompañamiento del PS, la Coalición Cívica de Carrió y lo que resta de Proyecto Sur de Solanas.
No es un detalle menor que las fuerzas de ese frente acordaran eliminar del nombre la palabra “progresista”. Están de por medio las negociaciones de Cobos, Aguad y Carrió con Macri; acuerdo al que abrieron compuertas, para la segunda vuelta, Sans y Binner, con la oposición de Solanas. Hay un viejo refrán del radical Baglini: “Mientras más cerca se está del poder, más lejos se dejan los principios”.
El amontonamiento del Frente Amplio Unen recuerda muy bien al de la Alianza de De la Rúa y Chacho Alvarez, con el final conocido de la fuga en helicóptero corrido por la rebelión popular.
5. Desde abajo, unidad en la lucha y la política
Como demostró el paro nacional, grandes masas se oponen al ajuste K, con inflación, droga, inseguridad y criminalización de la protesta. Y se oponen a las salidas igualmente de ajuste, entrega y mano dura que ofrecen otras derechas.
La continuidad de la lucha con un paro nacional activo multisectorial de 36 horas, y un plan de lucha, depende de las fuerzas combativas y clasistas, desde las asambleas, cuerpos de delegados y sindicatos de base, particularmente en las grandes empresas. Queda claro ahora, con el proyecto K contra los piquetes, que la oposición a los cortes de Moyano y Barrionuevo, y el compás de espera que han abierto, son concesiones a la gobernabilidad, que el gobierno usa para avanzar en su ajuste. Lo que refuerza la importancia del gran acto del gran acto clasista, el 1º de Mayo, en Córdoba, con dirigentes mecánicos del SMATA liderado por René Salamanca.
El paro mostró la bronca. Encuestas antes de ser manipuladas señalan, en Buenos aires, que el 61% tiene bronca contra el gobierno, y el 27% no tiene ninguna esperanza y sufre una gran decepción con el gobierno K. Grandes sectores de las masas buscan y necesitan una verdadera opción, un frente de las fuerzas obreras y populares, patrióticas, democráticas, y antiimperialistas. La campaña por la personería del PTP es un instrumento fundamental para avanzar en esa dirección, al igual que el fortalecimiento del PCR. Hay pasos de avance que comienzan a darse en las negociaciones frentistas en varias provincias y la Capital Federal.
Crece la bronca de los de abajo, y se intensifica la disputa interimperialista entre los de arriba, lo que genera inestabilidad política. La unidad en la lucha, y en un gran frente popular, son herramientas fundamentales para que los de abajo puedan actuar en cualquier escenario, para torcerle el brazo a la política de ajuste, inflación e inseguridad, acumulando fuerzas para dar vuelta la tortilla a favor de la clase obrera y el pueblo.