La producción de litio en Jujuy es un tema al que nos referimos casi a diario en nuestra provincia. Repasando titulares de noticias encontramos: “En Jujuy estamos viviendo la efervescencia del litio, su auge”, “La fiebre del litio”, “Vedette de la minería”, y varios más por el estilo, augurando el gobierno de Morales que “estamos cambiando la matriz productiva de Jujuy”. El tipo de proyecto vigente es el aprobado por la gobernación kirchnerista de Eduardo Fellner.
En el caso de nuestra provincia se trata de la producción de carbonato de litio como materia prima o commodity que se exporta, con un grado de pureza inferior al que se necesita para avanzar en la cadena de valor, es decir que no se alcanza el 99,5%. En cambio, en Bolivia se ha logrado con técnicos bolivianos que, a nivel laboratorio, la producción llegue a ese grado de pureza, según informa el ingeniero Alberto Echazú, viceministro de Altas Tecnologías Energéticas. En el mes de diciembre pasado el presidente Evo Morales firmó el Decreto Nº 3738/18, a través del cual se creó Yacimientos de Litio de Bolivia (YLB), constituyendo así un consorcio con la empresa alemana Aci Systems, al mismo tiempo que cumplía con la Ley Minera de Bolivia que establece que en toda empresa mixta en territorio boliviano, el Estado posee el 51% de las acciones.
Dicho de otra manera, en Jujuy es la producción de una materia prima como es el carbonato de litio, en tanto que en Bolivia se proponen completar la cadena de valor hasta lograr la fabricación de baterías de litio, generando un verdadero y elevado valor agregado en origen, previendo una inversión de U$S1.200 millones de dólares para alcanzar este objetivo en tres años. En el año 2022, después de lograr la pureza del carbonato de litio, se producirán entre 35.000 y 40.000 toneladas de cloruro de litio que es el precursor que posibilita elaborar materiales activos como el óxido de cobalto-níquel-manganeso litiado, el óxido de manganeso litiado y el fosfato de hierro litiado, con lo cual se logra el paso final hacia la fabricación de cátodos como componentes imprescindibles para la fabricación de baterías de litio. Luego está la membrana separadora para el intercambio de iones de litio, desarrollada por patente de Japón que obliga a pagar a estas empresas los derechos de su uso, sin la cual el funcionamiento de las baterías es inviable.
En nuestra provincia las empresas en producción son Sales de Jujuy y Minera Exar, ambas en manos de capitales extranjeros. Estos capitales imperialistas provienen principalmente de fondos de inversión y en el caso de China del capital estatal. En ambas empresas la participación en el volumen de la producción de la provincia de Jujuy es del 5%. El capital imperialista, cuando encontró la posibilidad de un gran negocio vendiendo la materia prima carbonato de litio, apostó a ganancias extraordinarias, dejándoles de interesar la industrialización a nivel batería porque su gran negocio es la venta de materia prima en manos de países compradores del carbonato, China, Japón, EEUU, Canadá, Corea y otros, quienes luego avanzan para lograr la continuidad de la cadena de valor hasta llegar a las baterías.
Por una política nacional en la minería
Sales de Jujuy, según su gerente general, estimaba para el año 2018 una producción de 12.600 toneladas de carbonato de litio, lo que en el año 2017 al precio promedio en el mercado mundial habría representado una facturación por U$S98 millones de dólares, con el precio de venta a U$S7.900 dólares la tonelada. Anteriormente había llegado a un pico de U$S13.000 la tonelada, lo que al tipo de cambio de fines del año 2017 significaba una facturación de 1.760 millones de pesos argentinos con un dólar de $18.
Si la producción del año 2018 se exportó después de la crisis cambiaria de abril-mayo de 2018, con una suba abrupta del dólar, las exportaciones en dólares y pesos suman mucho más. En tanto el titular de Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado (Jemse), declaró al diario Ámbito Financiero del 19 de septiembre del 2018 que la provincia obtendría $52 millones en concepto de regalías, o sea el equivalente al 2,95% del supuesto facturado, lo que suena a una propina al lado de la facturación señalada, “devolución” con la cual las mineras le agradecen a Fellner y Morales.
Una política verdaderamente nacional en la minería tendría que avanzar en el manejo soberano de recursos como el litio, que están definidos en nuestras leyes como recursos estratégicos y en las actuales condiciones el tema en cuestión consiste en que el Estado tome su porcentaje de participación en el producto de carbonato de litio y se disponga a no exportar su 5% de la producción -unas 630 toneladas del año 2018- como materia prima, sino por el contrario, a invertir capital del Estado, al mismo tiempo que convoque a empresarios nacionales para completar la cadena de valor hasta llegar a las baterías.
Contamos con científicos y técnicos debidamente capacitados y un método patentado por el Dr. Ernesto Calvo para la extracción de litio en los salares que no produce residuos contaminantes, reivindicación fundamental de las comunidades originarias. Mientras tanto seguiremos siendo productores de materias primas y lejos de la ficción de marketing de que Jujuy es “el centro del litio”, puesto que seguir la cadena de valor implica otra concepción y allí esta Bolivia como espejo donde mirarnos y aprender.
Escribe Benito carlos Aramayo
Hoy N° 1762 10/04/2019