Hace 25 años que miles de mujeres debatimos acerca de todas las temáticas que hacen a nuestra opresión, nuestras realidades y sufrimientos. Venimos avanzando en la organización de las mujeres y en la defensa de nuestros derechos, sobre todo de las más oprimidas, como lo refleja el caso de Romina Tejerina. O la explotación de miles de trabajadoras. Todo ello sobre la base del debate y la participación de miles de mujeres, con sus opiniones y posiciones.
Hace 25 años que miles de mujeres debatimos acerca de todas las temáticas que hacen a nuestra opresión, nuestras realidades y sufrimientos. Venimos avanzando en la organización de las mujeres y en la defensa de nuestros derechos, sobre todo de las más oprimidas, como lo refleja el caso de Romina Tejerina. O la explotación de miles de trabajadoras. Todo ello sobre la base del debate y la participación de miles de mujeres, con sus opiniones y posiciones.
Sin embargo hace algunos años se expresa en los encuentros de mujeres un debate acerca de la composición y el funcionamiento del mismo, un debate que hace a su esencia. Fuerzas como el PTS y el PO no acuerdan con los Encuentros abiertos y democráticos y pretenden romper el Encuentro, sectarizarlo y convertirlo en una reunión de algunos partidos políticos.
Pero este año se produjo un cambio importante en la escuela donde funcionaban los talleres de aborto. El debate se inició el día sábado, en algunos talleres no en las mejores condiciones. Pero el domingo, en esos talleres entre acusaciones de “asesinas” por parte de mujeres preparadas por sectores reaccionarios de la iglesia, a quienes estaban a favor del aborto y de otras que cantaban “fuera la iglesia”, formaron dos tribunas para gritarse consignas.
Continuaron de esta manera hasta que las mujeres de ese sector de la iglesia llamaron a la policía, que fue echada inmediatamente de la escuela por las mujeres. Luego se empezaron a concentrar más de 30 hombres de la iglesia afuera de la escuela. Con el argumento de querer entrar a sacar a sus mujeres, una patota de alrededor de 10 hombres irrumpió violentamente. Ingresaron a empujones y golpes, atravesando un grupo de mujeres y fueron expulsados y repudiados por decenas de ellas. Esto constituye un hecho sin precedente en los encuentros.
Pero para sorpresa de muchas, luego de echar a los patoteros, en lugar de volver a los talleres, varias fuerzas trotskistas por iniciativa del PO, fueron a los mismos a sacar a todas las católicas, arrastrándolas y generando un nivel de violencia jamás visto dentro de los talleres. Pero no satisfechas con esto, fundamentalmente las militantes del PO, fueron luego por las coordinadoras y por las conclusiones.
Atacaron a la presidenta de la Facultad de Arquitectura y Diseño y a Ana Echeverría, militante pública de la CEPA de Filosofía y Letras de la UBA, entre otras.
El PO y en particular Vanina Biasi tratan de explicar que se confundieron con mujeres de la iglesia y nos echa la responsabilidad por “posar de independientes”. Pero esta actitud patotera hacia el PCR le trajo división en su frente, ya que contó con deserciones y el “reto público” de otras fuerzas trotskistas.
A estas fuerzas poco y nada les importa el debate en los talleres y menos la posibilidad de ganarlos y esclarecer a muchas mujeres frente a los planteos de la iglesia, o de otras posturas de tipo socialdemócratas o individualistas.
¿De qué vale explicar la defensa del Encuentro en el programa del procesista “Chiche” Gelblung en radio Mitre, como hizo amablemente Vanina Biasi, cuando en concreto jugó con los mismos métodos que la patota de la iglesia?
Sin lugar a dudas poner en peligro el funcionamiento de los talleres sobre aborto es hacerle el juego principalmente a la iglesia porque la victimizan y porque si no hay conclusiones desaparece el propio taller.
También el gobierno kirchnerista saldría ganando, porque no avanzamos en debatir qué medidas de lucha, qué tipo de ley se necesita, qué presupuesto y qué hospitales para que ninguna mujer muera por aborto clandestino. n