Los agujeros en el interior de las cadenas productivas, o sea los componentes que se deben importar para producir “Made in Argentina” deben ser cubiertos con bienes e insumos importados, como que por cada punto que crece el PBI industrial es necesario importar por US$ 3.000 millones: dependencia, vivita y coleando.
Los agujeros en el interior de las cadenas productivas, o sea los componentes que se deben importar para producir “Made in Argentina” deben ser cubiertos con bienes e insumos importados, como que por cada punto que crece el PBI industrial es necesario importar por US$ 3.000 millones: dependencia, vivita y coleando.
Ni hablar de lo que directamente se importa porque no se produce en absoluto en el país… como los tampones y los hisopos clínicos.
En medicamentos, por ejemplo, la balanza comercial es negativa por la situación de escasa producción de principios activos y porque los monopolios extranjeros, importan medicamentos y Argentina es centro de comercialización y distribución regional.
Las exportaciones de medicamentos realizadas en 2011, según cifras del Ministerio de Economía, alcanzaron un valor de US$ 806 millones, mientras que las importaciones fueron por US$1.790 millones en ese año. Déficit comercial: US$ 984 millones de dólares.
Según la información de la Secretaría de Comercio, a principios de 2013, el peso de los insumos importados en la siderurgia era del 60 al 65 por ciento, mientras que en las petroquímicas, del 75 al 80 por ciento.
El fenómeno revela que el crecimiento de la producción fabril, fuerte en estos años, no puede ser asimilado a un verdadero desarrollo del sector y menos a un desarrollo integral. Pariente directo de esta situación es la ausencia de una sustitución seria de importaciones o que más bien existe lo contrario.
Sobran pruebas en muchos sectores, aunque tres se llevan las palmas: combustibles, autos y la electrónica de Tierra del Fuego que, sumados, se habrían anotado el año pasado con un déficit de US$ 18.000 millones. Equivale a casi el 70% del desequilibrio industrial completo. En un momento se quisieron incorporar tornillos fabricados en Argentina a los electrónicos de Tierra del Fuego. Los chinos se opusieron. Hasta los tornillos son importados.
Tanto en estas tres cuanto en otras actividades el resultado podría haber sido peor, si no hubiesen mediado la recesión y el cepo cambiario sobre gran parte de las importaciones.
En nuevo convenio con China, que se discute en el Parlamento, se autoriza el envío de mano de obra extranjera al país, una concesión inédita en la historia argentina plena de entregas de distinto tipo.
Se ha denunciado que los técnicos chinos, que vinieron “adosados” a los ferrocarriles que se les compraron, no hablan castellano y, por lo tanto, no pueden transmitir ningún conocimiento sobre el material importado.
¡Sin palabras!