En la emergencia económico-social agravada por la prioritaria emergencia sanitaria que impone la lucha contra el Coronavirus, el gobierno nacional emitió una serie de resoluciones para que el sistema financiero otorgue los créditos necesarios a tasas de interés entre el 20-24% para asegurar el pago de los salarios, el sostenimiento de la cadena de pagos y la supervivencia de las Pymes, con la garantía del Estado.
Los bancos oficiales vienen cumpliendo, pero la mayoría de los bancos comerciales vienen retaceando y demorando el otorgamiento de esos créditos, pidiendo garantías adicionales en particular a las Pymes, que no las tienen por la situación crítica que vienen viviendo ya desde el macrismo, agravada por el “parate” de la emergencia sanitaria. Así casi todo el dinero que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) está inyectando en la economía en crisis para proporcionar créditos baratos, los fondos retienen en el sistema financiero sin llegar a la economía real.
El Central está otorgando dinero a los bancos comerciales para que lo entreguen como préstamos a empresas locales. Pero en lugar de prestar el efectivo, los bancos comerciales están depositando la gran mayoría de ese dinero en el BCRA a una tasa de interés de cero por ciento lo que parece irracional. Lo hacen porque dicen que el dinero es de ellos, y siguen ganando con lo que logran retener en Leliq y los préstamos que hacen a sus clientes “de confianza”, aunque sea a tasas reducidas para esos instrumentos. Además que siguen haciendo su negocio no prestándole a los que tienen centenares de miles de pesos en descubierto, mientras le cobran una tasa del 60% sobre ese descubierto. Tambien porque poseen $600.000 millones en intereses por la financiación de tarjetas de crédito con tasas de hasta 120%, $700.000 millones en préstamos personales y miles de millones en préstamos a las empresas que los tomaron a las “tasas astronómicas” anteriores.
El manejo monopólico de un servicio esencial
A la semana pasada la base monetaria había aumentado en 619.000 millones de pesos, o 34%, en los últimos 30 días. Pero alrededor de 91% de este aumento estaba en manos de entidades financieras y estas mantenían 79% en una cuenta en el Banco Central. El dinero en manos de personas particulares solo ha aumentado en 51.000 millones de pesos.
Frente a esto la Asociación de Bancos, Adeba, difundió un comunicado el jueves 9 de abril diciendo que los bancos han desembolsado $ 148.000 millones en los 10 días hábiles que hubo entre el 13 de marzo al 1° de abril. Pero esa cifra es apenas un cuarto del aumento de la masa dineraria aumentada en sus arcas, comparada con el 91% de los más de 600 mil millones consignados en el párrafo anterior.
Lo cierto es que la mayoría de los bancos comerciales continúan con las trabas que les ponen a las empresas para acceder a las líneas de crédito con tasas de 24% anual a un año de plazo con 3 meses de gracia, como es el caso de las reglamentadas para solventar el pago de sueldos que impulsa el Banco Central dando incentivos –como reducción de encajes– para las entidades financieras. Dan estos préstamos solamente “a las empresas que venían trabajando normalmente sin problema, sin ninguna deuda” antes del aislamiento obligatorio, cuando “la mayoría de las Pymes están endeudadas”, habían señalado en un comunicado la Confederación General Empresaria de la República Argentina (Cgera) y la Confederación General Económica de la República Argentina (CGE). También denunciaron el mismo jueves 9 que “los bancos están rechazando el 25% de los cheques diferidos que emiten y el 45% de los montos”. Al respecto exigen “a las entidades financieras definan de forma inmediata sobre la cobertura de los cheques diferidos de las Pymes que los bancos tienen en su poder y que están siendo devueltos”.
A su vez, solicitaron al BCRA que emita “las resoluciones y disposiciones necesarias y que haga cumplir las actualmente vigentes”. Y agregaron que los bancos ganaron $325.000 millones en 2018 y $800.000 millones en 2019 a través de las colocaciones de Leliq con tasas al 80%. También resaltaron que “las entidades bancarias poseen actualmente 1,3 billones de Leliq que no quieren desarmar”, que poseen $600.000 millones en intereses por la financiación de tarjetas de crédito con tasas de hasta 120% y $700.000 millones en préstamos personales.
Tratándose de un servicio público esencial, más en esta emergencia sanitaria, es crucial establecer reglas estrictas a la banca comercial para determinar adonde tienen que ir prioritariamente sus fondos, para que no predomine el criterio del capital financiero de prestar primero a los negocios que hasta ahora eran rentables y crecían antes de verse afectados por la crisis de Covid-19, y no a aquellos que ya estaban ahogados financieramente.
A los bancos comerciales no les parece suficiente la garantía estatal ofrecida por el gobierno y requieren garantías a los clientes, aunque el pedido de crédito sea para pagar los salarios, mientras siguen ganando con las Leliq que renuevan y piensan seguir cobrando a las empresas las deudas a las “tasas astronómicas” anteriores. Al respecto dicen desde Cgera y la CGE que “solo el 30% de las pymes reciben los créditos sin problemas, el resto no”. Agregan que a algunas Pymes “le dan el préstamo a 90 días y sin gracia, en lugar de a un año, a otras le dan 180 días, y otras no reciben nada” y que: “Los bancos no quieren prestar; hay empresas a las que no le dan crédito porque tienen 500 mil pesos en descubierto, y sobre ese descubierto les están cobrando una tasa del 60%”.
No basta con abrir los bancos, sino cumplen su labor crediticia esencial
Los bancos comerciales retienen sus stocks negándose a vender antes que hacerlo a precios regulados, como hacen otros sectores monopolistas intermediarios de la producción y comercialización, para quienes corresponde la Ley de Abastecimiento. En el caso de los bancos su producto son los créditos y optan por acumular la plata de los depósitos a tasa cero antes dar préstamos a tasas más bajas a las que antes obtenían. Es necesario avanzar hacia a algo semejante a la nacionalización de los depósitos y créditos como hizo el primer gobierno de Perón en la posguerra, donde los bancos operen por cuenta y orden del Central, como intermediarios y monopolistas de un servicio público como es el crédito ya que el Banco Central es garante de los depósitos que es para lo que se crearon todos los bancos centrales en el mundo durante la crisis de la década de 1930. Por eso hemos propuesto:
- Declarar de utilidad pública como actividad esencial a la operatoria de los bancos, haciendo que dichas entidades lo hagan por cuenta y orden del Banco Central como concesionarios monopólicos que son de esos servicios públicos, garantizando la intangibilidad de los depósitos y la orientación de todos los créditos hacia las prioridades de la emergencia sanitaria y alimentaria y las necesidades productivas y de reactivación de la economía. Establecer cupos especiales de crédito para las propuestas de inversión en proyectos productivos, comerciales, de servicios y de construcción de viviendas populares, etc., según las necesidades de cada zona, provincia o región del país, con prioridad a las Pymes.
También hemos propuesto en relación a las tasas usurarias por la financiación de tarjetas de crédito, préstamos personales o a las empresas que los tomaron a las “tasas astronómicas” anteriores:
- Ampliar los plazos de vencimiento de las tarjetas de crédito y de todos los préstamos, créditos o contratos financieros, con una drástica reducción de las tasas de interés que ahogan las familias y llevan a la quiebra masiva de los pequeños emprendimientos y de las Pymes.
Ver Medidas frente a la emergencia. Propuestas para salir de la crisis a favor del pueblo y la producción nacional, hoy N° 1809, 8/4/2020: https://pcr.org.ar/nota/medidas-frente-a-la-emergencia/
Escribe Eugenio Gastiazoro
Hoy N° 1810 15/04/2020