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09 de marzo de 2022

Algunos textos de Lenin, Mao y Otto Vargas

Los comunistas y la guerra

La invasión imperialista rusa sobre Ucrania reabre el debate alrededor de qué debemos hacer los comunistas ante la guerra. Largo debate en la historia del movimiento obrero, que trajo profundas divisiones.

Nuestro Partido se ha plantado hoy con firmeza denunciando el carácter imperialista de la guerra desatada en Ucrania, que puede desembocar en una tercera guerra mundial interimperialista. Así lo han reconocido tanto el presidente norteamericano Biden como el canciller ruso Lavrov.

Esta posición es continuidad de la que hemos practicado en estos 54 años, entendiendo que la guerra, como planteó nuestro secretario general Otto Vargas “es un fenómeno que no depende de la voluntad de los hombres. En ella operan las leyes de la sociedad con la misma causalidad y la misma fuerza con las que operan las leyes de la naturaleza” (¿Ha muerto el comunismo?).

Por eso los marxistas siempre, planteando que estamos en contra de la guerra, diferenciamos entre guerras justas y guerras injustas. Así Lenin denunció a las potencias que en su afán de expansión desataron la Primera Guerra Mundial a comienzos del siglo 20, incluso enfrentándose  a las direcciones de los partidos socialistas que en ese entonces apoyaron a las burguesías de sus países.

Lenin insistía en que los marxistas nos diferenciamos de los pacifistas y de los anarquistas en que estudiamos cada guerra en particular, para determinar su carácter. Por eso apoyó las guerras de liberación nacional, así como “las guerras de la clase oprimida contra la clase opresora, de los esclavos contra los esclavistas, de los campesinos siervos contra los terratenientes y de los obreros asalariados contra la burguesía”. Pero, decía el líder de la Revolución Rusa, tan odiado por Putin, que la burguesía imperialista trata de engañar a los pueblos “valiéndose de la ideología «nacional» y de la idea de defensa de la patria”, para justificar una guerra en la que los propietarios de esclavos se enfrentan entre sí “para consolidar y reforzar la esclavitud” (El socialismo y la guerra).

En el mismo sentido Mao Tsetung, el líder de la Revolución China, planteó: “La historia conoce sólo dos tipos de guerras: las justas y las injustas. Apoyamos las guerras justas y nos oponemos a las injustas. Todas las guerras contrarrevolucionarias son injustas; todas las guerras revolucionarias son justas”.

Así, analizando en particular, nuestro PCR manifestó, en ocasión de la guerra de Malvinas en 1982 que “Fue una guerra justa desde el punto de vista nacional; desde el punto de vista de la contradicción del mundo moderno entre los países imperialistas, opresores, y los países dependientes, oprimidos” (Programa del PCR).

También, es viendo en concreto el enfrentamiento entre los rusos por un lado y los yanquis y la OTAN por el otro, que afirmamos que la invasión a Ucrania reviste el carácter de una guerra imperialista. Desde el punto de vista del pueblo ucraniano, la guerra que libran por expulsar a las tropas invasoras de la Federación Rusa, es una guerra justa. Y lo es, con independencia de quién la dirige desde el lado ucraniano.

La guerra, decía también Otto Vargas, es la peor lacra y la más horrible consecuencia del capitalismo: “No queremos la guerra, luchamos contra ella. Los pueblos no ganan nada con temer a la guerra; es como las  enfermedades o las plagas, son horrendas, pero no se gana nada con el temor; se gana, sí, con enfrentarla. La mejor forma de hacerlo es tratar de utilizarla para la causa revolucionaria. En resumen, no queremos la guerra, pero no le tememos; en el caso en que se haga inevitable, lucharemos para transformarla en una guerra revolucionaria”.

En estos días cobra urgente actualidad para todas y todos los comunistas y revolucionarios lo planteado por Mao en 1957, cuando afirmó: “En todos los países se discute ahora si estallará o no una tercera guerra mundial. Frente a esta cuestión, también debemos estar espiritualmente preparados y examinarla de modo analítico. Estamos resueltamente por la paz y contra la guerra. No obstante, si los imperialistas insisten en desencadenar una guerra, no debemos sentir temor. Nuestra actitud ante este asunto es la misma que ante cualquier otro desorden: en primer lugar, estamos en contra, en segundo, no lo tememos. Después de la Primera Guerra Mundial apareció la Unión Soviética, con doscientos millones de habitantes; después de la Segunda Guerra Mundial surgió el campo socialista, que abarca a novecientos millones de seres. Puede afirmarse que si, a pesar de todo, los imperialistas desencadenan una tercera guerra mundial, otros centenares de millones pasarán inevitablemente al lado del socialismo, y a los imperialistas no les quedará ya mucho espacio en el mundo; incluso es probable que se derrumbe por completo todo el sistema imperialista” (Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo).

 

Hoy N° 1904 09/03/2022