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24 de octubre de 2012

Los “cuentos chinos” de Hollande

Hoy 1442 / Crecen las luchas y la represión en Francia

Hay una discusión abierta en Europa, sobre si el BCE (Banco Central Europeo), debe supervisar y controlar los 6.000 bancos europeos. Esto enfrenta a España y Francia, que están interesados a apurar este acuerdo, pues así el MES (Mecanismo Europeo de Estabilidad) permitiría prestar directamente a los bancos en dificultad (muy numerosos en dichos países), sin pasar por préstamos previos a los estados, con lo cual éstos no aumentarían su abultada deuda externa.

Hay una discusión abierta en Europa, sobre si el BCE (Banco Central Europeo), debe supervisar y controlar los 6.000 bancos europeos. Esto enfrenta a España y Francia, que están interesados a apurar este acuerdo, pues así el MES (Mecanismo Europeo de Estabilidad) permitiría prestar directamente a los bancos en dificultad (muy numerosos en dichos países), sin pasar por préstamos previos a los estados, con lo cual éstos no aumentarían su abultada deuda externa.
Por el otro lado Alemania, Suecia, Holanda y Finlandia se oponen con vehemencia, pues sobre todo Alemania no desea que sus Bancos mutualistas y Cajas de Ahorro regionales, entongados en los partidos del poder, sean monitoreados por el BCE y aparezcan públicamente pruebas del contubernio. Ninguno de estos no muy “visionarios” economistas de las clases dominantes, dice que todo avance en numerarios a bancos, empresas y otros, termina siempre por ser pagado por los estados, que a su vez lo descargan sobre los pueblos y su clase trabajadora
El presidente de Francia, Hollande, había prometido crear los eurobonos, como una forma de mutualizar la deuda de los países de la UE, especialmente de Francia, pero que ya desde antes de la elección que lo llevara a la presidencia, contaba con la oposición de Ángela Merkel. Bastaron los primeros contactos entre estos gobiernos para que Jean-Marc Ayrault (flamante primer ministro de Hollande), reacomode sus ideas, y en una entrevista en el semanario alemán Die Zeit declare que: “una mutualización de deudas exige obligatoriamente una más fuerte integración política, lo cual tomará muchos años” (la inteligencia de estos intelectuales franceses a veces nos sorprende por su “rapidez”).
También se dejó de lado el proyecto de tasar las transacciones financieras, que como Ayrault suele decir, Francia aplicará, aunque esto no tiene mayor sentido, pues debe hacerse con acuerdos internacionales. Pero lo más importante y nada sorprendente es que acaba de hacer votar por el congreso el Tratado de Estabilidad Europeo (que Sarkozy firmara el 02-03-2012 con Alemania y el resto de los 25 países de la UE), y que su partido (en ese momento en la oposición), criticara por su carácter de austeridad, falta de inversión en la reindustrialización, y ausencia total de apoyos al empleo y a las clases populares, tratado que Hollande durante su campaña electoral había prometido renegociar. Ahora no sólo lo defiende, sino que votaron juntos los “socialistas” y la oposición conservadora sarkosista, estos últimos con una sonrisa en los labios, como diciendo a todos ¿no se los había dicho?

 

Cierres de fábricas y cesantías
Hollande se jactaba de acuerdos con los sindicatos, que se harían consultando a trabajadores y patronales, (como si su gobierno fuera una entidad por encima de las dos partes y sobre todo por encima de la lucha de clases). PSA (Grupo Peugeot-Citroën), prevé el cierre de su planta de Aulnay Sous Bois, en las cercanías de Paris, con 3.500 trabajadores, y la reducción de otros sitios en Francia, con un total de 8.000 trabajadores. A estos deberá sumarse otro tanto, correspondientes a las empresas subsidiarias, y proveedoras. Ya desde mayo el gobierno de Hollande y su ministro de la Producción, habían manifestado inaceptable dicho plan de cierres y cesantías, pero estos autodenominados “socialistas”, están acordando y aceptando dichos planes.
Los trabajadores de PSA manifiestan casi todos los días por la conservación de sus empleos, y se les suman los de otras empresas, frente a planes similares: Renault, Ford, Faurecia, ArcelorMittal, Goodyear, Continental, Sanofi, 3 Suisses, Fralib, Samsonite, Prevent Glass, etc., en las cuales los planes de cesantías y cierres están a la orden del día. El gobierno, para justificar los cierres, califica a la empresa de “sobredimensionada” debido a “errores en el desarrollo de la empresa, tardanza en las decisiones, falta de ambición de sus dirigentes y managers, y de inconcebibles decisiones estratégicas”, esos mismos managers a los cuales todos los medios franceses no se cansan de calificar como “grandes capitanes de industria”.

 

“Le hacemos la guerra a Francia”
Este mismo estado francés de las clases dominantes; que controla los medios como en ningún otro país de Europa, trata de ocultar las luchas de carácter nacional árabe y africano, mostrando la masacre de dos estudiantes, en la periferia de Grenoble, uno árabe y otro de origen africano, como un enfrentamiento entre grupos barriales, cuando en realidad los señalados como responsables son militares franceses, que aunque ellos mismos de origen árabe, constituyen esa base de lumpenaje tan utilizada por la burguesía dominante para reprimir al pueblo.
Esto toma aún mayor dimensión con las agresiones a instituciones judías, o comercios propiedad de judíos, realizadas por un lumpenaje reclutado esta vez por organizaciones religiosas musulmanas, calificadas de “extremistas” o “radicales” por la burguesía francesa. Pero en realidad esconden el odio de todos estos descendientes de árabes y africanos, (12 millones de extranjeros e hijos de extranjeros, mayoritariamente árabes y africanos, 11% de la población) que abrazan la religión musulmana, como escapatoria a su situación de humillación y discriminación por parte del estado francés, y declaran abiertamente, “nosotros hacemos la guerra a Francia”.
Los pueblos europeos luchan por sus empleos y contra los ajustes, tarifazos y reducciones de salarios, y las clases dominantes preparan sus leyes represivas. Para esto comienzan a retocar sus teorías de libertad, democracia y de derechos humanos. Así el gobierno de Hollande reprime una manifestación obrera frente al salón del automóvil en Paris el 10/10, o en Gran Bretaña (donde el desempleo juvenil alcanza el 22%) el diputado conservador Damian Collins declara la “falta de motivación personal en la juventud británica” y dijo que muchos trabajadores jóvenes “no merecen siquiera que se les pague el salario mínimo”. En Italia la ministra de Trabajo, Elsa Fornero, la misma que en diciembre del 2011 había llorado ante las cámaras de televisión, al anunciar ella misma el plan de ajuste que ahorcaba la clase obrera italiana, y dejaba casi sin recursos a los jubilados, ahora declara “el trabajo no es un derecho, sino que se merece”; entonces ella o su gobierno, o los propietarios de los bienes de producción, decidirán quién tiene trabajo, y quién no, quién come, y quién no; cosa que en realidad, en los estados capitalistas ya se viene haciendo desde hace más o menos 350 años. Y esto no es todo, pues en Portugal, el primer ministro Pedro Passos Coelho les propone a sus compatriotas que ¡“busquen trabajo afuera”!
El pueblo responde con luchas, que día a día se van radicalizando. En Europa el pueblo los identifica como el enemigo, y ya no como gobiernos democráticos como suelen autodenominarse. La democracia sigue siendo una, las de las masas, la del pueblo trabajador, y no la de las burguesías y el imperialismo.