Noticias

26 de octubre de 2022

Otto Vargas sobre la Argentina en la década de 1970

Los cuerpos de delegados

Reproducimos un extracto de una charla del querido Otto Vargas, secretario general del PCR desde su fundación hasta su fallecimiento el 14 de febrero de 2019. La charla realizada el 7 de julio de 1998, fue parte de un ciclo realizado en la Facultad de Humanidades de La Plata durante 1997/98, organizado por la Comisión pro Cátedra Libre de Estudios Marxistas, publicado en La trama de una Argentina insurrecta, de Editorial Ágora.

El otro tema es el de los cuerpos de delegados. Yo quiero decir como resumen, como balance de lo que fue una experiencia fundamental de todo ese período, que los cuerpos de delegados fueron las formas que encontraron las masas para bocetar los organismos de doble poder y que ésta es una forma universal. En la primavera de Praga (Checoslovaquia, 1968), en los propios acontecimientos de Hungría en 1956, o en Polonia (1980) durante las grandes huelgas que llevaron al fin al régimen prosoviético, los obreros se hicieron dueños de las fábricas organizando esos cuerpos de delegados. Y eran poderosos, un ejemplo: los tanques soviéticos habían entrado en Hungría en octubre de 1956 y todavía en el mes de abril del año ‘57 los funcionarios del gobierno no podían entrar a la isla de Csepel, donde estaba concentrado lo fundamental de la siderurgia húngara, porque los obreros, el Consejo de fábrica de Csepel dirigía y controlaba las fábricas de esa región.

Aquí en la Argentina los delegados surgen como representantes del sindicato. En la época previa al peronismo había delegados, pero eran delegados del sindicato. En la época de Perón, como él tenía una concepción corporativo-mussoliniana, que había traído de Italia, organizó un sistema sindical que iba desde la dirección de la CGT hasta la última sección de la fábrica, y el sistema giraba de arriba para abajo. Lo que Victorio Codovilla, dirigente del Partido Comunista, llamó en su momento –creo que acertadamente– “la Santísima Trinidad”: si había un obrero opositor, la fábrica lo echaba, la policía lo detenía, y el sindicato lo expulsaba. Y los delegados eran delegados del sindicato único que operaba hasta en la última sección. Sin embargo, aún durante el propio peronismo, la huelga gráfica, la huelga azucarera del ‘49, la huelga ferroviaria del ‘51, y la huelga metalúrgica del ‘54, demostraron que esos cuerpos de delegados podían girar al revés de como quería el Gral. Perón. Por eso, a la caída de Perón, cuando los obreros dijeron “hay que defender los sindicatos”, se referían a los sindicatos y a la defensa de los delegados, y, entonces, ese aparato comenzó a girar de abajo para arriba y no de arriba hacia abajo.

Los Cuerpos de Delegados constituyeron una característica muy importante del movimiento obrero argentino. Hemos visto la importancia que tuvieron durante el Cordobazo: fueron los organizadores de las columnas del Cordobazo. O en aquella delegación que se presentó ante la multisectorial de Córdoba que dirigía Primatesta en el año ‘76 previo al golpe de estado. Todas las fábricas del SMATA estaban tomadas, y esa delegación del Cuerpo de Delegados encabezada por los dirigentes de nuestro Partido se presentó a exigir un pronunciamiento antigolpista. Algunos lamentan que acá no haya, como en Brasil, un movimiento de los sin tierra, un movimiento como el de la Federación Nacional Campesina de Paraguay, o que no tengamos un PT como en Brasil, o un Frente Amplio como en Uruguay que permita combinar la lucha social con la lucha política. Tal vez se pueda hacer, no sé si se podrá, nadie puede decir que no. Pero también preguntemos ¿por qué ellos no tienen Cordobazos, Cutralcazos, Tartagalazos, Rosariazos y Correntinazos? Es decir, que aquí hay características muy particulares y originales del movimiento social y político argentino, que tienen que ver con la historia, tienen que ver con la estructura, y tienen que ver con las características nacionales, con tendencias insurreccionales que permiten esas grandes puebladas; y están los cuerpos de delegados, que permiten la unidad social más amplia de obreros, de estudiantes, de campesinos, de desocupados como se dio en el Jujeñazo, en Cutral Co, en Tartagal.

En las grandes luchas del movimiento estudiantil de los ‘70, los cuerpos de delegados movilizaban a miles. Yo creo que es una debilidad del movimiento estudiantil actual. Es un grave error contraponer los cuerpos de delegados a los centros de estudiantes. Pero también es un error creer que los centros de estudiantes, con la tradicional forma liberal que viene de la Reforma Universitaria, sin cuerpos de delegados, van a ser capaces de movilizar a las grandes masas estudiantiles. Esos cuerpos de delegados permiten la unidad social más amplia de obreros, estudiantes y de otros sectores del movimiento popular. Así como ahora tenemos los delegados en el movimiento de desocupados, los delegados en el movimiento de jubilados, en la década del ‘70 teníamos cuerpos de delegados barriales. Porque esto también vale para los barrios. Hubo un gigantesco movimiento barrial, del que se habla poco, donde jugamos un papel importante, porque nosotros dirigimos la ocupación del Complejo 17 en La Matanza. Un gran movimiento de miles de familias. Recuerdo que el compañero Aureliano Araujo, que dirigía el Complejo 17, dijo en una ocasión: “éramos un granito de arena en un camión de arena cuando llegamos al Complejo”. Y ese granito de arena, o sea, Aureliano Araujo, fue el presidente de la Federación de Ocupaciones y Barrios allá por el ‘75, antes del golpe, en el Gran Buenos Aires. Había una madeja de cuerpos de delegados obreros-estudiantiles. Y esos cuerpos de delegados en los barrios, tenían la forma de delegados de calle o delegados de pasillo o de pabellón. También en el campo las Ligas Agrarias se organizaron sobre la base de Comités de Pueblos y delegados comarcales y provinciales.

Esta es una enseñanza muy importante de la década del ‘70 en cuanto a las organizaciones de masas preinsurreccionales. Ahora en el Cutralcazo, en el Tartagalazo y el Jujeñazo, experiencias que nuestro Partido ha analizado, las masas han avanzado –aún más que en la década del ‘70– en formas de organización que prefiguran la milicia popular. Habrán visto en el Tartagalazo, por TV, y en el desfile en Ledesma: estaban los que tiraban piedras, los que se dedicaban a apagar las granadas de gas, etc. Se avanzó más.

En los ‘70 tuvimos avances influenciados por la Revolución Cultural Proletaria. En la universidad muchas de las innovaciones que se hicieron fueron tomadas de la Revolución Cultural Proletaria, por ejemplo los exámenes autocalificados. Es cierto que los Montoneros exageraron, pero estaba lindo eso de que te evalúen tus pares, funcionando la crítica y autocrítica, discutían y aplicaban modificaciones a los planes de enseñanza, como sucedió con la cátedra de Diseño en Arquitectura de Córdoba, que antes era una materia que se estudiaba en el último año, pese a ser una materia fundamental para la profesión. O como aquel compañero que ganó un concurso de todas las facultades de Arquitectura del país, con un modelo de vivienda popular inspirado en el rancho, no para perpetuar el rancho del pobrerío, el de las vinchucas, sino el rancho como forma de construcción apta para la vida rural. Hace poco en el Chaco también se desarrollaron proyectos semejantes.

Y se produjo un gran estallido en el arte. Surgieron numerosos plásticos, actores, autores teatrales, literatos, de orientación revolucionaria.

Y surgió una izquierda poderosa, hay que tener en cuenta eso, todo lo que fue izquierda en estas décadas surgió en esos años. La izquierda marxista, la peronista, muy poderosa, la radical. Estos dirigentes de la UCR que en la década del ‘70 eran los dirigentes nacionales de Franja, no piensen Uds. que fueron siempre de derecha; de jóvenes muchos fueron de izquierda, y tenían posiciones interesantes. Surgió también una izquierda cristiana muy grande y una izquierda socialista.

 

Hoy N° 1936 26/10/2022