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09 de octubre de 2019

encuentro nacional de mujeres

Los debates sobre el nombre del ENM

Los Encuentros Nacionales de Mujeres son una herramienta extraordinaria que han permitido dar enormes pasos al movimiento de mujeres de nuestro país. Estos sirvieron para que todos los sufrimientos de las mujeres puedan expresarse, y así ayudaron a ir abriendo un cauce durante todos estos años. Se convirtieron en condición necesaria para que emergieran masivamente el estallido “Ni una Menos” y la llamada “marea verde”. Es precisamente por este motivo que debemos cuidar este espacio que conquistamos y sostenemos desde hace más de 33 años.

El crecimiento exponencial que vienen adquiriendo los ENM trae aparejado la agudización de la disputa por su carácter; la masividad y auge del movimiento de mujeres se tornan cada vez más peligrosas para las clases dominantes en la Argentina y el gobierno de Macri –del cual las mujeres hemos sido uno de los principales polos opositores–.

Tal es así, que desde hace un tiempo existen algunos grupos y sectores que pretenden poner en discusión la denominación del Encuentro. Entendemos que esta propuesta de cambio de nombre por “plurinacionales” más el agregado de “trans, travestis, bisexuales y no binaries” de fondo nada tiene de inclusiva, sino más bien es la fachada con la que intentan tapar los verdaderos intereses de sus objetivos que desarrollaremos en este artículo.

Nadie puede ignorar, ni en la Argentina ni el mundo, el importantísimo papel que han tenido los Encuentros en el avance de la lucha de las mujeres. Por eso desde hace mucho tiempo las clases dominantes y los sectores más reaccionarios quieren destruirlo. Para eso lo que siempre han tratado de romper es el carácter plural, democrático por consenso, horizontal, federal, autónomo, autosostenido y autoconvocado de los Encuentros.

El “Caballo de Troya” para romper el ENM

Quienes pretenden destruir los Encuentros tal como son desde hace 33 años, usan una serie de argumentos que en apariencia parecen inclusivos. Usan la simpatía de nuestro pueblo con la lucha de los pueblos y naciones originarias, como así también la necesaria unidad que las mujeres tenemos con distintas identidades de género y el colectivo LGBTIQNB+ contra este sistema patriarcal. Esto ha traído confusión en muchas compañeras y también en algunas organizaciones.

Pero estos grupos minoritarios trabajan para dividir al Encuentro y la lucha del movimiento de mujeres. Así buscan constantemente que se enfrenten feministas y no-feministas, creyentes y no creyentes, “diverses” y hegemónicas, originarias y “wincas”, “verdes” y “celestes”. Buscan convertir contradicciones existentes en el seno del pueblo en antagónicas e irreconciliables, para que su única resolución posible sea la ruptura y la atomización. El resultado de esto no es otro que facilitarles a las clases dominantes y al gobierno de Macri la domesticación del movimiento de mujeres.

Sobre la inclusión de las distintas identidades de género y el colectivo LGBTIQNB+ en el nombre del ENM

Las mujeres somos la mitad de la humanidad, somos doblemente oprimidas, fuimos ignoradas durante siglos. Si bien el resto de las identidades de género o sexuales son aliadas del movimiento de mujeres y del feminismo, están atravesadas por otras especificidades. Por eso el colectivo LGTIBQNB+ realiza sus propios Encuentros y marchas. La lucha de las distintas identidades de género fue encontrando en la práctica en el movimiento de mujeres su principal alianza. Así en los ENM tuvieron un lugar para expresarse y este le abrió sus puertas y las y les abraza, y alberga. Por eso participan y son parte del Encuentro desde hace muchos años. Por ejemplo, se agregó al cronograma oficial del Encuentro la marcha contra los travesticidios. Pero no es correcto que las mujeres terminemos diluidas en el cambio de nombre y perdamos la hegemonía de este Encuentro que supimos construir y masificar desde hace 34 años.

Lo que parece ser algo que amplía, como incorporar al nombre distintas identidades de género, en realidad sectoriza. Incluso dejando muchas afuera. No ayuda la confusión y la mezcla que realizan entre género, sexo y sexualidad. Meter todo en la misma bolsa, no solo genera una gran confusión, no sólo divide y no amplía, sino que además le abre la puerta a la participación de masculinidades y varones en el Encuentro.

Por ejemplo, incluir a los “Bisexuales” podría referirse a personas de cualquier género, y algo similar ocurre con la palabra “Trans” (que incluye también a masculinidades) ya que también existen los hombres (varones) trans. En cuanto a “no-binaries” es similar. Porque muchos varones también se identifican así, lo cual abriría la puerta al ingreso de los hombres a un Encuentro que se hace para quienes pertenecen al otro género. Limitar el sujeto (la sujeto) en este caso, es de vital importancia.

En el mismo sentido está la propuesta de creación de talleres para hombres-varones-masculinidades (Trans, no-hegemónicos, marikas, gays femeninos, “no-binaries”). Todas esas propuestas de fondo quitan de la centralidad a las mujeres y todas sus problemáticas específicas.

Por lo tanto defender la hegemonía de la mujeres en los Encuentros frente a los sectores que la pretenden diluir -argumentando que las “mujeres cis” ostentamos privilegios con respecto a las otras identidades- es imprescindible; perderla significaría desguarnecer la lucha del movimiento de mujeres frente a una realidad insoslayable: en la Argentina es asesinada una mujer cada 27 horas, somos las más pobres entre los pobres, somos las más precarizadas laboralmente, somos las que nos morimos por abortos clandestinos, y otras tantas expresiones de la doble opresión ejercidas sobre nosotras.

“Plurinacional”

Desde el primer Encuentro todos fueron plurinacionales. Fue una línea que impulsó el PCR. Participaron sin ningún tipo de discriminación las mujeres argentinas, como así también las mujeres de todos los pueblos y naciones originarios, y las mujeres de los países hermanos que viven en la Argentina.

El otro gran punto de debate es la inclusión de “Plurinacional” por Nacional en el nombre del Encuentro. La primera cuestión a tener clara es que el término nacional se refiere a que no es un Encuentro “municipal”, “regional” o “provincial”, sino que es “Nacional” porque participan del Encuentro mujeres que habitan en todo el territorio argentino.

Por ejemplo, el gobierno de Bolivia organiza el “Encuentro Nacional de Lenguas Indígenas” del Estado Plurinacional de Bolivia. Precisamente porque lo “nacional” en ese caso refiere a que es de todo el territorio, y no a que “invisibilizan” a los pueblos y naciones originarias.

Quienes pretenden imponer la palabra-trampa “Plurinacional” en el nombre del Encuentro no desconocen esto, y claramente tienen otra intención. Hacen una utilización del hecho objetivo de que en la Argentina habitan pueblos y naciones originarias, y que esa plurinacionalidad y multiculturalidad ha sido negada y aplastada a sangre y fuego por las clases dominantes de nuestro país. Utilizan la opresión, el abandono, la desprotección, y las injusticias que padecieron y padecen los pueblos originarios para avanzar en ideas de contenido antinacional y segregacionista funcional a los intereses de las potencias imperialistas.

Alientan ideas equivocadas sobre cómo terminar con esa opresión, ideas que la mayoría de los originarios y originarias no comparten ni reivindican. Por eso cuando salen del argumento de que llamarlo Plurinacional “incluye” a las mujeres originarias, avanzan en argumentos que enfrentan a todos los oprimidos que habitan nuestro suelo, dividiendo entre originarias y argentinas, poniendo en el mismo plano al pueblo argentino que a las clases dominantes de nuestro país, y negando la condición de Argentina de nación oprimida.

Corren un hecho determinante: que la Argentina es un país dependiente, oprimido por el imperialismo, en el que predominan relaciones capitalistas de producción.

Algunas conclusiones

Conviene tener en cuenta lo que sucedió con los Encuentros de Mujeres en otros países de América Latina que iniciaron junto con el de Argentina en 1986, y duraron muy poco tiempo. A diferencia de la larga experiencia que recorrió el Encuentro en la Argentina, el resto de los Encuentros se fracturaron por debates internos, se dividieron sectorialmente y finalmente desaparecieron. Porque en lugar de discutir los fenómenos que nos atraviesan a todas, pasaron a poner el centro en los fenómenos particulares.

Hoy es lo “plurinacional” o las “disidencias”, y mañana va a ser otra cosa. Esta es la esencia, el resto son “argumentos”, y por sobre todo explotan contradicciones existentes en el seno de nuestro pueblo y las llevan al extremo con la sola intención de dividir y romper.

Hay que tener claridad que la intención fundamental es cambiar el carácter del Encuentro Nacional de Mujeres. Buscan destruir su forma histórica. Por todo esto afirmamos que hay que defender más que nunca el ENM, y como parte de esta batalla defender su nombre histórico. Porque lo que se juega es nada más y nada menos que su continuidad y su unidad. De un Encuentro que le ha permitido al movimiento de mujeres masificarse y avanzar en las importantes conquistas, y que deberá seguir siendo herramienta para que las mujeres avancemos junto a nuestro pueblo en el camino a la liberación nacional y social.

Extractado de un documento del Comité Zonal de La Plata-Berisso-Ensenada-Chascomús, que aprobó el Comité Central del PCR, el 28 y 29 de septiembre del 2019.

Hoy N° 1786 09/10/2019