Durante estos días los estudiantes de la Facultad de Humanidades (CEH) tuvimos una experiencia diferente por la intensa campaña que se desarrolló en las aulas, pasillos y hasta en las redes de internet, donde se debatió profundamente desde la situación política nacional y educativa, la crisis de las carreras humanísticas y la situación edilicia hasta el problema central de la división entre estudiantes y entre agrupaciones.
Durante estos días los estudiantes de la Facultad de Humanidades (CEH) tuvimos una experiencia diferente por la intensa campaña que se desarrolló en las aulas, pasillos y hasta en las redes de internet, donde se debatió profundamente desde la situación política nacional y educativa, la crisis de las carreras humanísticas y la situación edilicia hasta el problema central de la división entre estudiantes y entre agrupaciones.
Desde La Unidad vimos que uno de los problemas fundamentales que cuestionaban los estudiantes era cómo teniendo tantas reivindicaciones en común no nos podemos unir para conquistarlas. Esto nos hizo ver que el conjunto estaba debatiendo de fondo la idea de cómo avanzar en el marco de la crisis educativa, y nuestra pregunta, cómo integrarlo en el marco del estudiantazo nacional. Esto unido también a la propuesta del presupuesto nacional del gobierno que nos garantiza un año de mayor ahogo presupuestario a menos que enfrentemos.
Desde ahí medimos también al resto de las fuerzas estudiantiles que nos disputaban la conducción del Centro, principalmente a Confluencia (FPDS), en una elección muy cerrada por el alto grado de debate. Las posiciones de esta fuerza y la tercera en orden (basistas reaccionarios) no ponían en el debate la política del gobierno en general, ni la educativa. En una facultad muy cruzada por el debate en relación a la posición del gobierno como el mal menor (y en medio el fallecimiento de Kirchner), nos fue muy complicado pararnos como una fuerza que pueda impulsar otra salida a la crisis, enfrentando precisamente al gobierno pero siempre desde los problemas más sentidos por los estudiantes en los cursos.
Pero con convicción pudimos dar el debate a fondo y con cada estudiante o en cada cursada nos parábamos como mínimo 15 o 20 minutos. Esto nos permitió conocer bien las distintas opiniones y ver que todo está en debate, desde lo más particular del curso hasta el gobierno y la situación latinoamericana; la mayoría está en la discusión política y buscando un lugar para organizarse, este es el cambio más importante.
El eje principal de nuestra campaña fue “es un buen momento para avanzar” para darle sustento a esta idea partíamos de la situación latinoamericana signada por grandes luchas obreras, campesinas, estudiantiles, etc. Luego avanzábamos en enumerar la impresionante cantidad de luchas que se vienen desarrollando en nuestro país sobre todo después de Terrabusi y, por último, abordamos la inmensa lucha estudiantil que se desató este año con centro en las condiciones edilicias y el presupuesto y que acorraló al gobierno nacional que no pudo zafar del cachetazo.
Por otro lado, pusimos en debate la necesidad de confluir con el resto de los sectores golpeados por la actual política. En este sentido fue muy importante poder balancear el trabajo realizado junto a otros sectores en la Multisectorial contra el pago de la deuda externa, donde el centro de estudiantes jugó un rol fundamental, logrando que cientos de estudiantes participaran de la Consulta Popular que se desarrolló en mayo; también fue importante la unidad desarrollada con otros sectores en la lucha contra los tarifazos, en los actos por el bicentenario y en la lucha contra los tercerizados en Luz y Fuerza y en ferroviarios.
Así La Unidad logró ganar por tercer año consecutivo la conducción del CEH y la mayoría en la Asamblea Universitaria, así como en los departamentos por carrera de Historia, Inglés y Documentación.