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02 de octubre de 2010

El gobierno le pagó a los usureros 8.640 millones de pesos, mientras dice que no hay plata hasta marzo para el hambre y la desocupación que crecen, para los salarios de estatales y docentes, ni para los reclamos de los chacareros y el pueblo.

Los K pagan la deuda con el hambre del pueblo

Hoy 1278

1. Hay plata
El país es un tembladeral cada vez más revuelto. Por abajo, cada vez son más los que ya no pueden aguantar el empobrecimiento y la miseria. Por arriba, son una bolsa de gatos.
Dicen que Estados Unidos está saliendo de la crisis y eso va a sacar rápido al mundo de este infierno. Pura propaganda. Los países imperialistas gastaron billones de dólares para salvar a sus bancos y sus monopolios. Con las reglas de juego impuestas por la dependencia del imperialismo, que el gobierno de Kirchner cumple a rajatabla, la crisis se descarga sobre nuestros países oprimidos y la paga el pueblo.
Antes de las elecciones, el gobierno trató de tapar el crecimiento de la desocupación con los subsidios de $ 600 a 140.000 trabajadores, mientras crecían los despidos de trabajadores contratados y en negro. En los trabajadores de peores condiciones la desocupación creció del 15% al 22%, y en los que trabajan menos de 35 horas semanales trepó del 21% al 28% (Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica). Este aumento de la desocupación en los de más abajo provocó el hambre que se registra en el crecimiento de los que se acercan por comida a los movimientos sociales. Luego de las elecciones, se desató una oleada de despidos.
El hambre y la desocupación se dan junto con los tarifazos (267% en el gas) y la inflación, que devoran los salarios y jubilaciones.

Un reparto entre amigos
El gobierno K, los provinciales y municipales dicen: no hay plata hasta marzo para la crisis social.
Aunque el Banco Central “maquilla” sus cuentas sumando como propios dineros ajenos, tiene reservas propias por 30.700 millones de dólares (Crítica, 31/7). Además, el gobierno no para la fuga de divisas: huyeron 43.180 millones de dólares: 2.000 millones mensuales.
Cómo se ve, plata hay. La cuestión está en cómo se usa: el gobierno acaba de pagar $ 8.640 millones de deuda pública, tomando plata del Banco Central, el Nación, etc. No hacen lo que ya hicieron Rodríguez Saá y Duhalde: suspender los pagos de la deuda. Y usar esa plata para resolver las urgencias populares. Tampoco toman medidas serias para cortar la fuga de divisas.
Las provincias y municipios están mal, pero hay más de $ 8.000 millones de ATN para emergencias provinciales que no se han usado. El gobierno nacional aplica el Pacto Fiscal 1, impuesto por Menem, que robó un 15% del de los ingresos que les correspondían a las provincias: con los fondos de los ATN y derogando el Pacto Fiscal 1 habría un alivio federal.
Se mantiene el festival de subsidios y desgravaciones impositivas del “capitalismo de amigos” kirchnerista. Mientras los desocupados pagan el 21% de IVA al Estado en cada compra, los socios o testaferros del poder no pagan nada, o pagan muy poco, en sus negocios financieros, la minería, la pesca, entre otros. A las petroleras les acaban de dar un aumento del precio del gas en boca de pozo del 100%, y para el año próximo el 300%; la principal beneficiada es Repsol-YPF, empresa en la que los K tienen el 15% de las acciones.

2. El gobierno y las derechas
Dijimos después de las elecciones que el gobierno, muy debilitado, solo buscaba con el diálogo ganar “tiempo y oxígeno” para mantener su línea fundamental: el “capitalismo de amigos”, la “alianza estratégica” con China, y el pago de la deuda pública. Usan la plata de las “cajas” que no han terminado de saquear.
Los hechos han demostrado el fracaso del “diálogo”, con una negociación sobre una “reforma política”, en la que los Kirchner proponen hoy lo mismo que derogaron de un plumazo apenas fueron gobierno, y una nueva burla en las negociaciones con el campo.
¿Qué busca el gobierno cerrando la canilla de lo poco que goteaba a los de más abajo, en el momento en que las oleadas de la crisis sumergen a más y más sectores en el hambre? ¿Adónde va el gobierno calificando de “fascistas” a los pequeños y medianos productores agrarios y autocalificandose de “antifascistas”? ¿Trata de presentarse como “víctima” para justificar la represión y el Estado de Sitio? Sea lo que fuere, conviene estar prevenido de estas maniobras.

Las rutas y el Congreso
Buscando auparse en el debilitamiento del gobierno, las derechas opositoras tratan de marcarle la cancha al kirchnerismo desde el Congreso. La Asociación Empresaria Argentina (AEA), organización que nuclea a los más grandes oligarcas industriales, financistas y sojeros, jefes de monopolios y bancos de la burguesía intermediaria e imperialistas, y grandes terratenientes y grandes pooles, ha planteado un programa de 12 puntos que expresa a fondo los intereses de esos sectores. Ni la AEA, ni Biolcati en la Sociedad Rural, hablan, como es lógico, de dónde van a sacar el dinero para afrontar la crisis. El lógico, porque su plan de fondo es ajuste y devaluación, y una política de “contención” social y para impedir los estallidos de protesta y reprimirlos cuando se produzcan. El temor a los estallidos lleva a Macri, en medio de la miseria de la Capital Federal, a crear una policía para reprimir las luchas populares, a las órdenes del genocida “Fino” Palacios.
Sin enfrentar a la política kirchnerista no se podrán frenar las consecuencias sociales de la crisis. Además, Las derechas rivales al kirchnerismo cavan trincheras dentro del Congreso. ¿Qué garantías hay, para el pueblo, en éste Congreso, o el que asuma en diciembre y empiece a funcionar en marzo? Ninguna.
Solo cuando la lucha democrática lo impuso, a propuesta de la diputada Patricia Walsh y un puñado de legisladores progresistas, se arrancó la derogación de las leyes de “obediencia debida” y “punto final”, que hoy las derechas quieren eliminar para la “reconciliación” con los genocidas. Y solo cuando más de mil cortes de ruta, con millones manifestando, dejaron en el aire al gobierno kirchnerista, se impuso la derogación de la circular 125 para impedir que el país que estaba “al borde del incendio”, estallara, como dijeron Cobos y Reutemann.
Desde ya, en la medida en que se multipliquen las luchas populares y su confluencia en multisectoriales, no es imposible que se creen situaciones en las que se pueda imponer alguna medida favorable a las masas populares impulsada por los legisladores progresistas.
Pero, sin derrotar esa política kirchnerista y barrer con el poder oligárquico-imperialista, no se podrá impedir que los trabajadores, los campesinos y el pueblo paguen la crisis. Lo que exige avanzar, por el camino del Argentinazo y la rebelión agraria, sobre la base de la más amplia unidad popular, patriótica y democrática, en la que pese la fuerza de la clase obrera organizada en sus cuerpos de delegados.

3. El fuego calienta desde abajo
El kirchnerismo confía en que la fractura del bloque dominante le da resto para seguir con su política de derecha, recubierta con el doble discurso “nacional y popular”. Pero su fuerza política y sindical se está licuando, y se van rompiendo alianzas que lo sostuvieron.
Las derechas rivales del kirchnerismo buscan mostrarse como “ganadoras”, pero la pérdida de votos de Macri, o la de Reutemann en las recientes internas santafesinas, demuestran que muchos de los que los apoyaron lo hicieron solo para castigar al gobierno.
Unos y otros ocultan que el gran ganador fue el voto bronca. Y esa gran corriente ahora se une en la lucha con los que votaron a fuerzas progresistas, los que votaron candidatos para castigar a los K, y los que abandonan el barco kirchnerista al que apoyaron “por temor a las (otras) derechas”. Es la bronca frente al hambre, los despidos y los bajos salarios; frente a la venganza infinita de los K contra el campo y las volteretas de la Mesa de Enlace para apaciguar la lucha; contra las epidemias que se dejaron crecer para no “enturbiar” a las elecciones, la de los jóvenes que no consiguen trabajo ni pueden estudiar, y muchas broncas más.
La gran marcha multisectorial hacia Resistencia, Chaco, contra el hambre, por tierra, techo, trabajo, producción y federalismo, es una muestra de los que no aguantan más.
Los metalúrgicos aprietan a la dirección de la UOM que teme que le pase como a la dirección de Córdoba, como se vio en los silbidos a Caló. Sigue la lucha de los portuarios, que estuvieron en el abrazo al Indec. ATE marcha a un paro y movilización nacional. Los triunfos de los petroquímicos de Bahía Blanca, los azucareros de Salta, y la lucha prolongada de los petroleros muestran que la clase obrera se colocó en el centro de la política. En las fábricas crece la corriente de jóvenes obreros que enfrentan a las patronales, rebalsan a los jerarcas sindicales traidores y conciliadores, y disputan la dirección de las luchas desde los cuerpos de delegados, comisiones internas y asambleas.
Como mostraron los tamberos, también en el campo hay voluntad de lucha y descontento con las posiciones apaciguadoras de la Mesa de Enlace.
Desde abajo crece algo muy grande. Es una gran unidad multisectorial de los que enfrentan la política kirchnerista que descarga la crisis sobre el pueblo, con los trabajadores en el centro. Lo que va creando condiciones para una gran unidad de todos los sectores obreros y populares, patrióticos y democráticos para hacerle pagar la crisis a los imperialistas, los monopolios, los bancos, los grandes pooles y grandes terratenientes.
Con el país convertido en un tembladeral, la situación es muy inestable. Por el polvorín que se acumula por abajo, y la fractura de los de arriba. Una situación en la que hay que prepararse para cambios bruscos. Las enseñanzas del Argentinazo y la rebelión agraria marcan el camino para terciar, aprovechando las contradicciones entre grupos de poder, con independencia programática y de acción, para conquistar un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático, que abra el camino a liberación nacional y social.