El proceso de centralización y concentración monopolista ha empujado la creación de grandes mercados regionales unificados con vistas a crear bases de apoyo para la disputa de los mercados del Tercer Mundo y las fuentes de materias primas.
El proceso de centralización y concentración monopolista ha empujado la creación de grandes mercados regionales unificados con vistas a crear bases de apoyo para la disputa de los mercados del Tercer Mundo y las fuentes de materias primas.
Los EE.UU. han creado un mercado común con Canadá, en el que piensan incluir a México. En 1992 se constituirá el Mercado Común Europeo. Los monopolios de fuera de Europa se preocupan por “tener un pie” en ésta para 1992, mientras los monopolios europeos tienen como consigna “defender a Europa”. Japón aspira a crear un mercado común con Hong Kong, Singapur; Taiwán y Corea de Sur, países en los que ya tienen una gran fuerza sus
bancos y empresas, y al que se agregarían los países del sudeste asiático agrupados en la ANSEA (Tailandia, Birmania, Indonesia, entre otros).
Este proceso de unificación supranacional no borra las contradicciones y disputas, seculares, entre países como Alemania, Francia o Gran Bretaña. Más aun éstas se han agudizado ante el acelerado proceso de reunificación alemana. No se puede asegurar que el proceso de reunificación europea se hará por el camino pacífico. Hasta ahora Alemania Federal (al igual que Japón, en Asia) respetó relativamente el chaleco de los acuerdos posteriores a la Segunda Guerra Mundial (desarrollando fuera de su territorio la experimentación de armas sofisticadas) pero nadie puede garantizar que esto siga siendo así en el futuro.
Alemania Federal es la locomotora, actualmente, de la unidad europea. Los franceses aceptan hasta ahora este hecho y abren posibilidades de penetración a los monopolios alemanes en sus ex colonias africanas, a cambio de iguales facilidades en Sudáfrica, Turquía y países del Centro y el Este de Europa. Pero bastó la supresión del muro de Berlín para que el fantasma de la reunificación alemana, y las perspectivas de que ésta exija la revisión de las fronteras de 1945, llevasen gran inquietud a los franceses, checoslovacos, polacos y de otros pueblos. A su vez Gran Bretaña, que tiene superioridad en la producción agropecuaria y en la industria bélica, presiona a sus aliados (principalmente a Alemania) para que tomen compromisos en la industria bélica, y la defensa europea, y abandonen la política de subsidios a la producción agropecuaria de otras naciones del Mercado Común. La posibilidad de la reunificación alemana ha reforzado la tendencia de Gran Bretaña a intensificar sus relaciones diplomáticas con sus ex colonias del Comenwealth (Australia, Nueva Zelanda, Canadá, India, países árabes) y países en los que tuvo tradicional influencia, como los del Cono Sur de América del Sur e Islas del Caribe.